Victoria Herrero
Viajes
Recorrido por algunos de los pueblos más bucólicos de los Países Bajos
Una bonita ruta entre cerveza, quesos, tulipanes y molinos, las señas de identidad de este país
Hacer un viaje a los Países Bajos y visitar Ámsterdam es uno de los grandes atractivos. Sin embargo, después de descubrir esta divertida e insólita ciudad repleta de canales y bicicletas, la verdadera esencia del pueblo holandés se traslada a algunas de las localidades más pequeñas que merece la pena visitar. Acompáñanos en este recorrido por algunos de los pueblos más bucólicos de la zona.
Naarden
Empezamos por esta localidad que no dista mucho de la vibrante Ámsterdam y que ya recibe tantos turistas que es uno de los municipios con mayor atractivo y belleza de todo el país. Naarden es bonito incluso antes de descubrirla paseando por sus calles, debido a lo curioso de su ubicación. Es una fortaleza en forma de estrella de 10 puntas que se mantiene intacta encima de un verde islote y rodeada por agua. Ya en su casco histórico párate a contemplar:
- Grote Kerk, iglesia gótica del siglo XV y una de las más antiguas de todo el país.
- La Casa de España. Un edificio que recuerda la masacre cometida en el año 1572 cuando las tropas españolas acabaron con la vida de 700 habitantes y después quemaron la ciudad.
- El Museo de la Fortificación y el Museo-Mausoleo de Comenius, el filósofo checo conocido por ser el padre de la pedagogía.
Volendam
También a poca distancia de Ámsterdam, algo más de 20 kilómetros, se encuentra otra ciudad famosa. Un pueblo marinero repleto de restaurantes y pequeñas tabernas donde probar lo mejor de la gastronomía del país. Si tienes la suerte de visitarlo un sábado, podrás asistir a una fiesta que se celebra con el regreso a casa de los pescadores junto a una feria que se remonta al siglo XVII.
Una zona histórica a orillas del lago de Marken y que tiene acceso directo al Mar del Norte. Lo curioso de este pueblo es que tiene muchos habitantes católicos, algo que se refleja en la vestimenta más tradicional de sus vecinos. Además, otra de sus señas de identidad es contar con su propio dialecto local.
Stavoren
Junto a otro lago, en este caso el de Ijssel, se encuentra este pueblo que fue muy famoso e importante en la Edad Media sobre todo por el comercio con Inglaterra, Francia y Escandinavia. Ahora, siglos después, Stavoren es muy conocido por los amantes de los deportes acuáticos que suelen animar esta localidad durante los meses de verano.
Alkmaar
Bienvenidos los amantes de los quesos. Alkmaar es conocida como la ciudad del queso y todo el turismo de esta localidad gira alrededor de este lácteo famoso en todo el país. De ahí que puedas visitar, cómo no, el Museo del Queso que comparte protagonismo con otro de los elementos esenciales de la gastronomía holandesa: la cerveza.
Lo bueno es que esta ciudad se encuentra a apenas 35 kilómetros de Ámsterdam y puedes llegar cómodamente en tren (salen varios cada hora) hasta el mismo centro de Alkmaar, donde se encuentra la estación.
Zaandam
El paisaje de los Países Bajos no se entendería sin la silueta de sus conocidos molinos. Y el mejor sitio para contemplarlos es junto al pueblo de Zaandam, donde se ubican los molinos de Zaanse Schans. Se trata de una especie de museo al aire libre, una recreación para contemplar estas impresionantes estructuras (algunas datan del siglo XIII).
Pero no es el único estereotipo holandés que puedes conocer en esta zona, ya que esa instalación refleja fielmente la historia y el estilo de vida de los oriundos de este país. Por ejemplo, puedes conocer cómo se vivía antes de que existiese la luz eléctrica o el agua corriente en las casas.
Thorn
Si estás disfrutando conociendo esta otra cara de los Países Bajos, aún nos queda un último destino: la ciudad de Thorn.
A simple vista puedes pensar que estás en Cádiz, en alguno de sus bellos pueblos con las fachadas de las casas encaladas. Eso sí, salvando las lógicas distancias, este pueblo encandila a los turistas por esos coquetos edificios en color blanco, sus calles adoquinadas que parecen sacadas de un cuento y la cuidada iglesia en su abadía, cuya parte más antigua nos lleva hasta el siglo XX. Un edificio que fue restaurado hace un par de siglos por el arquitecto Pierre Cuypers. Igual su nombre no te suene, pero suyos son la Estación Central y el Rijksmuseum en Ámsterdam.