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El actor malagueño Antonio de la Torre vuelve a las tablas con la obra Un hombre de paso, una crítica reflexión contemporánea sobre el Holocausto, un genocidio que, a su juicio, "fue posible por gente como tú y como yo, que miró para otro lado".
En Un hombre de paso, recién llegada el 3 de febrero a las Naves del Teatro Español en Madrid tras su estreno absoluto en Sevilla, De la Torre sigue la dramaturgia de Felipe Vega y la batuta de Manuel Martín Cuenca para meterse en la piel de Maurice Rossel, miembro de la Cruz Roja Internacional que en la vida real visitó los campos de concentración de Auschwitz, en Polonia, y Theresienstadt, en República Checa, y emitió erróneos informes favorables sobre lo que ahí se vivía.
"Mi personaje es uno de los nuestros, un tío normal que reaccionó como la mayoría de nosotros, evitando enfrentarse al dolor. El holocausto fue posible porque millones de personas miraron hacia otro lado", ha resaltado de la Torre en declaraciones a Europa Press Televisión.
De la Torre cree que es "muy importante" tener en cuenta algunas estas tendencias porque, a su juicio, marca el futuro de los conflictos. "Un genocidio es totalmente posible. A lo largo de la historia han habido muchas barbaridades, pero la sofisticación del Holocausto solo podría ocurrir en la modernidad".
Por otra parte, el actor ahonda en su vuelta al teatro con Un hombre de paso tras una década alejado de las tablas, una decisión que ha tomado para poder trabajar con Manuel Martín Cuenca, con quien ya trabajó y asegura entenderse "muy bien". "Es de trabajar más con las tripas, buscar que hay en ti del personaje", ha destacado.
El director de la obra, Manuel Martín Cuenca, ha coincidido con Antonio de la Torre que "negar la realidad" y "mirar para otro lado" es "muy común y nos pasa a todos los seres humanos". En este sentido, ha explicado que la historia de Rosell "le atraía mucho", "el paradigma de alguien que no quiso ver".
"Ante una atrocidad tan enorme como el Holocausto tuvo la oportunidad de estar cerca y fue uno más de los miles de millones de personas que no quisieron ver", ha señalado.
Además ha recordado que no es una obra que cuente la historia de los nazis ni quienes cometieron "esas atrocidades, si no de la gente común, del miedo, de la cobardía que podemos sentir la gente común y recurrir al autoengaño". Un sentimiento que ha calificado de "triste", pero a la vez "entendible".
Eso sí, ha explicado que a lo largo de la obra el protagonista se transforma y entiende que "no quiso ver", asegurando que eso es "parte de la belleza del ser humano".
Preguntado sobre si un Holocausto podría volver a repetirse, Martín Cuenca ha explicado que "el peligro de que exista un acontecimiento así está ahí" asegurando que el Holocausto "no es un producto de la barbarie salvaje antigua si no de la modernidad".
En escena, Rossel se enfrenta, años después de sus visitas a los campos nazis, a la entrevista de una periodista, Anna (María Morales) - emulando una entrevista que le realizó el cineasta francés Claude Lanzmann a finales de los años 70 -, y lo hace ante la presencia del escritor Primo Levi (Juan Carlos Villanueva), superviviente de Auschwitz.
Villanueva, quien también coincide en que en la naturaleza del ser humano es mirar hacia otro lado, ha recordado que el autoengaño ha sido "una de las bases de llegar a lo que se llegó en el Holocausto. "Lo estructuraron de tal forma que hasta el pueblo alemán dudó de la realidad e incluso la sociedad miro para otro lado".
Para María Morales es importante "tener la valentía de mirar la crueldad humana que está en todos" porque, a su juicio, mirar para otro lado "apoya esa crueldad". Por ello ha recordado la importancia de que se sigan haciendo obras como Un hombre de paso "para no despistarnos".