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Aunque el calor de este 2019 no parece darnos tregua, hay lugares en España donde hay que veranear con la rebeca puesta. Sitios en los que hace calor durante el día pero que requieren de una manta para dormir. Pueblos costeros con una temperatura agradable y sin tanta variación térmica entre el día y la noche o puntos de montaña donde el bochorno no resulta tan sofocante... Aquí os dejamos 10 lugares repartidos por toda la Península y que son los que mejores temperaturas tienen para poder sofocar este verano tan intenso.
1. Aínsa (Huesca)
Aínsa, situada en la comarca del Sobrarbe (Huesca), es también miembro de la Asociación de los Pueblos más Bonitos de España. Y es un excelente punto de partida para conocer el parque nacional de Ordesa y Monte Perdido, en el Pirineo de Aragón. En la villa, a 589 metros sobre el nivel del mar, situada en la confluencia de los ríos Cinca y Ara, hace bastante calor durante el día, pero el ocaso da un poco de tregua. Arriba, en la montaña, el descenso de las temperaturas cuando el sol desaparece resulta mucho más acusado.
2. Sierra de Gredos (Ávila)
Lagunas, gargantas, circos, riscos, galayos (agujas graníticas), depósitos morrénicos. Dominado todo por el imponente pico Almanzor, de 2.592 metros, techo del Sistema Central. El parque regional de la sierra de Gredos, en el sur de la provincia de Ávila, es, como señala Turismo de Castilla y León, “un espacio tallado por la erosión glacial” en el que destacan el circo y la laguna Grande de Gredos. En su vertiente sur hace calor, aunque hay pozas en las que refrescarse; en la norte (la zona de Hoyos del Espino, por ejemplo), el viajero tiene prácticamente garantizado dormir con manta.
3. Liébana (Cantabria)
La comarca de Liébana es uno de los destinos cántabros por antonomasia. Integrada por varios valles rodeados de altas montañas, en el extremo superior de uno de ellos, val de Baró, se localiza la estación de montaña de Fuente Dé, con máximas en verano de alrededor de 22ºC. Un teleférico (en la imagen) salva 753 metros de desnivel (en poco más de tres minutos) hasta el mirador del Cable, a 1.850 metros de altitud. Allí solo cabe rendirse a las impresionantes panorámicas del macizo central de los Picos de Europa -Peña Remoña, Padiorna, Pico San Carlos y Torre Altaiz, los picos de Santa Ana, Tesorero, Torre Horcados Rojos, Peña Olvidada- y, más allá, la cordillera Cantábrica.
4. Pueba de Lillo (León)
En el Puerto de San Isidro, paso de montaña que une las provincias de León y Asturias, la temperatura media en verano no supera los 12,5ºC. En sus alrededores se encuentra Puebla de Lillo, de origen medieval, incorporación reciente al Parque Regional de Picos de Europa. Su torreón, que ha sido torre de vigilancia, cárcel y ayuntamiento, es ahora sede de la Casa del Parque, y ayuda a interpretar el paisaje circundante y a entender la relación del hombres con la naturaleza. Entre esta localidad y el puerto de las Señales, muy cerca del límite con el Parque Natural de Redes, se alza el Pinar de Lillo, uno de los escasísimos pinares autóctonos de la península, hogar del urogallo y zona de paso del oso pardo.
5. Cangas del Narcea (Asturias)
Una gran extensión del mayor concejo de Asturias, rico en casonas y palacios de estilo rural construidos entre los siglos XVI y XVIII, está ocupada por el Parque Natural de las Fuentes del Narcea, Degaña e Ibias (Reserva de la Biosfera por la Unesco). Dentro de él se encuentra el bosque de Muniellos, el mayo robledal de España, y uno de los mejor conservados de Europa. Estas tierras son refugio del oso pardo cantábrico y también de quienes vienen huyendo del calor: su temperatura media en verano ronda los 19,3ºC, con máximas de 25ºC y mínimas de unos 13ºC (siempre de media).
6. Ezcaray (La Rioja)
La localidad más cercana a la estación de esquí de Valdezcaray es Ezcaray, en la parte alta del valle del Oja, al suroeste de La Rioja, en el extremo occidental de la Sierra de la Demanda. Máximas de 25,7ºC, mínimas de 12,3ºC (de media) y un famoso festival de jazz que, en la primera quincena de julio, caldea el frescor nocturno. Su casco urbano se caracteriza por ser una muestra de arquitectura popular bien conservada y por sus soportales, que permitían que la vida siguiera pese a los rigores del invierno. Su entorno natural invita a conocerlo mediante rutas de senderismo.
7. Isaba (Navarra)
El municipio más poblado de los siete que forman el valle del Roncal, en el Pirineo navarro, está bañado por las aguas del río Esca y rodeado de montañas. Su temperatura media en los meses de verano se sitúa en torno a los 17,5ºC: durante el día el mercurio sube bastante, pero por las noches refresca. Las calles de Isaba son estrechas y empedradas, jalonadas de casas señoriales de piedra y madera, y dispuestas en torno a la iglesia-fortaleza de San Cipriano, del siglo XVI, en el centro del pueblo. Un escudo labrado en piedra en la fuente de Uturrotx relata episodios destacados de la historia del valle; en su Casa de la Memoria, el viajero descubrirá sus formas de vida tradicionales.
8. Islas Cíes (Pontevedra)
En este caso el frescor no procede tanto del ambiente como del mar. Mientras que las Rías Baixas se encuadran en una región de clima oceánico, con altas precipitaciones y estacionalidad moderada, el de los archipiélagos del Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia (Sálvora, isla de Ons y las Cíes) se considera mediterráneo subhúmedo de tendencia atlántica, es decir, menos lluvia, una temperatura media anual entre 13 y 15 ºC y poca variabilidad estacional. Durante el día el mercurio sube pero el acalorado bañista siempre puede meter los pies en la orilla para poner fin a su bochorno: la playa de Rodas, en las islas Cíes, tiene una de las aguas más frías del país, con una temperatura que ha llegado a alcanzar los 15ºC en pleno mes de agosto.
9. Sierra de Albarracín (Teruel)
La sierra de Albarracín atesora una joya como el pueblo homónimo, integrante de la asociación de los más bonitos de España. Aquí también está el pueblo con fama de ser el más frío del país: Griegos, a 1.600 metros de altura, entre bosques de pino silvestre y praderas de alta montaña. El agua, abundante, refresca aún más los veranos de esta sierra del suroeste de la provincia de Teruel (Aragón) en las que se encuentran el Salto de San Pedro en el Vallecillo, la cascada de Calomarde, el Barranco Hondo o los Ojuelos del Río Cabriel.
10. Piornal (Cáceres)
En 2015, el diario regional ‘Hoy Extremadura’ describía Piornal, en el valle del Jerte (que, por cierto, celebra su ‘cerecera’ hasta el 21 de julio), como “el pueblo fresquito”. La villa cacereña es la más alta de la comunidad autónoma (se alza a 1.175 metros), lo que proporciona una temperatura veraniega más aceptable. Ofrece rutas circulares de senderismo, puntos de observación ornitológica y opciones refrescantes como muchas gargantas (La Bonal, la cascada del Caozo, Los Pilones de la garganta de los Infiernos), la piscina natural Charco del Calderón y la cascada de la Desesperá. En Piornal también se encuentra el museo del Jarramplas, dedicado a su fiesta más típica (el 19 y 20 de enero), declarada de Interés Turístico Nacional.