A escasos metros de la Plaza Mayor y en pleno Madrid de los Austrias se encuentra el restaurante más antiguo del mundo, certificado en el Libro Guinness de los Récords: el Sobrino de Botín (Cuchilleros, 17). Fundado en 1725, se trata de una parada obligatoria para madrileños y turistas, tanto para visitar su interior como para degustar sus especialidades castellanas como el cochinillo o el cordero.
“Tienes que ir al Museo del Prado, pero no dejes de visitar el Botín”, sostiene el director adjunto del negocio, Luis Javier Sánchez. Así, entrar en este local “es como viajar en el tiempo”. Todo parece salido de una película de época: los techos de "paja y adobe" sostenidos por vigas de madera y con "suelos de mármol y pizarra", los camareros con pajarita y chaquetilla, la cocina con horno de leña, la lámparas de araña y la decoración del siglo XVIII, la bodega construida en los antiguos laberintos subterráneos de la capital… De esta manera, sus tres comedores con capacidad para 200 personas son historia de viva de la capital.
Asimismo, las paredes de este negocio, “que Benito Pérez Galdós recodó en Fortunata y Jacinta" y “que no cerró ni durante la Guerra Civil”, han visto pasar por sus mesas a grandes personajes de la historia. “En esa silla (en la foto, arriba) Hemingway terminó dos novelas”, explica a 65Ymás el director adjunto. “Aquí se ha fraguado de todo. Han pasado escritores, actores, políticos, incluso Goya estuvo fregando platos en las cocinas. Hoy, te puedes encontrar a presidentes de cualquier país, a quien quieras”, asegura.
De igual manera, muchas de estas celebridades se alojaron en el Botín, que antaño contó con una posada, a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando los dueños, además de servir comidas, “vendían bartolillos, pestiños y pan en los soportales” cercanos a la Plaza Mayor, afirma el director adjunto.
El plato estrella: el cochinillo
Pero, si por algo destaca este emblemático lugar es, sin duda, por su extensa oferta gastronómica, basada “en las recetas de toda la vida”, “las de la abuela”. El plato estrella, el cochinillo, que “tiene que tener 21 días y sólo haber tomado leche”, se prepara en horno de leña, “con pimentón, cebolla, ajo, manteca de cerdo, laurel y vino blanco”. Además, según Sánchez, el hecho de utilizar madera de encina “le da mucho sabor” y genera fuertes llamas que logran que “la corteza quede muy crujiente”.
Aunque este producto, junto al cordero, es el que más se suele pedir (preparan unos 60 cochinillos al día), también son muy famosos sus "revueltos", “sopa de pescado”, “almejas a la marinera”, “croquetas” y “morcillas”, que completan la oferta culinaria de este restaurante, especializado en cocina tradicional castellana.
El Récord Guinness
Como dato curioso, el local, que fue fundado por el sobrino de Jean Botín, un francés que vivía en Madrid allá por principios del siglo XVIII, no siempre ostentó el titulo de restaurante más antiguo. Anteriormente, lo tenía un restaurante francés pero, según Sánchez, decidieron “cambiarlo de sitio porque se les quedaba pequeño y por problemas con la estructura” y perdieron el récord. Por ello, hoy el Sobrino de Botín es considerado la casa de comidas que más tiempo ha permanecido abierta, ininterrumpidamente, del mundo.
Qué: restaurante Sobrino de Botín.
Dónde: calle Cuchilleros, 17. Madrid.
Cuánto: 40-45 euros por persona (conviene reservar).