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¿Imprescindibles o trampas para turistas? 8 lugares que no son lo que esperas

65ymás

Jueves 8 de agosto de 2019

ACTUALIZADO : Viernes 12 de junio de 2020 a las 15:18 H

10 minutos

Te revelamos cómo disfrutar de ellas sin sorpresas desagradables

Uffizi, Florencia, Italia
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Jueves 8 de agosto de 2019

10 minutos

Cuando vas de vacaciones, planeas tu viaje con la anticipación de poder ver en persona lugares mundialmente conocidos, de esos que hace falta visitar al menos una vez en la vida. Sin embargo, cuando finalmente llegas allí, la decepción puede ser de campeonato: multitudes, precios desorbitados, o el monumento en sí mismo, que no es nada del otro mundo a pesar de todo el bombo que se le da. No hay mejor manera de arruinarte el viaje que acabar arrepentiéndote de haber ido hasta allí.

Para evitarte sorpresas desagradables, Holidu (@holidu), el buscador de alquileres vacacionales, ha analizado con ojo crítico algunas de las atracciones turísticas más populares a nivel mundial. ¿Qué sorpresas te esperan al llegar? ¿Existen alternativas menos conocidas en los alrededores que merecen más la pena visitar? ¿Hay alguna manera de disfrutar de estos imanes de turistas sin llevarse un chasco?

1. Plaza de San Marcos, Venecia, Italia

Plaza de San Marcos de Venecia

Si te van la atracciones abarrotadas de turistas y estás dispuesto a pagar la friolera de diez euros por una taza de café, la Plaza de San Marcos es tu destino ideal. No se puede negar, la enorme plaza con el Palacio Ducal, la torre del reloj y la Basílica de San Marcos, es todo un regalo para la vista, el problema es que te toca compartirlo con demasiadas personas. Si pretendes disfrutar de las vistas de la plaza con tranquilidad y encontrar precios razonables te vas a llevar un buen disgusto. ¿Puede uno al menos quedarse un buen rato y sacar buenas fotos? Pues está complicado, especialmente si no te hacen mucha gracia las palomas, que son tan omnipresentes como las hordas de turistas, además las aves se permiten el lujo de posarse en alguna cabeza que otra.

Venecia y la Plaza de San Marcos forman parte de lista de lugares que hay que ver una vez en la vida, y con razón. Sin embargo, merece la pena tomar ciertas precauciones, como visitarla en temporada baja.  Para disfrutar de una visita lo más tranquila posible, es preferible acudir a la plaza por la mañana temprano. Cuando empiece a llenarse demasiado, es mejor salir de allí para visitar en su lugar algunas de las pequeñas y encantadoras callejuelas de Venecia repletas de tiendas y patios escondidos, o acercarse a ver las pintorescas islas de Murano y Burano.

2. Uffizi, Florencia, Italia

Uffizi, Florencia, Italia

La Galeria degli Uffizi es, sin duda, uno de los museos más prestigiosos y visitados del mundo entero y ofrece a los visitantes un fascinante viaje por la historia del arte. Y es exactamente ahí donde reside la decepción para muchos turistas, que acuden allí únicamente porque figura como imprescindible en las guías de viaje, a pesar de no tener ningún interés real en asistir a una lección magistral de arte. De hecho, muy pocas personas se preocupan de antemano en considerar si una atracción de fama mundial es adecuada para ellos. Una de las reseñas de Google proclama: "Si eres un apasionado del arte, te encantará el museo. Si eres una persona normal, disfruta el resto de Florencia y ahórrate todo el estrés innecesario".

Para los amantes del arte es una visita obligada, pero merece la pena ser precavido y comprar la entrada con anticipación para evitarte pasar horas enteras haciendo cola. ¿Tienes que visitar los Uffizi por fuerza, solo para tacharlo de tu lista de sitios imprescindibles? ¡Rotundamente no! Florencia en sí misma es un museo al aire libre. Si caminas por la ciudad con los ojos abiertos y prestas atención a los numerosos detalles, puedes disfrutar del arte y de la cultura local de forma gratuita, así que elige hasta qué punto te merece la pena dedicar tu tiempo y esfuerzo a la exploración artística según tus inquietudes.

