Lola Santos
Lola Santos es redactora especializada en temas de alimentación, viajes y ocio.
… saber más sobre el autorLas pasarelas de Paiva (Passadiços del Paiva) están en el municipio portugués de Arouca, a una hora de Oporto y suponen un magnífico lugar para disfrutar de la naturaleza. Se encuentran dentro del Geoparque Arouca, un santuario natural y geológico Patrimonio de la Unesco que invita a un fascinante viaje por la biología y la geología. Una de las formas de disfrutar de este espacio es adentrarse en la garganta del río Paiva y disfrutar con el recorrido de casi nueve kilómetros entre pasarelas y puentes.
Este recorrido para senderistas no es fácil de realizar. Tanto es así que el camino de regreso se puede hacer en unos taxis turísticos que te devuelven al punto de partida. Para quien se atreva, será una experiencia inolvidable y que le llevará por cascadas, saltos de agua y playas fluviales.
Las pasarelas se extienden a lo largo de 8.700 metros, rodeados de belleza natural espectacular, con escalones de madera suspendidos sobre la margen izquierda del río Paiva. El camino es lineal y en la web del parque marcan un tiempo de dos horas y media para completar el recorrido. ¿Habrán previsto el tiempo que se dedica a hacer fotos de esta maravilla natural?
El recorrido discurre entre dos playas fluviales: Areinho y Espiunca y se puede iniciar la ruta el cualquier de los dos puntos. Tal vez, el tramo más complicado (más duro) sea el ascenso que se encuentra a un kilómetro de Areinho y en el que hay que salvar un desnivel de más de 200 metros por unas escaleras empinadas que salvan ese desnivel.
Otra sorpresa que nos depara esta ruta es Arouca 516. Es el nombre con el que han bautizado el puente colgante peatonal más largo del mundo. Mide poco más de medio kilómetros, está sujeto por cables de acero y se eleva unos 170 metros sobre las aguas del río Paiva. Además, ofrece una de las vistas más impresionantes de todo el recorrido: las cascadas de Aguieiras, la garganta del río y la playa de Areinho.
Más sorpresas esperan al visitante: la maravillosa playa fluvial de Vau, senderos entre árboles que dan la sensación de caminar por la selva y el meandro de Paiva en forma de herradura que hace las delicias de los amantes del rafting.
La parte más cercana a la playa fluvial de Espiunca es más suave. Dispone de una zona de merenderos donde reponer fuerzas si debemos emprender el camino de vuelta.