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Alrededor de 500 pueblos fantasma yacen bajo las aguas de embalses y pantanos en España. Muchos de ellos fueron literalmente engullidos al construir -o derrumbarse- alguna de estas obras faraónicas levantadas, en su mayoría, durante el Franquismo, periodo en el que se construyeron alrededor de 515 pantanos. El país pasó de 4.000 millones de metros cúbicos de agua a más de 36.600 millones. Otros por la erosión natural o el aumento del cauce del río más cercano. Algunos ya no aparecen en los mapas, es imposible borrarlos de la memoria y de la vista, gracias a los homenajes que les rinden sus antiguos habitantes, o a las sequías, que se encargan de devolverlos a su lugar original y mostrar lo poco o mucho que queda de ellos. A continuación repasamos 10 de ellos:
1. Lanuza (Huesca)
A pesar de la inundación, hoy es un pintoresco enclave turístico dentro del Valle del Tena. Todo porque los antiguos habitantes comenzaron un proceso de revitalización en los 90 para recuperar las construcciones y edificios que milagrosamente no habían quedado sepultados bajo las aguas.
2. Granadilla (Cáceres)
Debido a la construcción del embalse de Gabriel y Galán, Granadilla se convirtió en un pueblo abandonado, y así continúa hasta nuestros días. Fue desalojado y expropiado en la década 60. Y aunque el agua no llegaría finalmente al pueblo, lo dejó aislado casi por completo.
3. Portomarín (Lugo)
Conocido hoy por la calidad de su aguardiente, Portomarín es una villa que nació y creció junto a un puente romano sobre el río Miño. Allí residió hasta que en 1962 se construyó el embalse de Belesar, obligando a su desalojo y traslado. Cuando llegó el día de mudarse, sus vecinos no quisieron dejar nada y se llevaron hasta la iglesia de San Nicolás, de estilo románico, cuyas piedras fueron numeradas y ensambladas de nuevo en su actual emplazamiento. Hoy en día, en épocas de bajo nivel del pantano, son visibles los restos de las antiguas edificaciones, incluso las del primitivo puente romano.
4. Talavera la Vieja (Cáceres)
La construcción desenfrenada de embalses no respetaba ni las canas ni la historia. La evidencia está en Augustóbriga, antiguo municipio romano. En la Edad Media pasó a llamarse Talavera la Vieja, hasta que desapareció bajo las aguas del embalse de Valdecañas, construido en 1963. Pero antes de que todo quedara anegado, los habitantes desmontaron y trasladaron hasta una ubicación cercana las ruinas de un antiguo templo romano, conocido como ‘los Mármoles’ y tres columnas más procedentes de otro templo, ‘la Cilla’. Hoy en día siguen en pie a orillas del embalse y son visibles desde la carretera de Navalmoral de la Mata a Guadalupe, en el término municipal de Bohonal de Ibor.
5. Riaño (León)
El pueblo de antiguo Riaño fue inundado en 1987, en medio de unas dramáticas circunstancias. Los vecinos se movilizaron ante la construcción del embalse, con escenas tan trágicas como un suicido entre sus habitantes. El desalojo terminó siendo por la fuerza.
6. Las Rozas de Valdearroyo (Cantabria)
Uno de los municipios menos poblados de toda Cantabria, y la culpa la tiene la construcción del embalse del Ebro en los años 50, responsable de que dos tercios de su extensión quedasen anegados bajo las aguas. Aguas que llegaron hasta la superviviente iglesia de San Roque.
7. San Román de Sau (Barcelona)
En épocas de sequía cualquiera puede pasear por sus calles y visitar algunos de sus edificios. Pero no es lo habitual, porque durante el resto del tiempo San Román de Sau está completamente sumergido y solo es posible apreciar el campanario de su iglesia románica, del siglo XI.
8. La Isabela (Guadalajara)
En 1826, Fermando VII ordenó construir este real sitio, con su palacio, sus plazas, sus jardines, sus caminos y, cómo no, su balneario. Fueron años de lujo y esplendor, hasta que llegó la Guerra Civil y todo cambió: en lugar de familias nobles, ya solo acudían enfermos. Después de esto, nadie se encargó de su recuperación y el fin de sus días llegó en 1955 con la construcción del embalse de Buendía.
9. Peñarrubia (Málaga)
Los 1.800 habitantes de este pueblo fueron desalojados en 1971 para construir el embalse del Teba; sus casas se derribaron para evitar su recuperación, quedando en pie la iglesia, el colegio y el cuartel de la Guardia Civil; aunque después el agua acabaría por inundarlo todo.
10. Ribadelago (Zamora)
Ribadelago no se hundió del todo, pero los habitantes decidieron crear otro pueblo cerca porque el recuerdo era trágico. En 1959 se rompió la presa de Vega del Tera. Fallecieron más de 100 personas. Hoy es un paraje más dominado por la naturaleza del Parque del Lago de Sanabria.