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Guillermo Galván sitúa su nueva novela negra, 'Tiempo de siega', en el Madrid de la posguerra

Antonio Castillejo

Martes 5 de marzo de 2019

3 minutos

Narra la historia de un ex policía condenado en Cuelgamuros con una misión que podría liberarlo

Portada Tiempo de siega
Antonio Castillejo

Martes 5 de marzo de 2019

3 minutos

En el Madrid  de 1941, el Madrid de la dura posguerra, Carlos Lombardi, un inspector criminalista condenado por lealtad a la República debe resolver un sangriento asesinato. Si lo consigue puede que vuelva a ser libre. Esta es la trama con la que Guillermo Galván (Valencia, 1950) parte para conformar su nueva novela negra, Tiempo de siega (Ed. Harper Collins).

La novela nace “tras una larga cocción; reflexiva, por supuesto. Hay un precedente en mi obra Antes de decirte adiós, que ya apunta al mundo policíaco durante el franquismo de los primeros sesenta. En este caso, he querido acercarme más a la inmediata posguerra, un período con suficiente potencial novelístico en sí mismo y que permite, por su proximidad, una referencia nada forzada a la reciente Guerra Civil”, explica Guillermo Galván.

Lombardi, cumple redención de pena en Cuelgamuros trabajando en la construcción del  mausoleo del Valle de los Caídos. Pocos días antes de Navidad es inesperadamente liberado y trasladado a las dependencias de la Policía, donde le recibe su antiguo jefe Balbino Ulloa, a quien años atrás ayudó a no ser expulsado del cuerpo facilitándole un improvisado carné del Frente Popular.

La policía franquista

El autor rememora como “los primeros policías policías franquistas fueron, naturalmente, aquellos que se sumaron al golpe militar, y sus mandos provenían de la Guardia Civil o el Ejército. Pero como resultaban insuficientes para cubrir las necesidades del Nuevo Estado,  a mediados del cuarenta y uno se realizó una nutrida leva de falangistas y ex combatientes que carecían de la necesaria formación. Hay que esperar al cuarenta y dos para encontrar la primera promoción profesional de la dictadura. Mención aparte merece la Brigada de Información Social (tristemente conocida como la Político-Social), obra casi personal, en su aspecto formativo e ideológico, de Paul Winzer, jefe de la Gestapo en España y hombre de confianza de Himmler”.

La policía del Nuevo Régimen le necesita para resolver un caso que a pesar de lo escandaloso no se ha filtrado a la prensa: el asesinato de un sacerdote que ha sido degollado, torturado y castrado. El horrendo crimen parece haber sido cometido por el mismo asesino al que Lombardi pisaba los talones en 1936, justo antes del inicio de la Guerra y Ulloa le insta a hacerse cargo de la investigación como una ‘comisión de servicio' y la promesa de un posible indulto en el futuro.

Guillermo Galvan. Foto: Wilma Lorenzo

Madrid como protagonista

Este es el planteamiento de Tiempo de siega en el que hay también un omnipresente protagonista, Madrid. “Una ciudad física y moralmente destrozada. Una ciudad hambrienta y enferma, que en los dos primeros años de posguerra registró tantos fallecimientos como los que había sufrido durante todo el asedio. Una ciudad sin trabajo, con miles de encarcelados y otros miles bajo el temor de una delación. Una ciudad de mujeres enlutadas, tullidos, uniformes y sotanas. Una ciudad con la silueta de Franco y el emblema de Falange pintados en las paredes, y engalanada con los símbolos y banderas de las potencias del Eje. Una ciudad donde los nazis tejen y destejen a su antojo”, explica Guillermo Galván.

El autor decidió ambientar su nueva novela en los primeros años del franquismo porque “los regímenes dictatoriales se edifican sobre la corrupción más obvia, que es la negación de la libertad individual y social. En torno a este secuestro brotan todo tipo de corruptelas, que si son protagonizadas por personajes leales al sistema suelen quedar impunes, de ahí nacen buena parte de las grandes fortunas de años venideros. Pero no se trata solo de enriquecimiento ilícito, el poder protege el asesinato, el abuso, la explotación, la marginación, el crimen moral. Las entrañas de una dictadura siempre son negras, una fuente impagable de inspiración para la novelística de ese color”, concluye el autor, ganador del Premio Tiflos y el Premio Felipe Trigo, al hablar de ésta su octava novela.

 

Sobre el autor:

Antonio Castillejo

Antonio Castillejo

Antonio Castillejo es abogado y periodista. Comenzó su carrera profesional en la Agencia Fax Press dirigida entonces por su fundador, Manu Leguineche, en la que se mantuvo hasta su desaparición en 2009. Especializado en información cultural y de viajes, desde entonces ha trabajado en numerosos medios de prensa, radio y televisión. Actualmente volcado con los mayores en 65Ymás desde su nacimiento.

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