OT 2020 Gala 6: A 'Operación Triunfo' hay que saber jugar
Lunes 24 de febrero de 2020
9 minutos
Estamos ya casi en el ecuador del programa y algunos concursantes empiezan a descolgarse
Lunes 24 de febrero de 2020
9 minutos
Estamos ya casi en el ecuador del programa, y algunos concursantes empiezan a descolgarse. A partir de aquí todo va muy rápido, y la exigencia crece exponencialmente gala a gala. Y no me refiero a la exigencia del jurado ni de los profesores, sino a la que resulta de las comparaciones entre concursantes. Y cada vez es más evidente que esto no va de talento ni capacidad, sino de saber jugar. OT es un concurso.
Existe una gran diferencia entre un artista y un concursante de OT. Puedes ser las dos cosas, la una o la otra. Hay gente que, a estas alturas, ya conoce el juego y otra que está perdida en el camino de intentar ganar siendo un artista.
En la gala de ayer empezamos a ver una brecha entre los chicos y chicas de esta edición, y, gracias a la visita de Miriam (OT 2017), también en comparación con otras ediciones.
Hay algunos que parece que ya han tocado techo dentro de OT, y que si nada cambia en el programa, seguirán así hasta que los echen. En cambio, otros están en una curva ascendente que no se sabe cuándo parará.
La gala
En la gala de ayer despedimos a Anne. Anne me parece un ejemplo de pésima concursante, y eso se corroboró en la entrevista que Noemí Galera le hizo en ese terrible programa llamado el Chat de OT. Anne tiene una autoestima casi inexistente, y sus razonamientos son muy infantiles. También es muy sincera y transparente, y ayer contemplamos una rabieta adolescente en directo. Anne estaba triste, enfadada y no quería saber nada de nada ni nadie. No quería ir a las firmas de discos, no quería mirar sus redes, no quería volverse a su casa sin nada que hacer con su vida… Anne decidió enfadarse y no respirar. Se cruzó de brazos, bajó la cabeza y puso morros. Con ella me pasa que por como se coloca, apenas puedo verle los ojos. Tiene esa posición de defensa en la que sus rizos funcionan de barrera como los sombreros de El cuento de la criada. Anne necesita dos o tres años de formación intensiva antes de hacer nada musical en su vida. Pero yo no tengo dudas de que terminará haciendo algo muy personal y especial. A no ser que los de Gestmusic y Universal la pillen por banda y hagan lo que todas ya sabemos. Ella tiene algo, algo que no se aprende en clases, pero necesita saber hacia donde va. Y para mí la mejor demostración de esto es el mensaje que ayer le envió al chat Amaia Romero, diciéndole que le parece la mejor.
Y es que Anne será buena artista pero no vale para concursar. Aquí se viene a tirarse a la piscina y a cantar flamenco siendo de Galicia.
La primera actuación de ayer la protagonizaron dos personas que tampoco saben concursar demasiado bien. Gérard y Eva cantaron Locomotion en una actuación falta completamente de gusto y rumbo estético. La realización del programa sigue dejando mucho que desear, y la dirección de arte parece que la lleven dos monos borrachos. Eva estaba cómoda en la canción, pero Gérard parecía que lo estaba haciendo con una pistola apuntándole en la sien, como todos los domingos. La coreografía era ridícula y completamente marcada, sin dejar nada a la elección de los chicos. Cuando veía esta actuación en los pases de micrtos, lo único que me parecía que podía salvarla era el estar rodeados de bailarines haciendo los mismos movimientos ridículos que ellos. Pero la gente que hace OT decidió que estarían solos en el enorme escenario, con un vídeo detrás de siluetas de humanos bailando como ellos. Muy sin más.
Gérard no espabila y Eva sigue intentando olvidar todo lo que le enseñaron hasta ahora y reencontrarse con su yo de la Gala 0.
Después actuaron los tres nominados. Anne cantó Unchained Melody. Yo no entendí lo que hizo con la canción, me da la impresión de que ella tampoco. Bruno se atrevió con Stevie Wonder y aprendió mucho vocalmente durante la semana. Es verdad que trabaja mucho y aprovecha las clases como pocos, pero esta canción no la supo cantar. Estaba muy forzado y tampoco llevaba un rumbo claro en la interpretación.
Y para mí, uno de los momentos más esperados, ver a Flavio cantando a Sinatra. Con un pie de micro y sin coreografía. Flavio tiene muy buen gusto, aunque le falta un poco de picaresca en el escenario. Esta canción era para sobrarse y ligar con el público. Y sigue siendo tímido para hacerlo, pero ya lo hará. Yo no tengo prisa, mientras pueda seguir escuchando esa voz.
Vino después el turno de Rafa y Samantha. Samantha es el ejemplo de buena concursante de OT. Entró con perfil bajo pero ahora parece que nació en la Academia. No sé qué dará ella como artista pero de momento se lo está pasando pipa y eso le gusta al público y a Roberto Leal.
Ayer fue la protagonista de la gala con sus comentarios y su desparpajo. También peca bastante de inconsciente y a ratos parece que no sabe que stá saliendo por la tele. Esto era un rasgo muy común en los concursantes del 2017, y en eso radicó el éxito de esa primera edición. También en el escenario se la nota más suelta. El número que hizo ayer con Rafa, cantando La lista de la compra, fue uno de los más divertidos de la noche. Rafa también es de los más carismáticos en el escenario, y el tándem que formaron fue un respiro dentro del encorsetamiento general.
Luego cantaron Jesús y Nia, una actuación muy de 2001, que se salvó del aburrimiento por la tensión sexual evidente entre los dos concursantes. Para Nia esta canción era fácil y para Jesús también, pero siempre es complicado estar a la altura de la canaria.
