Marco Herrera
Teatro
Rosa María Sardá, 78 años de humor incansable
Se mantuvo fiel a las tablas hasta que, en 1975, diera el salto a la televisión y en los 80 al cine
Este martes 30 de julio, la actriz y cómica catalana Rosa María Sardá cumple 78 años. Y lo hace siendo una de las figuras más importantes del teatro, el cine y la comedia tanto en catalán como en español en las últimas tres décadas.
Comienzos
Sardá nació en la Barcelona de los primeros años del franquismo, perteneciente ya a una familia vinculada al espectáculo. Sin formación dramática, aprendió el oficio de forma autodidacta y por los referentes familiares, hasta que a finales de los 50, en el barrio barcelonés de Horta, comenzaría su andadura en el teatro junto con otros aficionados.
El paso al teatro profesional no llegaría hasta 1962, de la mano de Dora Santacreu y la obra Cena de Matrimonios, de Alfonso Paso. Más tarde pasaría por las compañías de Alejandro Ulloa y Pau Garsaball. Se mantuvo fiel a las tablas 13 años hasta que, en 1975, diera el salto a la televisión. Primero en la interpretación con Una vella coneguda olor y después presentando el programa Festa amb Rosa María Sardá.
Cine y televisión
En 1981 su carrera aterriza en el mundo del cine, y su estreno es de la mano del también barcelonés Ventura Pons en El vicario de Olot. Durante este década también la veríamos en Moros y Cristianos (1987), comedia escrita por Rafael Azcona y dirigida por Luis García Berlanga.
Ya en la década de los 90, Sardá intercalaría programas de televisión de ámbito nacional como Olé tus vídeos o Ahí te quiero ver con ser la maestra de ceremonias de la Gala de los Goya en tres ocasiones y sus apariciones en la gran pantalla en films como en ¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo? (1993) de Manuel Gómez Pereira y por el que obtendría su primer Goya a Actriz de reparto.
También participó en El efecto mariposa (1995) de Fernando Colomo, Suspiros de España (y Portugal) (1995) de José Luis García Sánchez, Caricias (1998) de Ventura Pons, La niña de tus ojos (1998) de Fernando Trueba y por la que obtendría su segunda nominación al Goya como Mejor Actriz de Reparto o Amigo/Amado (1999) de nuevo con Pons. También haría un breve cameo en la oscarizada Todo sobre mi madre (1999) de Pedro Almodóvar, como la madre de Rosa.
Cine y vuelta al teatro
El nuevo milenio siguió llevando proyectos interesantes para Sardá en la gran pantalla, como El embrujo de Shangai (2002) de Fernando Trueba o El viaje de Carol (2002) de Imanol Uribe. Pero sería con la comedia Sin Vergüenza de Joaquín Oristrell un año antes con la que conseguiría su segundo Goya a Mejor Actriz secundaria. También disfrutaría papeles dramáticos como el de Aurora en Te doy mis ojos (2003) de Iciar Bollaín.
Lentamente la actriz catalana se fue apartando de la gran pantalla, aunque con algunos escarceos puntuales en pequeños papeles, y fue volviendo a las tablas. Algunos reseñables fueron en 2004 se le pudo ver en la obra Wit, de Margaret Edson, interpretando a la Doctora Vivian Bearin. Y en 2009, junto a otra gran dama de la escena española, Nuria Espert, protagonizarían La Casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca.