Lola Santos
Lola Santos es redactora especializada en temas de alimentación, viajes y ocio.
… saber más sobre el autorLas playas españolas atraen cada año a millones de turistas, ya sean de dentro o de fuera de nuestras fronteras. La calidad de las aguas, las instalaciones, los paisajes y el clima son los puntos fuertes de nuestras playas. Pero hay unos rincones bañados por el mar que son especiales, pequeñas calas donde disfrutar de la naturaleza en estado puro, de aguas turquesa y arena fina. Nos acercamos a algunas de las calas más bonitas de España.
Sa Calobra es una cala del municipio de Escorca, en la isla de Mallorca. Se encuentra situada en plena sierra de Tramuntana y es al mismo tiempo núcleo turístico que toma el nombre de una pequeña aldea que había en las proximidades. La cala consiste en la desembocadura del torrente de Pareis, formado por cantos rodados y que supone uno de los pocos accesos al mar que pueden encontrarse en la Sierra de Tramontana.
Las Calas de Poniente o Calas de Roche son una serie de pequeñas calas que se encuentran desde el Puerto de Conil hasta la urbanización de Roche. Son playas rocosas, con impresionantes acantilados de tono rojizo que se comunican entre ellas al bajar la marea. Su acceso, a pie, es por unas escaleras excavadas en la roca y con baranda, por lo que no resulta complicado. En las Calas de Roche es especialmente agradable pasear a pie o en bicicleta por los senderos señalizados y disfrutar de los enebros costeros. O bien, disfrutar de unas bonitas puestas de sol.
Sin duda alguna, una de las mejores playas de la isla de Lanzarote. En el sur de la isla, en un entorno virgen de extrema belleza y protegido al amparo del Parque Natural de los Ajaches, se encuentra la playa salvaje de Papagayo. Con vistas a la vecina isla de Lobos y a Fuerteventura, destaca su fina arena dorada y la calidad de sus aguas, tan trasparentes que adquieren un color esmeralda.
Virgen, salvaje, un auténtico paraíso. Así podemos describir la playa del Silencio, a un cuarto de hora de Cudillero. Las rocas afiladas y el sonido del mar nos dan la bienvenida desde la lejanía. Las impresionantes moles rocosas hacen de parapeto natural, protegiéndola del oleaje y creando un remanso de aguas tranquilas y silenciosas. Un paraíso terrenal de 300 metros de largo por 30 de ancho.
Cala Macarella es una de las calas más famosas de Menorca. Sus postales son las más típicas y conocidas de la isla, gracias al color turquesa de sus aguas y a los veleros que atracan en los alrededores. Cerca de Macarella se encuentra Macarelleta, una cala más pequeña y donde prolifera el nudismo. Podéis caminar de una a la otra en menos de 10 minutos.
La Cala Estreta (Cala Estrecha) se encuentra en Palamós y es, sin lugar a duda, una de las calas más recónditas y fascinantes de toda la Costa Brava, dado el alto valor natural y paisajístico que posee. Para poder disfrutar de esta cala será necesario caminar desde la playa de es Castell unos 20-30 minutos. Se trata de un paseo importante, aunque ya se sabe que en la Costa Brava las calas más bonitas se encuentran escondidas y no son de fácil acceso.
Barcela se encuentra en un entorno protegido y es una playa pequeña situada en el municipio de O Grove. El color de la arena es blanca y se trata de una zona de oleaje moderado y mucho viento. Con las mareas, el espacio de arena útil varía poco.