En enero de 2020, la vida de 101 habitantes de Noth Uist, un pequeño pueblo de las islas Hébridas (al norte de Escocia), dio un giro de 180 grados: les tocó la lotería. Todos ellos estaban acostumbrados a la tranquilidad y austeridad propia de las zonas rurales, hasta que ganaron 3 millones de libras, unos 3,5 millones de euros, gracias a los números de su código postal que llevaba su décimo. El pasado 5 de junio, la cadena británica Channel Four estrenó el documental The Scottish Island that Won the Lottery ('La isla escocesa que ganó la lotería') que cuenta lo que supuso este gran acontecimiento para los lugareños.
De los aproximadamente 1.500 habitantes que tiene en total esta isla, una centena se llevó el premio. Ninguno podía creerlo: les había tocado la lotería. Es el sueño de la gran cantidad de personas de todo el mundo que juegan este sorteo, pero las probabilidades de ser los afortunados son mínimas. Así lo pensaron en este remoto pueblo que, tal y como cuenta el Daily Mail, es famoso por sus raíces tradicionales y por su gente trabajadora y humilde.
Sin embargo, a diferencia de lo que muchos de nosotros podemos creer, lo más sorprendente es que, tras ganar la esa suma de dinero, su vida apenas cambió. Eso es lo que investigó Channel Four con este documental: "Cuando ya tienes todo lo que necesitas,¿qué sucede cuando ganas 3 millones de libras pero no sabes en qué gastarlas?", pregunta el programa.
La modestia de los lugareños: carretillas, lavavajillas y una sartén
Los residentes cuentan en el documental que, en realidad, no han sucedido grandes cambios desde que ganaron el dinero. En él, destaca la modestia de los premiados, quienes no han derrochado ni una sola moneda en caprichos.
Por un lado está Donald MacDonald, pescador durante los últimos 37 años, que ha decidido invertir 5 mil de los 74.000 euros que ganó en un nuevo bote pequeño. En esta misma línea tenemos a Duncan Campbell, un cortador de turba de 83 años que ha pasado su vida apañándoselas como podía, pero que ha podido cumplir su sueño gracias a la lotería: se ha comprado una nueva carretilla de plástico. Campbell fue a la ferretería y, con 173 euros, se hizo con su nuevo transporte de carga, junto con una papelera con pedal y una sartén antiadherente porque la que tenía estaba rota.
Los que más ganaron dinero fueron Pamela y Angus Macaskill, quienes se embolsaron unos 223.000 euros. Pamela tenía tres trabajos en ese momento, en una oficina de correos, una casa de vacaciones y una galería de arte; mientras que Angus lleva toda la vida siendo albañil y granjero. El matrimonio, nacido y criado en North Uist, volvió a trabajar al día siguiente de ganar el premio. Ese mismo día, la mujer, de 44 años, se compró su primer teléfono móvil que funcionaba: "No somos materialistas", explica en el documental y, además, cuenta que se niega a dejar el pueblo, ya que "todo el mundo conoce a todo el mundo y si pasa algo realmente bueno o muy malo, la gente celebrará contigo o te ayudará. Honestamente, es fenomenal".
Finalmente, después de pensar en qué podrían gastarse el premio, la pareja decidió tomarse unas vacaciones en familia, con sus dos hijas adolescentes, pero no muy lejos: a 268 kilómetros de su hogar, en Inverness, ciudad al noreste de Escocia. Eso sí, un capricho sí que se dieron, un BMW: "Es todo botones y pantallas táctiles y esas cosas. Pero voy a ser honesta, no se nota absolutamente diferente a conducir mi viejo Vauxhall", reconoce Pamela.
Otro ejemplo es el piscicultor Attar Johnson, que dio la mayor parte de sus 50.000 euros a su hija Eilidh, de 24, maestra que viven en la ciudad escocesa de Glasglow. "Es la primera en la familia Johnson en obtener un título y estamos muy orgullosos de eso. Pero no hay muchos trabajos en la isla para graduados. Muchos de ellos quieren ver la vida en la ciudad, pero tras llenarse de ella quieren volver a casa. Vivimos con la esperanza de que Eilidh quiera hacer lo mismo", confiesa su padre.
Igualmente, la maestra jubilada Annie MacDonald gastó parte de sus 24.000 euros en algo que llevaba anhelando desde los 14 años: una nueva red de ganado para impedir a las ovejas errantes que se coman las platas de su jardín.
Pero no solo los mayores demuestran su sencillez. Peter Johnson, de 24 años, arrasó en Amazon: "Compré un lavavajillas de mesa porque no soy fanático de fregar. Y un calentador eléctrico", dijo, "luego, compré una máquina para hacer pan porque espero poder hacer sándwiches realmente buenos", añadió el joven.
Sobre el autor:
Marta Vicente
Marta Vicente Carmona es Graduada en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos y Máster de Marketing Digital y en Edición y Postproducción Digital. Es redactora especializada en temas de sociedad y salud y tiene experiencia como Community Manager.