Las series turcas se han colado en todas las casas españolas. Lo que al principio parecía algo momentáneo, ahora, tres años después de la primera serie turca emitida en nuestro país, se ha convertido en una invasión otomana en la televisión nacional. Antena3 y Telecinco compiten en ‘prime time’ con series como Mujer, Mi Hija o Love is in the Air (Sen Çal Kapımı), que superan en audiencia a series españolas y programas de entretenimiento en nuestro país.
Turquía es el segundo país exportador de contenido audiovisual dramático, solo por detrás de EEUU. Países de todo el mundo llevan ya varios años disfrutando de series otomanas en su pantalla. Ya no vemos exteriores como las haciendas de Colombia o las casas a pie de playa de Miami. Ahora, la telenovela turca nos traslada a paisajes como el Bósforo o a las calles coloridas de Estambul.
En España siempre han triunfado los culebrones de América Latina. Sin embargo, a pesar de todo su éxito y de los años que han estado en la parrilla, nunca han conseguido lo que están haciendo las turcas: competir en horarios de máxima audiencia. Antena3 y Telecinco luchan por ver quién consigue ganar si Mujer, Mi Hija o Love is in the Air.
Las razones de su éxito son varias. Primero, los ingredientes de toda telenovela: historia de amor entre dos protagonistas guapísimos envuelta en dramas y emociones constantes. Algunas juegan más con el humor, acercándose a la comedia romántica y, otras, son historias trágicas donde sucede una desgracia tras otra.
Lluis Miquel Hurtado, corresponsal en Irán de la Cadena Ser contaba en esta cadena que las telenovelas turcas "reflejan los conflictos de la sociedad turca, como podrían ser los dramas rurales, o las diferencias entre ricos pobres, y eso hace que nos parezca una sociedad mucho más cercana. Además, los actores tienen ese carácter latino, esa ‘pasión turca propia de las telenovelas"
Hurtado también señala que las series se están convirtiendo en un arma para mejorar la imagen de Turquía: "Están tocando conflictos que generan un interés que, para un televidente de occidente que siempre ha relacionado Turquía con conflictos armados, conoce al país por otras cosas. Lo que al final se traduce como un negocio turístico". Muchas personas a las que antes este país no les despertaba ningún interés, ahora se ha convertido en su primer destino turístico deseado.
"Aspectos como el buen trato que dan a la mujer en las series, puede ser una buena forma de llegar a otros países, ya que muchas de ellas se emiten en países musulmanes, por lo que Turquía puede ser un referente positivo para ellos".
Son series que cuidan mucho las localizaciones, con paisajes acorde a la narrativa, llamativos y coloridos. El vestuario de los personajes es muy moderno y actual –no se ven velos– y son producciones de alta calidad que cuidan mucho la imagen. Un aspecto que despierta la curiosidad de los telespectadores es la ausencia de escenas subidas de todo. Acostumbrados a la pasión desenfrenada de la telenovela latina, esto nos suena extraño, ya que en las series turcas los protagonistas se pueden mirar frente a frente durante minutos interminables y llegar a darse un tímido beso. Esto se repite en el resto de series turcas y existe una razón. Las series en Turquía deben pasar por un filtro antes de emitirse: un organismo público censura imágenes de sexo, el alcohol y la sangre, entre otras. En cuanto a las escenas tórridas, el organismo es muy estricto y la pasión es algo muy íntimo y personal que prefiere dejar para la imaginación.
La primera serie turca ya fue un éxito
Fatmagül fue la primera serie turca que alcanzó el éxito en España. Se emitió hace tres años en Nova y fue la más vista de la historia de la cadena. Le siguieron otros fenómenos como Amor eterno (Kara Sevda) o Pájaro soñador (Erkenci Kuş). Esta última desató la locura por el protagonista Can Yaman, el cual pasó a convertirse en un fenómeno de masas en nuestro país.