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El escritor y cineasta David Trueba se sumerge en las vicisitudes de una campaña electoral ficticia en su nueva novela, Queridos niños (Anagrama), protagonizada por un asesor de la candidatura de un partido de derechas a la presidencia del Gobierno.
En una entrevista con Europa Press, ha considerado que "la representación y la retransmisión de lo que se dice se está comiendo la propia esencia de una campaña electoral" y que por eso la gente pierde la fe en que las promesas de campaña tengan algún valor.
Así, ha dibujado un protagonista (Basilio, apodado El hipopótamo) que, pese a no tener carné de partido, es fichado como asesor encargado de escribirle los discursos a la candidata de Los cuervos, una formación de derechas que quiere distanciarse de los casos de corrupción de su pasado.
"Es un descreído y un cínico", según el autor, y muestra a menudo comportamientos misóginos y autodestructivos, además de reconocer sin tapujos ante el lector sus malas praxis profesionales, pero se le introduce en una campaña donde el objetivo es presentar al candidato como a alguien puro.
Peso del lenguaje en la política
Que Basilio trabaje sobre todo con la palabra ayuda al escritor a describir cómo, en campaña, "casi siempre los hallazgos son más dialécticos que políticos: que uno ha encontrado un lema, o una frase concreta, o una narrativa --que se dice ahora-- que funciona y cala muy hondo en la gente. Y luego, a esperar que el accidente sea a favor".
Ha dicho que un ejemplo está en el uso de la palabra libertad en la campaña de Isabel Díaz Ayuso a presidir la Comunidad de Madrid: "Oportunistamente servía para una cosa que le venía muy bien a una candidata, y la utilizó con mucha destreza. Otra cosa serán las contradicciones a las que esa palabra le lleve en su acción de gobierno, que van a ser totales".
El autor de Tierra de campos, Blitz o Cuatro amigos ha apuntado que ha escogido escribir sobre la derecha porque "ha sabido expresar mejor las contradicciones del rival" y transmitir más sensación de autenticidad que los candidatos de izquierda.
Además, cree positivo describir a un personaje y a una formación contraria a su ideología: "En ese desarmarte a ti mismo está la construcción. Te tienes que enfrentar a ideas que no compartes para tratar de analizar por qué seducen".
Sátira y documentación
Trueba ha justificado su uso de la sátira como registro porque es una persona "poco solemne", y cree que el humor da una distancia y desacraliza las cosas y ayuda a verlas mejor.
No obstante, ha destacado que fue encontrando el tono a través de la documentación: ha hablado con algún político, con periodistas que han seguido campañas y con asesores.
Esta tarea le ha hecho darse cuenta de que "la gente critica a veces demasiado superficialmente a la política: no se dan cuenta de que el político también tiene que someterse a un examen brutal, el de las elecciones".
El "círculo vicioso" de la superficialidad
Para él, el voto no siempre responde a valores muy profundos, sino que a veces es susceptible a aspectos más banales, por lo que "es normal que busquen triunfar dentro de ese valor superficial porque les va a dar rédito. Es un círculo vicioso".
Además, ha comentado que el título del libro (la forma que usa Basilio para referirse despectivamente a los votantes) refleja la "infantilización" de la sociedad que busca la política.
La sagrada familia
También ha explicado que su serie documental sobre la familia del expresidente de la Generalitat Jordi Pujol, La sagrada familia, ya está acabada y debería emitirse en octubre.
"Estoy muy contento del resultado dentro de que no es un programa de investigación, sino de testimonios, análisis, recorrido y encontrar claves", ha dicho.