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El periodista David Remartínez (@davidrem) repasa en Una historia pop de los vampiros (Arpa) las transformaciones sufridas en la ficción por estas criaturas de la noche a lo largo de las últimas décadas, hasta llegar a ser "casi hasta unos defensores del ser humano".
"Los vampiros de ahora han incorporado las contradicciones de los humanos, pero también sus sueños. No me parece que esté mal: si ahora te convirtieses en vampiro, puedes llevar una vida inmortal, pero sintiendo más", ha comentado con humor en una entrevista con Europa Press el autor.
Remartínez comenzó desde muy joven a sentir una atracción por las historias de vampiros, que "aunque daban miedo, prometían otra vida y eso era mejor". En su libro, hace un repaso de figuras amigables como la del simpático Conde Draco de Barrio Sésamo, otras más terribles como el Lestat de Entrevista con el vampiro, y también contemporáneos como Eve –la protagonista de 'Solo los amantes sobreviven'–.
Todos ellos conforman el imaginario de un 'vampiro pop', que aunque parezcan inofensivos, "asustan cuando quieren, aunque sea para defender a alguien". "Los vampiros de ahora, a través de movimientos como los del feminismo, han incorporado la defensa de los marginados. Digamos que se han puesto del lado de los perdedores", ha añadido.
Crepúsculo ha supuesto un impulso muy importante para la renovación del imaginario vampírico, aunque Remartínez recalca que se trata de "una saga muy circunstancial". "En cualquier caso, tiene una gran importancia por el replanteamiento de los vampiros que propone y no ha habido después una saga con tanto impacto mundial: cualquier revisión del vampiro ayuda a avanzar, te guste más a menos", ha explicado.
No os he contado que el tercio final de UNA HISTORIA POP DE LOS VAMPIROS (Eve, Fernand y Agatha) es un tratado arrebatado sobre el placer, el amor y la muerte que pone los pelos de punta. pic.twitter.com/N17pKHBmYN
— Pedro Vallín (@pvallin) September 29, 2021
Sin embargo, el autor ha reconocido que Crepúsculo solo es capaz de emocionar hoy en día "a los que eran adolescentes cuando la vieron". Además, tiene un aire conservador, ya que "la autora de las novelas es mormona y la publicación pilló en una época de transición, en 2008, que es cuando nuestro mundo comienza a cambiar y surgen los partidos de ultraderecha", ha justificado.
Lo cierto es que Remartínez considera que esta nueva percepción de los vampiros haría "tirarse de los pelos" a Bram Stoker –el creador de Drácula–, ya que él "siempre estuvo buscando la posteridad y escribir una obra maestra" y no tuvo ese reconocimiento en vida. En cambio, al mítico actor Christopher Lee --intérprete de varios monstruos en el cine--, "le gustaría, porque acabó harto del personaje y viendo su trayectoria, se tomó con humor la deriva".
También ha cambiado otro clásico en las historias de los vampiros: el amor –potenciado hasta la romantización absoluta en el clásico de Coppola, Drácula–. "El vampiro clásico lo utilizaba desde el punto de vista 'donjuanesco', con un conde aristócrata que seducía las mujeres y se aprovechaba de ellas. Ahora el amor entre vampiros solo surge de igual a igual", ha indicado.
Preguntado por la aportación de España al mundo vampírico, Remartínez reconoce que "se ha tirado más por la parodia y lo cañí, porque tira el carácter nacional". "Desde Chiquito de la Calzada con su conde Brácula, la cinta de Zulueta Arrebato, u obras de teatro que lo han replanteado, se han hecho cosas chulas. Pero llegamos muy tarde, como con toda la cultura pop, y siempre hemos ido un paso por detrás. No ha acabado de cuajar", ha concluido.