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Publicado a finales de 2019 en Australia, el boca oreja y las entrevistas con su autor hicieron que el libro escrito por Eddie Jaku, que hoy ya tiene 101 años, El hombre más feliz del mundo, poco a poco fuera encaramándose en las listas de ventas hasta convertirse en un fenómeno editorial sin parangón en su país de origen, siendo además premiado como la mejor biografía del año por la Australian Book Industry.
Empezó entonces un recorrido internacional que le llevaría al número uno de ventas en Estados Unidos y que hoy hace que el libro se haya traducido a más de 30 lenguas y se haya publicado en 50 países, entre ellos España donde acaba de llegar a los escaparates de las librerías de la mano de la editorial Planeta.
La extraordinaria vida de un superviviente de Auschwitz
Eddie Jaku nació en Alemania, donde creció en el seno de una familia judía, orgulloso de ser un ciudadano alemán más en las calles de su Leipzig natal. Una ciudad a la que amaba y a la que al final de la Segunda Guerra Mundial juró no regresar jamás. El autor estaba convencido de vivir en una de las sociedades más progresistas del mundo, donde las artes destacaban, y sus habitantes vivían felices.
"Nos considerábamos primero alemanes, después alemanes y, por último judíos. Nuestra religión no revestía tanta importancia para nosotros como el hecho de ser buenos ciudadanos de nuestra querida Leipzig", escibe Jaku
Llegó la primera Gran Guerra, Alemania perdió, y las consecuencias hicieron estragos entre su población. La inflación ascendió, la comida escaseaba y el descontento social aumentaba. Esos factores fueron determinantes para el ascenso de Hitler al poder. Entonces todo cambió, los amigos se convirtieron en enemigos y comenzaron a volcar en el pueblo judío, y en todo aquel que fuera diferente, toda su rabia y su frustración. Como bien expresa el autor cuando dice: "La ira conduce al miedo, y este al odio, y este a la muerte".
El delirio antisemita nazi contrastaba con los siglos anteriores donde la comunidad judía fue una parte fundamental del tejido social de Leipzig. Incluso desde la Edad Media el mercado se celebraba en viernes para respetar el Sabbat judío.
"¿Qué les había pasado a mis viejos amigos alemanes para convertirse en asesinos? ¿Cómo es posible considerar como enemigo al que había sido amigo, infundir semejante odio?" se pregunta Eddie Jaku que ya en el prólogo de sus memorias nos ofrece su amistad y nos contagia su filosofía al escribir que "la vida puede ser hermosa si haces que lo sea".
La década anterior al estallido de la segunda Guerra Mundial, fue poco a poco, despojando de derechos a los ciudadanos judíos que vivían en Alemania. El propio Eddie se vio obligado a usar una identidad falsa para poder continuar sus estudios de ingeniería mecánica, y durante cinco años de su vida fue Walter Schleif. En los años posteriores este aprendizaje le salvaría la vida en numerosas ocasiones. Lo que nadie imaginaba en aquel momento es hasta dónde llegaría la crueldad y el sin sentido del Tercer Reich.
Jaku fue arrestado por los nazis y llevado a los campos de concentración de Buchenwald y Auschwitz, donde le hicieron trabajar como ingeniero. Tras varios intentos, en 1945 logró escapar de una marcha de la muerte y fue rescatado por unos soldados americanos. Después de vivir un tiempo en Bélgica, en 1950 se trasladó a Australia con su familia, donde vive felizmente desde entonces con su esposa, Flore, con la que lleva 74 años casado.
Aprovechar al máximo cada minuto de vida
Este maravilloso centenario mantiene la sabia teoría que la felicidad no cae del cielo, y está en nuestras manos, radica en nuestro interior y en las personas que amamos. Además, la felicidad es lo único en este mundo que se multiplica cada vez que la compartimos.
Eddie Jaku se dio cuenta de ello al finalizar la guerra mientras se recuperaba en el hospital de cólera, fiebre tifoidea y desnutrición, ¡pesaba solo 28 kilos! Allí hizo la siguiente promesa: "En ese momento, juré a Dios que, si vivía, me convertiría en una persona totalmente nueva. Juré que abandonaría el territorio alemán y que jamás regresaría al país que me lo había dado todo y que luego me lo había arrebatado. Juré que dedicaría el resto de mi vida a resarcir el daño que los nazis habían causado al mundo, y que aprovecharía al máximo cada minuto de mi vida".
Eddie Jaku, el hombre más feliz del mundo
El hombre más feliz del mundo, es mucho más que las memorias de un superviviente de Auschwitz, son las enseñanzas de vida de un ser humano excepcional, que visitó el infierno de los campos de exterminio nazi y volvió para narrarlo con una prosa honesta y estremecedora. Escrito con un estilo directo y sencillo, hablamos de un libro que está llamado a ser un clásico de la literatura.
Esta obra también es un canto a la esperanza, a la amistad, y a la solidaridad que encontró en su camino. Pero sobre todo es la constatación de que no hay mejor medicina para sanar profundas heridas que el amor.
"Coger en brazos por primera vez a mi primer hijo, Michael, me pareció un milagro. En ese preciso instante, las heridas de mi corazón cicatrizaron y me vi colmado de felicidad de nuevo. A partir de aquel día, fui consciente de que era el hombre más afortunado del mundo. Juré que desde ese día hasta el fin de mi vida sería feliz, amable, servicial y bondadoso. Que sonreiría", explica Eddie Jaku.