No hay futuro sin memoria. Hubo un tiempo, hace apenas 100 años, en el que las mujeres no tenían reconocidos derechos tan básicos como el derecho a la propiedad, a la tutela de los hijos o ni si quiera el derecho a voto. Su figura dependía siempre de la de un hombre y la igualdad entre sexos no era más que una utopía. No fue hasta la larga e intensa lucha de las sufragistas británicas lideradas por Emmeline Pankhurst a principios del siglo XX cuando se consiguió avanzar en el reconocimiento del derecho a voto femenino en Europa. Una victoria de un grupo de revolucionarias que cambió la historia para siempre.
Este derecho se conquistó en el territorio británico parcialmente en febrero de 1918 y finalmente en 1928. En España, el voto femenino se aprobó en 1931, gracias a personalidades como Clara Campoamor, una ferviente política feminista que luchó por este derecho durante la segunda República. Esta semana, con motivo del Día Internacional de la Mujer, recomendamos un viaje a los inicios de este movimiento, a través de la película Suffragettes (Sarah Gavron, 2015), y la novela gráfica en la que se inspira la cinta, Sally Heathcote: Suffragette (La Cúpula), de Mary M. Talbot, Kate Charlesworth y Bryan Talbot.
Acciones más que palabras
La película, que se pasará en el ciclo Mujeres de A Coruña este viernes 8 de marzo, recuerda el inicio del movimiento feminista desde el punto de vista de un grupo de mujeres inglesas lideradas por una madre, esposa y empleada de una lavandería interpretada por Carey Mulligan. La cinta retrata el viaje hacia la conciencia política de esta joven, que se irá acercando al movimiento Women´s Social and Political Union (WSPU) creado por Emmeline y Christabel Pankhurst en 1903, más conocido como suffragettes.
Sus actuaciones, que llegaron a ser unas de las más influyentes dentro del activismo político a favor del reconocimiento de los derechos de la mujer, defendían “acciones, más que palabras”, tal como recita el personaje de Emmeline Pankhurst interpretado por una Meryl Streep, que aparece en la cinta tan solo como un ‘flash inspirador’.
Fuente: Libro “Sally Heathcote: Suffragette” (La Cúpula)
Una lucha de hombres y mujeres
El feminismo no ha sido nunca un fenómeno homogéneo. Entre finales del siglo XIX e inicios del XX, se originaron en Reino Unido dos movimientos paralelos en defensa del sufragio femenino. El primero fue el grupo moderado encabezado por Millicent Garret Fawcet, fundadora del National Union of Women’s Suffrage Societies.
Y por otro lado, el WSPU, creado posteriormente por Pankrust ante la falta de resultados de la estrategia moderada. Este otro movimiento era partidario de acciones más radicales, desde la desobediencia civil acuñada por Henry David Thoreau a explotar buzones, perseguido por las autoridades.
La película dirigida por Sarah Gavron, recalca además aspectos que pueden ser desconocidos para algunos, como que no todas las sufragettes eran mujeres, las detenciones injustificadas de manifestantes y las duras condiciones de su paso por prisión, que incluía la alimentación forzada durante las huelgas de hambre, tal como señala Jacqui Turner, profesor de historia moderna de la Universidad de Reading.
El guión no se olvida tampoco de los políticos que parecían apoyar a las mujeres como el ministro de Hacienda David Lloyd George, pero que finalmente no escucharon sus aportaciones. Como respuesta, no exenta de polémica, su mansión fue bombardeada en 1913, por lo que Pankhurst fue condenada a tres años de prisión.