Jesús Heredia, tiene ya 87 años, pero este ecijano es de los que sabe que la edad es solo una cifra en el carné de identidad. Jesús ha trabajado en el campo y en la construcción, también ha sido panadero, pero sobre todo ha sido y es cantaor. El flamenco es su pasión, una pasión que, nos cuenta, cuando se tiene es para siempre. Ahora, esa pasión le ha llevado a dar clases virtuales de flamenco a japoneses desde la residencia sevillana del Hospital de la Caridad en la que vive desde hace siete años. Son clases viruales que ofrece acompañado de su nieto que traduce sus palabras al japonés.
Puedes ver un vídeo de las clases que imparte a japoneses Jesús Heredia PINCHANDO AQUÍ.
Actuación de Jesús Heredia. Foto: Peña Fosforito de Córdoba
PREGUNTA: Ante todo, ¿cómo se encuentra, ya ha recibido las dos dosis de la vacuna?
RESPUESTA: Ya me han puesto las dos dosis. Me pusieron la segunda hace un mes y gracias a Dios estoy perfectamente. Todos debemos vacunarnos
P.: ¿Dónde nació usted y a qué ha dedicado su vida?
R.: Nací en Écija el año 1933 y en mi vida he hecho muchas cosas. He trabajado en el campo, en la construcción, también he sido panadero y repartidor, he luchado mucho en esta vida, pero sobre todo he sido cantaor, he contado el guajiro, he cantado en todos los tablaos de Sevilla.
P.: ¿Desde cuándo reside en el Hospital de la Caridad, en Sevilla?
R.: Ya son casi siete años los que llevo aquí y estoy encantado, muy agusto, con muchos proyectos para seguir cantando y muy bien. Aquí todo es paz, tranquilidad y buen trato.
P.: Tiene 87 años, pero la afición por el cante y el flamenco no se acaba nunca…
R.: Así es. No se acaba nunca se tenga la edad que se tenga. Yo empecé cantando para bailar que es una escuela muy importante para un cantaor para aprender el ritmo, el compás y cuando estás en un tablao te sientes muy agusto. La ley del flamenco es la pausa, el compás, el sentimiento y el duende que es un don que te da Dios. al que le viene le viene y al que no se queda sin él. No vale con cantar ay, ay, hay que decirlo para que le duela a quien te escuche. Yo he llegado a cantar por seguiriyas en Japón y los japoneses estaban llorando. Ellos son muy sensibles para el flamenco.
P.: Es también importante el quejío...
R.: En el flamenco, la persona que ha pasado mucho en su vida como sucede con la raza gitana que ha estado marginada y perseguida muchos años y viviendo a la intemperie sufriendo penalidades y eso hace que cuando esa persona dice ay, ay, lo esté diciendo de verdad. Eso es el quejío y es algo fundamental
P.: Usted ha conocido, trabajado y tratado con todas las figuras del flamenco. ¿Quién fue el mejor?
R.: Para mi, con todos mis respetos hacia los demás, el cantaor más completo de toda la historia del flamenco se llama don Antonio Mairena que es el que tiene la auténtica Llave de Oro del Flamenco que le dieron en Córdoba el año 1962. Solo se han dado cinco en la historia, el Nitri, Manuel Vallejo, Camarón de la Isla y Fosforito… pero la suya es la auténtica en un concurso nacional.
P.: ¿Cómo surgió lo de dar clases por videoconferencia a los japoneses?
R.: La idea fue de uno de mis nietos que nació en Japón y es percusionista, un gran música que ahora está trabajando con Eva la Yerbabuena. Me hizo una entrevista, la llevó a Japón y de ahí le vino la idea de que yo cantara para los japoneses estando él a mi lado traduciendo al japonés lo que yo les canto y la verdad es que la cosa queda preciosa
P.: Tengo entendido que su hijo y su nuera abrieron una escuela flamenca en la ciudad de Hiroshima…
R.: Sí, lleva ya muchos años allí, porque mi hijo la conoció en España, se hicieron novios, ella se volvió a Japón y él fue en su busca. Allí se casaron y tienen tres hijos.
P.: Entonces, ¿su nuera es japonesa?
R.: Japonesa auténtica y además baila y lo hace muy bien. Allí hay mucha afición al flamenco, al flamenco por derecho. Solamente en Tokio hay más peñas flamencas y más escuelas de flamenco que en toda España.
P.: ¿Qué les enseña usted? ¿Les explica todos los palos?
R.: Sí, he empezado por soleares, por la soleá de Alcalá, la de Enrique el Mellizo, la de Triana, para terminar con la del polo y caña y ellos han quedado muy contentos.
P.: ¿Les habla de nuestros artistas?
R.: Por supuesto. Ahora mismo estamos con Tomás Pavón, Manuel Torre y Pastora Pavón, la Niña de los Peines. Tres monstruos del flamenco. Les hablo de ellos, desde su nacimiento, sus carreras, cuando grabaron… Las clases están muy bien.
P.: ¿Qué se siente al dar clases de flamenco con 87 años desde Sevilla a Japón?
R.: Yo estaba un poquito nervioso porque es la primera vez en la historia que se ha hecho esto, pero ya estoy más tranquilo y desde aquí, desde la residencia el director, don Rafael Martínez, me ha dado todas las facilidades para hacerlo. Él me dijo “te ayudamos” y fuimos adelante con ello.
P.: ¿Y qué se portan los japoneses, aprenden, son buenos alumnos, se esfuerzan?
R.: Sí, sí, sí. Son muy constantes. Para ellos el cante es difícil, les cuesta mucho, pero ves que tienen mucha afición… Hay japoneses que se ponen nombre como Antonio Mairena o El Chocolate, nombres de los viejos artistas y las mujeres igual con la Fernanda, la Bernarda de Utrera… (Risas)
P.: Le veo más joven que a muchos jóvenes…
R.: Se es joven mientras se hacen cosas, lo que pone el carné de identidad no tiene nada que ver. El espíritu siempre joven. Siempre he pensado, y esta es la primera vez que lo digo en público, que yo he sido un cantaor que ha trabajado mucho en festivales y he tenido que grabar con Antonio el Bailarín, Juanita Reina, el Beni de Cádiz, Fosforito… con todos los cracks. Pero yo me he sentido un poquito marginado en el sentido de que mi estrella no ha sido lo bastante reluciente para todo lo que yo he estudiado. El propio Carlos Herrera o Jesús Heredia de ABC, me han dicho que soy un arqueólogo del flamenco porque me gusta hacer cosas que no hagan los demás, he cantado por moritas, brasilianas… en fin, muchos cantes que otros no han querido hacerlos, pero soy unommás, me considero obrero del flamenco. Lo que yo he pensado siempre es que cuando sea mayor, que ya lo soy, es cuando de verdad voy a triunfar. Yo he pensado eso, a lo peor me equivoco, pero de momento, las cosas van mejor que cuando era más joven. Entonces tenía mucha fuerza cantando, pero el conocimiento que tengo ahora, el aplomo y el corazón que le pongo no se lo podía poner antes, se lo ponía pero no tenía la picardía que ahora tengo.
P.: ¿Es de los que piensan que las personas son como el buen vino que madura con los años?
R.: Por supuesto. Eso es así. No le quepa la menor duda de que eso siempre es así y seguirá siendo así.