Manuela Martín
Ocio
Palmas de Domingo de Ramos en los balcones: ¿qué significan?
Manuela Martín
Foto: EuropaPress
Viernes 22 de marzo de 2024
ACTUALIZADO : Viernes 22 de marzo de 2024 a las 13:20 H
3 minutos
Pon una palma en tu balcón para el inicio de esta celebración
Los cristianos celebran la Semana Santa para conmemorar diferentes momentos de la vida de Jesucristo como son la pasión, la muerte y la resurrección. Esta Semana Mayor comienza con el Domingo de Ramos, día del pistoletazo de salida, y acaba con el Domingo de Resurrección, aunque, este año y por segunda vez, volverá a ser diferente. Sin embargo, hay formas de sentir y vivir la Semana Santa desde casa, por ejemplo, con una palma en nuestros balcones, pero ¿sabes qué significa?
El Domingo de Ramos representa la llegada de Jesús a Jerusalén. En las sagradas escrituras se menciona que Jesús llegó a la tierra Santa montado sobre un borrico, donde sus fieles lo recibieron con fervor y entusiasmo, agitando palmas y ramas de olivo a su paso, los dos árboles que había en la zona.
Por ello, el Domingo de Ramos los creyentes llevan ramas de olivo y palmas tanto en las procesiones como en las iglesias, como un símbolo de fe. En muchos casos, esas palmas y ramas son bendecidas en las iglesias y luego se llevan a casa donde se guardan o se lucen en ventanas y balcones por todo el país.
¿Hasta cuándo se deben guardar?
La tradición dice que deben conservarse hasta el Miércoles de Ceniza del año posterior, momento en el que son quemadas.
Ese día, se utilizan los restos que surgen de quemar las palmas bendecidas el año anterior.
¿Cómo podemos conservarlas?
El frío ayuda a su conservación, por lo que es aconsejable guardarla en un sitio fresco.
Se pueden pulverizar con agua para hidratarlas e incluso es una opción sumergirla durante 1 minuto en agua a temperatura ambiente para que la palma se hidrate.
Aunque en las ventanas lucen muy bien, lo cierto es que a pleno sol se deshidratan y se estropean.
Cómo se hacen las palmas de ramos
Lograr que las palmas adquieran ese color entre el blanco y el amarillo requiere todo un año de trabajo.
Es precisamente en el mes de marzo cuando concluye la labor de todo un año con la venta de las palmas ya amarillas y se inicia el trabajo para el siguiente año.
En este mes, los maestros de este oficio cierran el ojo de la palmera con cuerdas artesanas en forma de cono para evitar el proceso de fotosíntesis y mantener así el color blanquecino. En verano las palmeras se cubren con una caperuza oscura que permite recibir algo de luz para que sigan creciendo. De octubre a enero se cortan las palmas y, a continuación, se lleva a cabo un proceso de selección por medidas y calidades. Finalmente, se cepillan antes de ser introducidas en piscinas con cloro y agua para lograr blanquearlas.
Las palmas se conservan en cámaras hasta su envío como palma lisa o bien se remiten a talleres para su trenzado.