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El escritor Luis Landero, Premio Nacional de las Letras Españolas 2022, asegura que escribe "todas las mañanas de todos los días del año" y que siempre ha tenido "mucha inquietud por contar", aunque algunos de sus libros le salieron de forma más fácil porque "ya estaban dentro" de él.
"Un escritor no elige los temas, sino que es elegido por los temas. Los temas de uno, es decir, los demonios literarios que habitan dentro del escritor están ahí; hay historias que están a la espera de salir, que son nuestras obsesiones o en realidad nuestras experiencias, que hace falta que, como en el arpa de Becquer en un rincón olvidada, unas manos las despierten", ha señalado en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander, donde ha protagonizado uno de los 'Martes Literarios'.
A su juicio, "lo más personal es lo más original", y "lo más personal está dentro de nosotros", aunque "a veces no está a la vista, sino que tenemos que trabajar para encontrar esas historias. Es cuestión de persistencia".
Tres décadas narrando
Antes que narrador, Landero fue primero poeta y, además, más tarde, guitarrista y luego profesor. Esa trayectoria vital fue la que lo llevó hasta su primera novela, Juegos de la Edad Tardía, Premio Nacional de Literatura y Premio de la Crítica en 1991.
El escritor destaca que en su familia había "muchos y muy buenos narradores, como es propio de la tradición campesina, que cuentan muchas cosas que se van heredando de generación en generación". Así, él "no tuvo libros", pero tuvo "muchos relatos orales", de manera que creció "enamorado del arte de fabular, del arte de contar".
El extremeño dice que era poeta desde los 15 años, pero "como no era buen poeta, me pasé a la prosa, que era realmente lo mío, contar historias".
"Creo que en el fondo lo que había en mí era mucha inquietud por contar. Pero no solamente la pasión de contar, sino que también en mi infancia aprendí lo que es el lenguaje oral. No solo la literatura oral, sino el lenguaje oral. Esa forma de hablar tan propia, tan rica, tan personal, que tenían los campesinos de toda la vida, que no es el lenguaje vulgar, sino el lenguaje popular", explica.
Así, cuenta que su ideal a la hora de escribir es "la armonización, la mezcla del lenguaje oral con el lenguaje escrito, de la tradición oral con la tradición culta".
Landero asegura que escribe todos los días y que, de lo contrario "no sabría qué hacer por las mañanas". "Aunque no me salga nada, aunque ese día no esté inspirado, o que esté torpe, no obstante, enredo, hago que hago, estoy en la mesa dándole vueltas a las cosas, o leyendo, pero estoy amarrado al duro banco, remando".
Y es que, a su juicio, para "todo lo que el hombre ha hecho a lo largo de la historia que ha merecido la pena, lo ha hecho desde la concentración, la lentitud y la soledad". En este sentido, aboga por "aprender a estar solos y a estar bien solos con nosotros mismos".