David Vargas
Ocio
Rincones mágicos de España: descubre estos cinco enclaves místicos
Lugares dotados de una extraordinaria belleza para disfrutar de un paseo reconfortante
Nuestra geografía está llena de rincones de ensueño en los que perderse y respirar tranquilidad. Hablamos de bosques, pueblos y cuevas ancestrales llenos de magia, lugares místicos que no sabías ni que existían o a los que simplemente no les habías prestado atención. Si quieres sentirte como si estuvieras dentro de un cuento de hadas, no tienes más que visitarlos. Te están esperando… Comenzamos la ruta.
Selva de Irati (Navarra)
Es el segundo hayedo-abetal más extenso y mejor conservado de Europa, después de la Selva Negra, en Alemania. Es un tesoro natural de 17.000 hectáreas que se mantiene en estado casi virgen. La selva está situada en el Pirineo oriental navarro, en una cuenca rodeada por montañas. Existe una red de senderos señalizados de distintos niveles de dificultad para todas las edades. No puedes perderte este espectáculo natural que cambia de color en cada estación. Además, cuentan las leyendas del lugar que en él habitan lamias (seres mitológicos con cabeza de mujer y cuerpo de dragón) y el Basajaun, el señor del bosque, que será tu guía protector durante la visita.
Cueva del Dragón en Sant Llorenç del Munt (Barcelona)
Espectacular monolito ubicado en el Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac, a hora y media en coche de la ciudad de Barcelona. Su silueta ahuecada y caprichosa, las múltiples cuevas que lo atraviesan y el precioso paraje en el que se ubica cubren este monumento natural de piedra de una aureola mítica que ha despertado desde hace siglos leyendas llenas de misterio. Cuenta una de estas leyendas que los árabes derrotados por el conde de Barcelona trajeron de África un dragón que criaron aquí y que aterraba a los lugareños. Se dice que el conde lo venció y que el dragón, herido de muerte, se refugió en esta cueva. Desde el monolito hay unas vistas espectaculares a todo el valle.
Playa de las Catedrales (Lugo)
Esta arquitectura marítima es una obra de arte natural resultado de la paciencia del tiempo y el embate del mar. En la costa de Ribadeo (Lugo), encontramos estos insólitos arcos de piedra, unos dentro de otros, formando catedrales imponentes sobre la arena de la playa. El mar ha esculpido a lo largo de siglos estos monumentos geológicos que vale la pena visitar. El lugar, desde luego, es mágico, como pone de manifiesto la cantidad de visitantes que acuden para maravillarse con estos acantilados con sus formas caprichosas. Este lugar está lleno de leyendas, como la que cuenta que entre los pasadizos de estas rocas duermen las almas de muchos marineros que fueron seducidos por el canto de las sirenas.
Garganta de los Infiernos (Extremadura)
Situada en el Valle del Jerte, en esta reserva natural se pueden contemplar numerosos saltos de agua y cascadas, así como las marmitas gigantes de la zona conocida como Los Pilones. Ahora en otoño podemos encontrar paisajes preciosos con la combinación de ocres y verdes, sobre todo en las zonas de castañar. Otro de los puntos de interés es el Chorrero de la Virgen, un mirador desde el que se puede ver una impresionante cascada. La ruta más conocida para hacer senderismo es la que lleva a Los Pilones; está bien señalizada y es apta para toda la familia, con 6 km ida y vuelta. Se cuenta que este lugar es mágico, pues lo habita La Pomporrilla, una duendecilla traviesa que cambia las cosas de lugar. Además, se considera que las aguas de estas piscinas naturales están encantadas y son curativas.
Hayedo de Montejo de la Sierra (Madrid)
Bosque de hayas de 250 hectáreas declarado Sitio Natural de Interés Nacional en 1974. Como espacio protegido, es un ecosistema muy sensible que solo puede acoger un número limitado de visitas diarias para evitar la degradación del bosque, por lo que es necesario solicitar una autorización. Dice la leyenda que el bosque está habitado por duendes y hadas que, juguetonas y curiosas, se divierten engañando a los visitantes con sus dulces cánticos. Así los atraen hasta sus guaridas, donde los convierten en animales para repoblar el bosque y lograr así un mayor encanto.