Descubriendo la provincia de Soria

La provincia castellana de Soria está íntimamente ligada a la despoblación. Sin embargo, sus pueblos y ciudades, yacimientos arqueológicos, sus parajes naturales y su gastronomía tienen mucho que ofrece al visitante. Te invitamos a sumergirte en Soria, una de las provincias de España más desconocidas.

Comenzamos este recorrido por la capital. Soria es una ciudad ligada al río Duero y a la figura de Antonio Machado. Es conocida por sus calles medievales y su arquitectura románica, como la iglesia de San Juan de Rabanera, la iglesia de Santo Domingo y las ruinas del monasterio de Arcos de San Juan de Duero, con su espectacular claustro. La ermita de San Saturio, a orillas del Duero, y un paseo por la céntrica calle El Collado, donde disfrutar de unos buenos torreznos, son visitas obligadas. Para disfrutar de la capital soriana en todo su apogeo, nada mejor que disfrutar de sus fiestas, los Sanjuanes.

Naturaleza en estado puro

El río Duero nace en los Picos de Urbión, frontera natural de las cuencas del Ebro y del Duero y que constituye una de las zonas más bellas de España. Cerca de la localidad de Vinuesa encontramos la señalización para acceder a la Laguna Negra. Esta oscura, fascinante y enigmática laguna, envuelta en leyendas, está encajada a unos 2.000 metros de altura, entre paredes graníticas y bordeada por infinitos pinares, dan a esta laguna su aspecto oscuro y tenebroso. Un lugar que, según la época el año que se visite, cambia totalmente: los colores el otoño, la laguna helada en el invierno y la exuberante vegetación de la primavera. Desde la Laguna Negra podemos hacer una ruta circular de baja dificultad, de unos nueve kilómetros y señalizada, que nos lleva hasta el nacimiento del Duero y el Pico Urbión.

Otros parajes naturales que merece la pena visitar en la provincia son el Cañón del Rio Lobos, un parque natural de gran belleza que podemos recorrer todo el parque a pie o en bici. La visita más popular es un cómodo paseo que remonta el río Lobos hasta la famosa ermita templaria de San Bartolomé. Otros reclamos naturales de la provincia son la Fuentona de Muriel, donde manan de una cueva subterránea las aguas turquesas del río Abión en medio de este paisaje seco y agreste; el Acebal de Garagüeta, en Arévalo de la Sierra, que es el mayor bosque de acebos existente en la Península Ibérica; o el Embalse de la Cuerda del Pozo, donde se puede disfrutar de la Playa Pita.

Piedras que hablan

Son muchos los vestigios antiguos que podemos encontrar en toda la provincia. Hay castillos en decenas de pueblos sorianos, como el de Gormaz, una fortaleza de origen musulmán.

Podemos visitar el yacimiento arqueológico de Numancia, muy cerca de la capital; también los yacimientos de Uxama, que fue una ciudad celtíbera y luego romana muy importante y se encuentra muy cerca de El Burgo de Osma, y el yacimiento de Tiermes, ciudad celtíbera aliada de Numancia.

La villa de Calatañazor, donde el tiempo parece haberse detenido, es visita obligada para perderse en sus empinadas calles de trazado medieval y sus humildes casas.   

El Burgo de Osma, en la confluencia de los ríos Ucero y Abión y con más de dos mil años de historia, es hoy una tranquila villa castellana. La soportalada Calle Mayor comunica las plazas de la Catedral y del Ayuntamiento, y diversos edificios históricos como la catedral, universidad, hospital de San Agustín y residencia de San José, dan testimonio de su importancia en el pasado. Muy cerca encontramos San Esteban de Gormaz, que alberga dos iglesias románicas muy destacadas, el Rivero y San Miguel. Y no nos olvidamos de Medinaceli, declarada Conjunto Histórico Artístico, donde destaca el arco romano.

La comarca de las Tierras Altas nos depara muchas sorpresas, comenzando por Yanguas, uno de los pueblos más bonitos de España. De su antiguo esplendor conserva su castillo y restos de muralla, su puente de origen romano y sus casonas de piedra. El castillo de Magaña es otro de los atractivos de esta zona. El paso del fuego la noche de San Juan en el pueblo de San Pedro Manrique atrae cada año a miles de visitantes.

Las villas de Almazán y Berlanga de Duero son también de visita obligada, ambas en el curso del río Duero, que casi en el límite con la provincia de Burgos, alberga uno de los tesoros gastronómicos de la provincia, el vino con denominación de origen, que abarca parte de tierras sorianas.