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La escritora Julia Navarro publica nueva novela, De ninguna parte (Plaza & Janés), afirmando que la experiencia de llevar una de sus obras al audiovisual ha resultado "agridulce" y no tiene "ningún interés" en que sus otras novelas acaben en televisión.
"Es verdad que no se puede decir de este agua nunca beberé, pero no es algo que yo vaya a buscar", ha señalado a Europa Press la novelista, quien ha visto recientemente cómo su obra Dime quién soy llegaba a plataformas de la mano de Movistar.
"Yo escribo novelas, no guiones. La experiencia con Dime quién soy ha sido agridulce, muy agria al principio y muy dulce al final. De hecho, han sido años muy complicados y me peleaba muchísimo con José Manuel Lorenzo (productor de la serie), a quien intentaba desanimar para que no siguiera", ha contado con humor Navarro.
En De ninguna parte se dan la mano más que nunca sorprendentemente la realidad y la ficción: es la historia de exiliados libaneses en Francia con el terrorismo islámico como telón de fondo. También Afganistán tiene su espacio en la novela, y Julia Navarro reconoce que estas coincidencias mediáticas se deben a que es "una obra de actualidad".
"En las últimas décadas ha habido atentados terribles como los de Charlie Hebdo o Bataclán, y eso demuestra que es un problema que está ahí", ha defendido la autora, quien admite haber "sentido una rabia inmensa por la actitud irresponsable" de Estados Unidos en la crisis de Afganistán.
"No han sido capaces de ayudar a construir unas instituciones fuertes y, además, da mucha rabia la situación en la que van a quedar a las mujeres. La operación de irse de Afganistán, aún a pesar de estar orgullosa de cómo lo ha hecho el ejército español, es un fracaso de Occidente, pero fundamentalmente de Estados Unidos", ha lamentado.
"Los pelos de punta" con los campos de refugiados
Las críticas hacia Occidente y la UE han continuado, especialmente en contra de las políticas de inmigración de los últimos años. "¿Está haciendo la UE las cosas bien? A mi entender no, no se están poniendo medios para que la integración sea más satisfactoria. Y no tengo respuestas de cómo mejorarlo, pero es que mi papel es plantear el problema", ha defendido.
Para Navarro, Europa tiene "un problema" al no poner en marcha ayudas para las personas que vienen de fuera, un flujo migratorio que no va a detenerse. "Por muchos muros que se levanten, no servirán de nada, es la historia de la humanidad: personas que dejan sus cosas por circunstancias terribles", ha apuntado.
En De ninguna parte, Francia es el país de acogida de estos exiliados, un territorio que ha sido el máximo exponente de este choque de culturas. "Los jóvenes de vez en cuando explotan y es la manifestación de su rabia por la marginalidad. Me pone los pelos de punta que en la UE haya campos de refugiados para los inmigrantes", ha criticado.
La islamofobia
Navarro tampoco elude hablar de las dificultades para escribir sobre el fanatismo religioso, en este caso del Islam. "Quizás cuesta más porque hay un cierto prejuicio de que alguien salte acusándote de islamofobia: sí que existe ese miedo de que cualquiera te etiquete", ha reconocido.
No obstante, ha defendido la opción de los creadores y periodistas de contar las cosas "desde el rigor y el respeto". "Si uno ve esas imágenes de ejecuciones, se puede horrorizar porque estamos ante el asesinato de seres humanos. Los hechos son los hechos", ha concluido la autora de La hermandad de la Sábana Santa.