Hace 25 años, el viernes 6 de septiembre de 1994, moría en Nashville, a los 50 años, uno de los músicos fundamentales, y tristemente poco conocido, de la música de los 60 y 70, Nicky Hopkins. Nunca sintió la necesidad del protagonismo, tan sólo publicó tres discos con su nombre, pero su discografía como pianista y teclista de sesión es inmensa. Intervino en los mejores discos de aquella época dorada realzando la música de figuras como The Kinks, The Who, Joe Cocker, David Bowie, Ella Fitzgerald, Jeff Beck, The Rolling Stones, The Beatles...
Su carrera comenzó en 1960 tocando el piano para Screaming Lord Sutch’s Savages, formación que poco después recibiría al guitarrista Ritchie Blackmore, alma mater de los futuros Deep Purple, para más tarde recalar en The Cyril Davies All Stars, uno de los grupos pioneros del Rythm & Blues británico.
El imprescindible
De niño se le diagnosticó el mal de Crohn una enfermedad inflamatoria intestinal que le producía un agudo dolor abdominal que le obligó a pasar varias veces por el quirófano y le empujó a concentrar su trabajo en los estudios de grabación, lejos de largas giras alejado de casa.
Su prestigio como pianista de sesión creció rápidamente, como la espuma, y trabajó en discos sencillos de The Kinks y Donovan antes comenzar su relación con The Rolling Stones con los que colaboró en 13 álbumes, entre ellos Between the Buttons, Their Satanic Majesties Request, Beggars Banquet y Let it Bleed disco que simultaneó con la grabación de una de esas grandes joyas de la música, incomprensiblemente ocultas, que fue el álbum Jamming With Edward, junto a Mick Jagger, Bill Wyman, Charlie Watts y Ry Cooder mientras los cinco esperaban a Keith Richards en París. De hecho, Edward era el apodo de Nicky Hopkins.
En 1965 fue el pianista en el primer y fundamental disco de The Who, My Generation, y el responsable del piano en el Revolution de The Beatles, trabajo por el que cobró seis libras con diez chelines, poco más de 100 euros de hoy en día. También intervino en discos en solitario de George Harrison, Ringo Starr y el Imagine de John Lennon.
Fue así mismo uno de los creadores del sonido San Francisco trabajando con bandas como New Riders of the Purple Sage, Steve Miller Band, The Jeff Beck Group -donde coincidió con Rod Stewart y Ron Wood- o Jefferson Airplane con los que estuvo presente hace 50 años en el legendario festival de Woodstock.
Momentáneamente recuperado de sus problemas intestinales se embarcó en grandes giras como las de la Jerry Garcia Band o el Tour Good-Bye Britain, el North American Tour y el Winter Tour of Australia and New Zealand de The Rolling Stones. Pero sus problemas de salud no le permitieron seguir el ritmo de aquellos viajes y volvió a encerrarse en los estudios.
Tuvo también entonces problemas con la droga que superó gracias a Narconon, un sección de la Iglesia de la Cienciología, a la que perteneció y por la que fue galardonado con la Medalla de la Libertad de los Cienciologistas en 1989, cinco años antes de que falleciera a consecuencia de las complicaciones surgidas tras una de las múltiples operaciones intestinales a las que tuvo que someterse a lo largo de su vida, mientras trabajaba en su autobiografía y componía, cuenta Diego Manrique, música para series de la televisión japonesa. En su honor se ha instalado un banco a modo de monumento con, no podía ser de otra manera, forma de piano en el Perivale Park en Ealing, al Oeste de Londres.