
'Campoamor', un grupo de teatro formado por sénior y jubilados con pasión por actuar
Foto: Raúl García Suárez (Adictos a Luarca Photography)
Viernes 21 de marzo de 2025
ACTUALIZADO : Viernes 21 de marzo de 2025 a las 12:02 H
6 minutos
Representan obras con fines benéficos desde hace más de 30 años

Foto: Raúl García Suárez (Adictos a Luarca Photography)
Viernes 21 de marzo de 2025
6 minutos
Campoamor es un grupo de teatro aficionado dedicado a representar obras con fines benéficos desde hace más de 30 años. Sus integrantes son directivos, altos funcionarios y profesionales, muchos de ellos ya jubilados que ponen su pasión a disposición de los más necesitados.
El grupo de teatro Campoamor tiene su origen en 1993 con Ramón López Vijande, un médico natural de Vegadeo (Asturias) que fue el director teatral hasta su fallecimiento hace cuatro años. "Él inició la andadura eligiendo a personas totalmente ajenas al mundo del teatro", explica Beatriz de Armas, directora actual del grupo, a 65YMÁS, asegurando que "la emoción y la ilusión que puso nos contagió a todos. Nos hizo amar el teatro y desear estar interpretando obras".
"Ramón siempre fue un amante del teatro. Cuando estaba estudiando medicina en la facultad, estuvo haciendo teatro aficionado, y siempre quiso hacer Doce hombres sin piedad", de Reginald Rose, cuenta. Sin embargo, decidió esperar a terminar su época de estudiante para representarla. Entonces reunió a algunos amigos, los cuales eran "totalmente ajenos unos de otros, no nos conocíamos".
Después de Doce hombres sin piedad, que estrenaron por primera vez en 1994 y se ha convertido en una obra recurrente, se incorporaron al grupo también mujeres. Así ha ido evolucionando con los años, y actualmente Campoamor está formado por unas 15 personas, la mayoría de ellas jubiladas. "El 70%, más o menos, es gente jubilada que provienen del mundo de la empresa, de la alta dirección, abogados, profesionales de la medicina… Y el resto están todavía en plena carrera profesional o a punto de jubilarse. Ese es el perfil del grupo", explica Javier Sánchez, uno de los integrantes del mismo.

Elenco de 'Doce hombres sin piedad'. Foto: Grupo de teatro 'Campoamor'
Javier entró en el grupo en el año 2004 a raíz de que un "buen amigo" le llamase para un papel para Seis personajes en busca de autor. "Lo que me motivaba es que yo tenía ganas de subirme al escenario a ver qué se sentía", explica, mostrándose "superagradecido" de esa llamada, y de poder "hacer mis pinitos dentro de este mundo".
A partir de ahí, ha seguido ligado al grupo. Su motivación es la de "afrontar el reto de aprenderte un papel, afrontar el reto de decirlo bien, de encajar dentro del grupo, que nos lo pasamos muy bien, y luego los aplausos del final de la representación", explica, asegurando que "es muy gratificante". "Al final es un poco una sensación rara porque, por un lado, estás deseando que llegue el día de la representación pero, por otro, en mi caso me pongo muy nervioso. Pero luego se te pasa, eso es lo que te motiva".
Javier afirma que el grupo "funciona fenomenalmente. Somos un equipo, que independientemente de que tengamos un papel, unos más importantes y otros menos, al final esto es un engranaje. Este amor, valga la expresión, que tienes por el teatro, pues no se podría materializar si el grupo no funcionara". Y lo hace con "la generosidad, humildad y positivismo con el que todos afrontamos el reto", destaca.
Cabe destacar, tal y como señala la directora de Campoamor, el "entusiasmo" de aquellos que comenzaron en 1994 en el grupo, quienes comenzaron como profesionales en sus carreras y ahora están jubilados o están en ello. "Salíamos del trabajo a las 7 de la tarde y nos poníamos a ensayar. Es decir, el gusto por el teatro y por representar ha sido muy fuerte porque, además de estar trabajando, todos nos poníamos a estudiar para hacer nuestros papeles".
Para Javier, conseguir tomar un papel y aprenderlo es "superar un reto", lo cual le genera "una cierta satisfacción personal, porque algo que tú podías pensar en un determinado momento que era impensable, como es aprenderte un papel más o menos largo, pues ves que eres capaz de conseguirlo".
Una forma de mantenerse activo en la jubilación
Iniciativas como esta suponen una forma de mantenerse activo en la jubilación. Así lo resalta Javier, que comenta que "es una labor absolutamente gratificante, también desde el punto de vista de relaciones sociales, de trabajo en equipo, de superación personal. Es una motivación, una gimnasia mental".
Anima, así, a buscar, o valorar la posibilidad, de "inscribirse a un grupo como el nuestro, una escuela de teatro, que intente ver en el teatro una forma de motivación y, por qué no decirlo, también de superación personal". Especialmente a aquellas personas que estén jubilados, o próximas a la jubilación, y tengan esa "espinita clavada de subir a un escenario", pues "es un grandísimo momento para buscar ese grupo, esa escuela donde poder satisfacer esa afición que hasta ahora no podía practicar", aprovechando que
"El tener la mente abierta y activa es fundamental", añade Beatriz, que explica que "yo me jubilé hace ocho años y agradezco el haber seguido y no haberme retirado".
Es por ello que considera que este tipo de iniciativas son, si no necesarias, desde luego son "útiles". "Va fenomenal, y creo que para todo el mundo", insiste, animando a la gente a que "tenga la mente activa y las ganas de seguir haciendo cosas. Es fundamental a cualquier edad, pero cuando vamos siendo mayores, mucho más todavía".
El grupo de teatro Campoamor, aunque tiene su origen en Madrid, donde ha realizado más representaciones, también ha recorrido varios puntos de España representando hasta 65 obras de autores de reconocido prestigio, como Antonio Buero Vallejo, Reginald Rose o Arthur Miller, entre otros, y todas sus actuaciones han tenido un carácter solidario. Han actuado, así, "desde los sitios más modestos de un pueblecito hasta en el Teatro Campoamor de Oviedo o el Teatro Marquina y el Teatro Reina Victoria de Madrid", explica Javier, que destaca que actúan "donde surge y haya una buena causa".
"Nosotros somos gente normal y lo único que queremos es gente normal y que le guste esto", añade Beatriz.
Actualmente están representando Todos eran mis hijos, de Arthur Miller. De hecho, este 21 de marzo estarán en el Teatro Fernández-Baldor de Torrelodones. La recaudación irá para la Parroquia San Ignacio de Loyola. Además, prevén volver a poner en marcha Doce hombres sin piedad para el año que viene.