Olga Selma
Olga Selma es redactora especializada en temas de salud, alimentación y consumo.
… saber más sobre el autorEl aburrimiento puede llegar a ser un estado mental peligroso, ya que puede conducir a prácticas poco sanas, como comer en exceso, fumar, beber demasiado, etc. Sin embargo, según han demostrado varios estudios, aburrirse de vez en cuando es bueno para la salud.
Nos encontramos en un momento en la historia en el que resulta muy fácil obtener un estímulo inmediato tan pronto como nos empezamos a sentir aburridos: mirar cualquier serie en cualquier momento, jugar a juegos en el móvil, comprar por internet, cotillear en redes sociales… Sin embargo, estas prácticas que nos proporcionan un alivio momentáneo del tedio pueden acabar empeorando la situación, ya que es probable que de cada vez nos entretengan menos.
Aunque pueda parecer que el aburrimiento sea una emoción a evitar, varios estudios han confirmado que aburrirse de vez en cuando es sano y que puede ser una gran herramienta a la hora de fomentar la creatividad.
En el libro El arte de saber aburrirse, la psicóloga Sandi Mann considera que el aburrimiento “puede ser una fuerza poderosa, motivadora, que infunde creatividad, pensamiento y reflexión inteligente”. El aburrimiento permite dar rienda suelta a la imaginación y llevar la mente hacia nuevas ideas, de manera que abre la puerta a la creatividad. Es una herramienta muy útil a la hora de evitar caer en las repeticiones y en las rutinas, ya que nos lleva a buscar objetivos nuevos y más interesantes.
Además, el hecho de aburrirse da pie a la introspección, un ejercicio que no practicamos lo suficiente. Al buscar constantemente estímulos que eviten el aburrimiento, no aprovechamos esos instantes para pensar y reflexionar, con lo cual no nos damos la oportunidad de mejorar ni de conocernos mejor a nosotros mismos. Es decir, es importante no intentar escapar del aburrimiento, ya que este nos abre la puerta a la reflexión y la automejora.
Por estas razones, no siempre hay que combatir el aburrimiento, aunque tampoco hace falta celebrarlo cuando aparece. Simplemente, hay que “aprender primero a tolerarlo y después a escucharlo”, explica Josefa Ros Velasco, investigadora postdoctoral en la Universidad Complutense de Madrid. De esta manera, seremos capaces de aprovechar esos momentos de no hacer nada para pensar, reflexionar, imaginar o para desconectar por completo y descansar la mente.