3. Place du Tertre, Montmartre, Francia

Place du Tertre, Montmartre, Francia

Bienvenido a la Place du Tertre en el hermoso distrito de París Montmartre. ¿Te apetece que te retraten en una caricatura sin tu permiso mientras deambulas por la plaza y te obliguen prácticamente a pagar por ella? Aquí te las ponen en la mano antes de que puedas reaccionar y para entonces ya es tarde. ¡Cómo no vas a pagar cuando el producto ya está terminado, y hecho especialmente para ti!  Filas y filas de artistas aposentados uno al lado del otro y todos atentos a la que salta, como predadores. ¿Su presa preferida? ¡Los turistas!

Sacré Coeur, cerca de la Place du Tertre, sin duda merece la pena una visita. Aunque sea sólo  por las vistas desde la explanada, que hacen que tu corazón lata más rápido. Pero ¿la Place du Tertre en sí misma? La puedes borrar de tu lista sin remordimientos. Emplea mejor tu tiempo paseando por las pintorescas calles a su alrededor y disfrutando del vecindario lejos de la concurrida y cara plaza llena de comerciantes disfrazados de artistas.

4. Westminster Abbey, Londres, Reino Unido

Westminster Abbey, Londres, Reino Unido

Para todos los instagrammers, la Abadía de Westminster es, per se, una decepción, ya que las fotografías están estrictamente prohibidas en la iglesia. Aún si los selfies no son lo tuyo, la clavada por la entrada, de unos 25 euros por adulto, no es plato de gusto para muchos. A todo esto se añaden los males endémicos de toda atracción popular: multitudes aplastantes y largos tiempos de espera. Si eres un fanático de la literatura inglesa o de la realeza británica, merece la pena, sin embargo, lidiar con los inconvenientes, ya que aquí están, entre otras, las tumbas de Charles Dickens y Rudyard Kipling.

Si, a pesar de todo, te decides a descubrir la Abadía de Westminster, te proponemos una manera de visitarla sin gastarte un duro: espera hasta las 5 de la tarde entre semana (excepto los miércoles) o hasta las 3 durante los fines de semana, que es cuando se celebra el Evensong (merece la pena ser puntual). Durante esta celebración el coro de la iglesia canta durante una hora para los visitantes, y es completamente gratis. Aunque bajo estas circunstancias no es posible pasear libremente por la iglesia y observar cada detalle, ya que debes permanecer sentado en un banco durante el concierto, sí que puedes admirar la impresionante arquitectura mientras disfrutas de una experiencia absolutamente inolvidable.

5. Acantilados de Moher, Condado de Clare, Irlanda

Acantilados de Moher, Condado de Clare, Irlanda

"Masas de turistas que se empujan los unos a los otros a lo largo de la escarpada costa. El complejo turístico diseñado para multitudes y hordas de autocares logra arruinar cualquier paisaje".  Eso afirma una de las reseñas Google. Los acantilados en la costa oeste de Irlanda son muy populares y reconocidamente fotogénicos, pero no siempre resultan fáciles de explorar debido a la afluencia de visitantes y al inestable clima, después de todo, se trata de Irlanda. En teoría, debes caminar sobre un sendero pavimentado que transcurre a lo largo de la costa y está prohibido salirse de él. En la práctica, muchos se saltan esta prohibición a la torera, así que te va a costar lo tuyo hacer una foto bonita que no incluya gente que no conoces de nada arruinándote la estampa.

En lugar de unirte a la horda de turistas que recorren como lemmings el sendero designado, que realmente no permite disfrutar de los imponentes acantilados, te recomendamos emprender la caminata desde Hag's Head hasta el Centro de Visitantes. El camino está parcialmente sin pavimentar y es necesario caminar con cierta precaución, pero si esto no te echa para atrás, puedes caminar kilómetros enteros a lo largo de los acantilados y tomar fotos de los alrededores en paz a solo unos kilómetros del abarrotado centro de visitantes Acantilados de Moher. Así también te ahorras aparcar en el Centro de Visitantes, que no es precisamente barato.

