Carlos Losada
Viajes
De visita por las ermitas más bonitas de España
Recorremos cinco santuarios en los que se une la belleza del entorno y la del edificio
“Capilla o santuario, generalmente pequeños, situados por lo común en despoblado y que no suelen tener culto permanente”. Esta es la definición que el Diccionario de la Real Academia Española (@RAEinforma) hace de este tipo de templos religiosos. Sin embargo, el crecimiento de muchas ciudades y pueblos ha provocado que terminasen formando parte del entramado urbanístico. No hay más que fijarse en la popular Ermita de San Isidro madrileña, otrora alejada y edificada al otro lado del río Manzanares y hoy cercana a numerosas viviendas.
Ejemplos como este hay muchos. Sin embargo, en España sigue habiendo numerosas ermitas que mantienen ese retiro que, a fin de cuentas, es su razón de ser. De hecho, hay algunas que destacan tanto por su construcción como por la belleza del paraje donde están ubicadas. Las que apuntamos en esta lista solo son algunas que bien merecen una visita, aunque seguramente conozcas otras que podrían formar parte.
Ermita de San Tirso y San Bernabé
En el Monumento Natural de Ojo Guareña, situado al norte de la provincia de Burgos justo en la parte sur de la Cordillera Cantábrica, podemos encontrar la ermita de San Tirso y San Bernabé, que nos regala la estampa más conocida de este complejo kárstico compuesto por 18 cuevas.
Lo que más llama la atención de este santuario religioso -que para muchos data del siglo VIII o IX- es su construcción. Utiliza una de las cuevas como zona de culto a la que se accede por la fachada construida sobre la misma piedra. Su atractivo exterior es indudable, pero entrar en su interior también merece la pena para observar las pinturas que decoran la bóveda natural. En ella se representan los milagros y martirios de San Tirso.
Ermita de San Bartolomé
En pleno Cañón del Río Lobos, una de las zonas naturales más hermosas de la provincia de Soria nos encontramos con la silueta inconfundible de la Ermita de San Bartolomé. Hasta ella se puede llegar dando un agradable paseo junto al citado río y sin duda es una excursión que merece la pena no solo por la espectacularidad del paisaje, sino que además resulta sencillo para personas de cualquier edad.
Construido en el siglo XIII, este templo declarado Bien de Interés Cultural es de estilo románico y destaca por sus canecillos y por su rosetón. Aunque si por algo se caracteriza es por su situación frente a la Cueva Grande, una impresionante oquedad que el tiempo y los fenómenos meteorológicos han ido formando en la piedra caliza. Desde ella tendremos la mejor visión de la ermita.
Ermita de San Saturio
También en Soria podemos visitar la Ermita de San Saturio y al igual que con la anterior, el paraje donde se halla le otorga un halo de leyenda que no podemos pasar por alto. Situada en el municipio de San Saturio, cuenta la leyenda que el santo al que está dedicada vivía en la cueva sobre la que se asienta la construcción actual, la cual data del siglo XVII, y que desde allí se obró el milagro de que un hombre llamado Prudencio pudiera cruzar el río Duero sin mojarse.
Además, Saturio, que era un hombre rico, había entregado todos sus bienes para retirarse en aquel lugar. El edificio está edificado sobre tres grutas naturales. De hecho, para entrar en el mismo se accede por una de ellas. Y ni que decir tiene que merece la pena visitarlo.
Ermita de San Juan de Gaztelugatxe
Esta ermita, que ganó popularidad porque acogió la boda de Anne Igartiburu y que se hizo mundialmente famosa por rodar en su escalera tallada en roca algunas escenas de la serie Juego de Tronos, debía estar en esta lista. Y es que es innegable la belleza del entorno, del acceso y de su construcción en un islote frente a la costa de Vizcaya.
La pequeña iglesia está dedicada a la Degollación de San Juan y su construcción data del siglo X, aunque ha sufrido todo tipo de avatares durante su historia. No es de extrañar por su peculiar ubicación, frente a los peligros del mar y de piratas como Francis Drake, que la saqueó a finales del siglo XVI.
Ermita de San Frutos
Esta ermita en realidad es una parte de los restos del que fue el priorato de San Frutos, aunque si está en esta lista es tanto por la belleza de su construcción como por el lugar en el que se encuentra, en el espectacular parque de las Hoces del Duratón.
Si visitas este santuario de estilo románico del siglo XII podrás sorprenderte de uno de los meandros más espectaculares que crea este río en el terreno, ya que la ermita se encuentra en el acantilado. Su fundación parece que corrió a cargo del propio San Frutos, que eligió tan increíble paraje para dedicarse a la vida contemplativa… y no eligió nada mal.