Carlos Losada
Música
¿Cuál es el origen de los villancicos en España?
Carlos Losada
Foto: Bigstock
Viernes 22 de diciembre de 2023
ACTUALIZADO : Viernes 22 de diciembre de 2023 a las 18:02 H
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Son las canciones típicas de la Navidad, pero en sus comienzos no tenían nada que ver con ella
Una pandereta suena y se oye un coro de voces aniñadas. No se necesita más para trasladarnos a fechas navideñas porque son las principales herramientas para cantar los villancicos populares de nuestro país. Puede que suene una campana sobre campana, que los peces beban en el río por ver a Dios nacido, que hacia Belén vaya una burra (rin, rin) o que ande, ande la marimorena, pero el resultado es el mismo: una canción típica de esta época y cuya letra se refiere al nacimiento de Jesucristo.
Sin embargo, el origen de los villancicos no está ligado a la Navidad como tal, sino que trataban todo tipo de temas cuando comenzaron a popularizarse allá por la Baja Edad Media. De hecho, ya el nombre mismo apunta a que se trataba de canciones que entonaban los villanos, es decir, las personas de clase baja que vivían en las villas tardomedievales.
El villancico en la Península
Los villancicos son típicos en nuestro país (y en Portugal) y tuvieron una gran repercusión entre los siglos XV y XVIII. En aquellos tiempos trataban temas profanos que se alejaban de las interpretaciones religiosas tan habituales en un país profundamente católico como España. Generalmente cantaban algún hecho mundano, incluían un estribillo que la gente terminaba por aprenderse rápidamente y estaban interpretados por varias voces.
La temática, por lo tanto, estaba inspirada en lo que ocurría en una u otra villa, y a veces se mencionaban famosos pasajes de personajes importantes. Sin embargo, en esa cotidianeidad es donde se hallaba la fórmula para que fueran tan habituales entre la gente.
De lo costumbrista a lo religioso
El éxito de estas composiciones en el pueblo llano llevó a la Iglesia -probablemente de un modo casi natural- a adoptarlas con temas relacionados con la religión. A fin de cuentas, era un formato que se transmitía de unos a otros con relativa facilidad, lo que suponía un altavoz perfecto para promulgar la palabra de Dios. Por lo tanto, no era de extrañar que se terminara cantando con temática cristiana.
Y de lo religioso a lo “navideño”
Poco a poco estas canciones populares en las que se cantaban los hechos de la natividad de Jesucristo se fueron convirtiendo en estacionales. Es decir, solo se entonaban en época navideña, lo que llevaría a identificarlas con estas fechas. Y de ese modo, los villancicos se convirtieron en lo que son hoy en día… aunque con algunos matices. Y es que con el tiempo el carácter religioso de los villancicos no se perdió, sino que se transformó en canciones en las que se celebra el nacimiento de Jesucristo, la adoración en el portal de Belén y la llegada de los Reyes Magos de Oriente, pero con un marcado carácter lúdico.
No en vano, una de las costumbres de nuestro país -que poco a poco se va perdiendo- es que los niños recorrieran las casas de su vecindario llamando a las puertas y pidiendo un aguinaldo a cambio de interpretar algún villancico. Era un modo de conseguir algún dinero o dulces mientras alegraban el rato a quienes les escuchaban interpretar El Tamborilero o La Marimorena.
Eso sí, tampoco hay que olvidar esos villancicos que se inventaban y cantaban en los pueblos con la única compañía de una zambomba o una pandereta y en los que no solamente se hablaba de hechos navideños, sino que estos se mezclaban con bromas y chanzas propias de zonas rurales.
Piezas musicales cultas
Más allá de que la evolución del villancico haya desembocado en las típicas melodías que volvemos a cantar cada Navidad, hay que apuntar que también fue un género musical que tuvo una gran presencia en el Barroco, es decir, entre los siglos XVI y XVII, cuando los grandes compositores de la época crearon auténticas obras de arte musicales. Esto se debe al interés de la Iglesia anteriormente mencionado.
Poco a poco los villancicos religiosos se fueron colando en las misas que se impartían y las catedrales, basílicas e iglesias que tenían una mayor importancia incluso fueron incorporando a músicos e incluso compositores. Estos participaban en la misa con unos cantos que iban calando en la congregación. Esta “profesionalización” provocó que las estructuras musicales se volvieran más complejas gracias a la calidad de esos compositores. Así, los villancicos no solo se convertían en las piezas más populares en España, sino que además contaban con nuevos matices que hacían de ellas obras que pasarían a la posteridad.
El villancico más conocido
Eso sí, si nos referimos a popularidad, el villancico más famoso e interpretado en todo el mundo no es español, sino que su origen es alemán. Todo el mundo ha tarareado alguna vez el Stille nacht, heilige yach, nombre original del Noche de paz. Esta bella pieza tiene en la casualidad su origen, pues fue creada por un sacerdote austriaco que se encontró en la tesitura de hacer una canción que se pudiese interpretar sin el acompañamiento del órgano de la iglesia, pues este se había estropeado. Así que para la misa del gallo de 1818 compuso Noche de paz, un villancico que ya se ha traducido a 330 idiomas.