La carta a los Reyes Magos es uno de los momentos más esperado del año para los más pequeños. Los niños aprovechan para hacer una lista infinita de juguetes y cosas que quieren sin pararse a pensar si realmente necesitan todo lo que están pidiendo. Por eso El Hormiguero ha querido realizar un experimento intergeneracional: ha juntado a mayores y pequeños para que escriban la famosa carta a sus majestades.
Desde que comienza el vídeo el contraste entre las generaciones se hace evidente, sobre todo porque los más mayores no tuvieron la suerte de vivir unas navidades cargadas de regalos: "Nunca la ha escrito, no había Reyes Magos ni nada", comentaba uno de los abuelos.
Si bien los más pequeños tienen claro qué van a pedir, los mayores no están tan seguros, porque no es algo que hicieran cuando tenían la edad de sus compañeros de mesa: "De pequeña no pedía nada porque entonces no se podía". Aún así, comienzan a escribir, aunque unos terminaron antes que otros: "Yo solo he pedido un regalo".
Las cartas de los más pequeños están llenas de juegos, videoconsolas y demás objetos materiales. Sin embargo, en la de los mayores no hay ni rastro de cosas para ellos, al contrario: "Lo que quiero pedirle a los Reyes Magos es paz para todo el mundo", "salud para todos", "que mis nietos tengan salud y sigan con sus estudios para que el día de mañana puedan vivir", "poder juntarme con la familia" o "que nos queramos muchos" son alguno de los deseos de estos mayores.
Al escuchar estos regalos, los niños se dan cuenta de que sus compañeros de mesa no han pensado en ellos mismos, sino en los demás: "Ella pide cosas que ayudan, y yo cosas que me gustan".
Un regalo muy especial
El experimento no acaba aquí, y los mayores deciden 'regalar' a los pequeños lo que ellos recibían cuando tenían su edad: "Esto es una fruta normal, y ¿cómo va a ser de regalo?" preguntaban sorprendidos los niños, ante la atenta mirada de los mayores.
Para acabar, los mayores confiesan qué regalo pedían siempre a los Reyes Magos, aunque nunca les llegara: balones o la muñeca Mariquita Pérez son algunos de ellos. Y a pesar de que han pasado muchos años, los mayores por fin pudieron abrir esos regalos: "Uy Mariquita Pérez, madre mía, qué alegría", comenta emocionada una de las mujeres, al sostener entre sus brazos su anhelada muñeca.
Milagros se emociona antes de abrir la caja, y cuando ve la muñeca que siempre quiso no puede contener las lágrimas, y acaricia a su muñeca "Conchita", nombre que le ha puesto en honor a su hermana.
Y por fin llegó el balón de fútbol que muchos niños se piden por Navidad: "Muchas gracias. Esto lo tenía el que tenía dinero, y era la envidia del mundo. Me ha hecho mucha ilusión", comentaba otro de los participantes.
Un experimento intergeneracional que evidencia la dura infancia que tuvieron que vivir nuestros abuelos, y lo poco que cuesta hacer feliz a los demás.