6. Blarney Stone, Blarney, Irlanda

Blarney Stone, Blarney, Irlanda

La legendaria Piedra de Blarney se encuentra en el exterior del Castillo de Blarney. Según la tradición local, a quien besa la piedra se le concede el don de la elocuencia. Suena atractivo ¿verdad? Sin embargo, conviene sopesar bien la visita antes de aventurarse. ¿Las razones? Para besar la piedra te toca hacer cola durante horas, hacer frente a una subida vertiginosa y, finalmente, con la ayuda de un vigilante de seguridad, realizar un ejercicio acrobático: para besar la piedra, es necesario hacer una especie de pino puente agarrado a unas barras metálicas. Por supuesto, al hacerlo te toman una foto, que puedes comprar como recuerdo. El proceso de besar la piedra es mágico, divertido y asqueroso a partes iguales. No hay que olvidar que cientos de visitantes besan la "Piedra de Blarney" todos los días y regalan a los siguientes su saliva.

Los visitantes del Castillo de Blarney pagan un precio considerable por la entrada únicamente para besar la piedra, pero es un proceso que no es para todos y decididamente no es higiénico. Aunque los jardines y los paseos alrededor del castillo de Blarney están muy bien cuidados, Irlanda tiene muchos castillos que son un poco más baratos y bastante menos concurridos.

7. Castillo de Praga, Praga, República Checa

Castillo de Praga, Praga, República Checa

El Castillo de Praga domina la capital de la República Checa y despierta la curiosidad de todo viajero que visita la ciudad, ya que no hay esquina en la urbe desde donde no se lo atisbe. En determinadas épocas del año y momentos del día es posible disfrutar del ambiente sin grandes aglomeraciones. ¡Pero ten cuidado! Hay diferentes modalidades de entrada que incluyen acceso a diferentes atracciones. Los visitantes deben saber de antemano qué lugares les gustaría visitar y verificar exactamente qué museos o edificios vienen incluídos en cada entrada. Si no lo sabías antes de llegar, te puedes llevar una desagradable sorpresa, sobretodo en el caso de los fanáticos de Kafka, ansiosos por ver el Golden Lane, donde solía vivir. Esta atracción no está incluida en todas las modalidades de entrada y puede suponer costes adicionales.

Si no eres un fanático de la época medieval o no te apasiona la historia en general, puedes prescindir de la visita al castillo sin remordimientos para evitarte el disgusto y acabar pagando más de lo que realmente debes. De todas maneras, si lo que buscas es disfrutar de unas vistas fantásticas de Praga, puedes subir a la colina Letná, que además tiene un parque precioso. Desde aquí tienes una vista panorámica del casco antiguo de Praga y del castillo sin gastarte nada.

8. Isla Mainau, Lago Constanza, Alemania

Isla Mainau, Lago Constanza, Alemania

Mainau, también conocida como la isla de las flores, es uno de esos imanes turísticos a los que las multitudes acuden cada temporada, dispuestos a pagar una fortuna por la entrada. ¿Y por qué? Las reseñas de Google a menudo afirman que el esplendor de las flores es sencillamente impresionante y que el precio de la entrada está justificado. Pero te advertimos: ¡decepción a la vista! Al menos durante la primavera. Ya a mediados de marzo, los precios para visitar la isla de Mainau se disparan alcanzando los nada desdeñables 21,50 euros por adulto. La época del año de la floración no parece influir necesariamente el precio, porque en marzo, la isla no presenta realmente el mismo aspecto que unas semanas más tarde.

El peor momento para visitar la isla de Mainau es al comienzo de la temporada alta. Si deseas evitar las multitudes del verano y visitar la isla en temporada baja, es mejor ir inmediatamente antes del cambio de precio. Y si lo haces ten en cuenta que en esta época del año las flores aún no están completamente en flor. Sin embargo, si deseas ver el magnífico mar de flores en todo su esplendor y estás dispuesto a hacer un desembolso significativo por la entrada, deberías viajar a la isla de Mainau en temporada alta.

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