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La historiadora Marylène Patou-Mathis publica El hombre prehistórico es también una mujer (Lumen), una mirada al Paleolítico que cuestiona la "visión establecida" de género por la que los hombres eran cazadores y las mujeres las encargadas de los cuidados domésticos.
"Hay más cazadoras y guerreras en la Prehistoria de lo que nos han contado y lo único que yo digo es que es posible que las tareas estuvieran repartidas entre hombres y mujeres. Lo que pasa que a mí me dicen demuéstralo, cuando si es al contrario, que se afirma que son los hombres los que han hecho algo, esa demostración no se pide", ha explicado en una entrevista con Europa Press la historiadora.
En su libro, Patou-Mathis habla de las sociedades prehistóricas más antiguas, cuando los hombres eran cazadores y recolectores y las tribus nómadas. "Es importante no aplicar a este periodo la forma en que vemos las cosas en nuestra sociedad: siempre se ha asumido que determinadas tareas eran masculinas sin que haya pruebas arqueológicas que lo demuestren", ha defendido.
Por ejemplo, ha recordado cómo hasta el uso del ADN con los restos óseos encontrados de humanos del paleolítico, siempre que había esqueletos de personas robustas "se atribuían a los hombres". "Pero es que no es cierto que la mujer fuese menos robusta y, con la llegada de las nuevas técnicas, en algunos casos se ha demostrado lo contrario", ha explicado.
La Prehistoria es una disciplina que nace en el siglo XIX, con una "sociedad patriarcal" especialmente en la Europa occidental donde surge. "Lo que hicieron esos investigadores fue un calco de lo que vivían y lo trasladaron a las primeras sociedades prehistóricas: se presupuso que las mujeres eran inferiores respecto a los hombres, un sexo subordinado y siempre en casa", ha lamentado.
1950: Primera prehistoriadora
No fue hasta el año 1950 cuando arriba a la disciplina la primera mujer prehistoriadora. Y, a partir de ese momento, empieza también a aplicarse a la investigación ese punto de vista femenina, como ha ocurrido con las famosas venus. "Siempre se ha mostrado este tipo de imágenes de mujeres con grandes senos, pero hay otras imágenes muy logradas de otras mujeres vestidas. De hecho, el nombre de venus se les dio porque eran los hombres los que analizaban esas figuras: es como en el cine, con una mirada siempre masculina", ha alertado.
Patou-Mathis ironiza con los documentales de la Prehistoria que muestran a "los hombres trabajando y las mujeres limpiando la cueva", y cuestiona el uso del lenguaje para referirse a estas tribus. "El hombre de neandertal para mí es un esqueleto descubierto en 1856, si no, estamos hablando de los y las neandertales. Siempre se dice el hombre que tallaba las herramientas, el hombre de Lascaux y deberíamos hablar de humanos", ha criticado.
Castas, élites y esclavos
La historiadora ha aclarado que los clanes de los que habla en su libro estaban formados por alrededor de una treintena de individuos --en los que había relaciones de consanguinidad y no se sabía quiénes eran los padres de cada uno-- que distribuían sus actividades "basadas no tanto en el género, sino en la competencia". ¿Por qué iba a haber una única forma de hacer las cosas? Había muchas tribus distintas", ha afirmado.
Esto comenzó a cambiar con la llegada del neolítico, donde se pasa a domesticar los animales y a cultivar las plantas cultivar y eso produjo una serie de cambios: castas, élites y esclavos. "Toda la estructura social empieza a modificarse, las mujeres empiezan a proteger más las cosas y se centran en ello y los hombres optan por ser los que salen del entorno", ha destacado.
Patou-Mathis cree que esta perspectiva no supone negar "el sufrimiento de las mujeres a lo largo de toda la Historia", sino que aporta cuestiones "positivas" al debate de género. "Lo que viene a decirnos esto es que la mujer, por naturaleza, no tiene que estar dominada por el hombre ni el hombre tiene que dominar, una creencia que se introdujo poco a poco socialmente", ha concluido.