La mejor actuación de la noche llegó de manos de Maialen y Anajú. Cuando les dijeron que cantarían Con altura, Maialen empezó a entrar en pánico, hasta que escuchó la versión de Las Ginebras, que poco tiene que ver con la original. Las dos disfrutaron esta semana de la canción y de trabajar juntas. Ya en el primer pase de micros se vio que iba a ser un numerazo y así fue. Con pocos movimientos marcados y sin tacones, las dos pudieron explayarse y pasarlo bien en el escenario. Todo a pesar del profe de interpretación, que les da unas directrices de obra teatral escolar que no tienen ningún sentido.
Nia hizo doblete esta noche, ya que el ser favorita la semana pasada le reportó el premio de cantar con Estrella Morente. Se notaba que habían ensayado sólo un par de horas juntas, y cuando cantaban a dúo iban un poco descoordinadas, pero todas las actuaciones de Nia tienen un mínimo de calidad que suele ser mayor que el máximo de los demás.
Y el difícil papel de cerrar la gala lo tuvo Hugo, con una versión terrorífica de Ya no quiero ná de Lola Índigo. Se ve que era una versión que él mismo había cantado en su canal de YouTube y que debería haber sido un regalo para él, pero fue una trampa mortal. La coreografía le venía grande, la puesta en escena fue de ataque epiléptico y él parecía un pulpo en un garaje. Además se confundió en la letra y lo arregló bastante mal. La actuación se hizo larga y agónica. Hugo lo canta todo igual, y ayer su vibrato irritaba.
El regreso de Miriam
Una de las artistas invitadas en esta gala fue Miriam, de OT 2017. La gallega volvió al plató como antes, con una verborrea que solía salvar los tiempos muertos en las galas de su edición, para contarnos que llevaba un tiempo desaparecida porque estaba creando. Acaba de lanzar su segundo disco, y cantó su single Desperté. Es una sucesión de lugares comunes y frases hechas, un terrible trabajo de composición para intentar ser una rockera del palo con una canción de la que dos minutos depués ya no te acuerdas. El talento para componer de Miriam es infinitamente menor que el de cualquiera de los concursantes de este año, pero se hace más llevadera de ver que Gérard, por ejemplo, que musicalmente le da mil vueltas.
Hay una falta generalizada de objetivo en las actuaciones. La mayoría no sabe muy bien a dónde tiene que llegar, y esto es en gran parte culpa del profesor de interpretación. Les pone unas premisas para interpretar muy cerradas y muy alejadas de sus realidades. Como si fuese un ejericio de improvisación. Es raro ver que alguno realmente conecte con el tema. Y es difícil, cuando te marcan en qué sitio poner el brazo o a dónde mirar en qué segundo de la canción. Es un respiro cuando pueden moverse por el escenario sin más, y gala a gala los mejores números son los más libres, exceptuando cualquier cosa que haga Nia.
Los nominados
El favorito de la semana fue Gérard, Dios sabe por qué. Esto le permitió salvarse a sí mismo de la nominación, que estaba clarísima. El resto de nominados fueron Eva, Hugo, Bruno y Rafa. Si Eva hubiese tenido otro compañero quizá se hubiese salvado. Ella lo hizo razonablemente bien, pero la actuación se vino abajo por la falta de sangre del ceutí. Lo de Hugo era un clamor. Creo que a Bruno no lo hubiesen nominado si Gérard no hubiese salido favorito. Aunque su actuación no fue buena, su evolución y su trabajo son más que evidentes, y eso en muchas ocasiones inclina la balanza. A Rafa lo quieren echar. Es el típico tío que no sabe hacer otra cosa, pero tampoco le hace falta. Él tiene su rollo, compone y tiene presencia en el escenario. No es buen concursante, pero tampoco le dan muchas oportunidades. Quieren verlo en otra tesitura pero solo le ponen flamenquitos y rumbitas. Ojalá salga y se ponga a hacer lo que le dé la gana. Si pasa mucho más tiempo en la Academia, corre el riesgo de que le acaben chupando la sangre y se pierda como Eva.
En esta ocasión, los profesores decidieron hacer uso de su derecho de no salvar a nadie. Me parece que fue más un tema de marketing que otra cosa. Puede ser que hayan visto que por alguna razón es rentable tener tres nominados, porque claramente, como alumno, Bruno merecía ser salvado.
Los compañeros, en una ajustada votación salvaron a Eva, que sigue zafando por la mínima. Hasta que le dure. Yo creo que casi es mejor que la nominen y que pueda escoger qué canción y cómo cantarla.
Un planteamiento contradictorio
La contradicción de esta edición es el haber primado durante los cástings la personalidad y la habilidad para componer, y dentro de la Academia hacer las actuaciones más pautadas y guiadas que se recuerdan. Se echa de menos que les permitan darles la vuelta a las canciones, versionarlas realmente, proponer cambios, mejoras. Casi todos tocan instrumentos, componen y tienen ideas originales. Y en cada gala los visten de monigotes y los plantan en un escenario con marcas en el suelo para luego reprocharles que no hacen suyas las canciones. Quieren artistas con voz propia, pero que al mismo tiempo no resulten ridículos cantando un reggaetón cualquiera. Quieren gente versátil, que pueda hacer una coreografía complicada dignamente sin haber bailado nunca antes pero que sepan ponerle su sello personal a una canción de los Backstreet Boys. Esto es como en las ofertas de trabajo que piden becarios que sepan hacer lo que hacen los jefes pero cobrando menos o nada. Con iniciativa pero sumiso. Creativo pero callado. Original pero no rebelde. Y este fallo en el planteamiento se lo comen estos chicos y chicas, que necesitan urgantemente que les pongan una buena tropa de psicólogos y psicólogas para afrontar la extraña experiencia que les tocó vivir.