Victoria Herrero
Viajes
Viaje a Innsbruck para conocer la mejor tradición alpina de Austria
Victoria Herrero
Foto: Bigstock
Domingo 22 de diciembre de 2019
ACTUALIZADO : Domingo 22 de diciembre de 2019 a las 8:18 H
6 minutos
El legado del emperador Maximiliano I se encuentra en cada rincón de la capital del Tirol
Hoy hacemos una escapada a una de las regiones más bellas y con más encanto del centro de Europa. Hoy viajamos a Austria, más concretamente hasta la comarca del Tirol para descubrir estos espectaculares paisajes naturales, así como su capital, Innsbruck. El destino perfecto para conocer lo mejor de la tradición, la historia y la arquitectura alpina.
Bienvenidos al Tirol
Los amantes de los deportes de invierno conocerán de sobra esta ciudad austríaca que, sin embargo, también atrae a turistas de todo el mundo con la idea de disfrutar de la nieve y conocer de cerca la arquitectura de la época imperial que todavía sigue en pie. Unos edificios históricos que contrastan con la vanguardia de otro de sus espacios más emblemáticos, obra de la recordada y aclamada arquitecta Zaha Hadid.
Hablamos del funicular de Nordkette que se localiza en el mismo centro de Innsbruck y que te lleva a más de 2.200 metros de altura en apenas 20 minutos. Todo con el objetivo de que contemples algunas de las postales montañosas más bonitas de la zona. Estamos en la imponente cordillera que le da nombre a esta moderna instalación y que supone la puerta de entrada a las montañas de Karwendel.
Pero si de verdad quieres contemplar unas vistas para el recuerdo, nada como hacer este curioso recorrido: muy cerca de la estación Seegrube puedes emprender el camino Perspektivenweg, obra del arquitecto Franz Baumann a mediados del siglo pasado y que es una perfecta conjunción entre naturaleza y última tecnología. Si te fijas, durante todo el sendero se pueden leer citas del filósofo austríaco Ludwig Wittgenstein.
Modernidad aparte, otro de los emblemas de la capital del Tirol tiene mucha más historia. Nos referimos al tejado dorado, el Goldenes Dachl. Se trata de la cubierta del balcón del antiguo palacio de la residencia real, Neuer Hof, que fue mandada a construir por el emperador Maximiliano I en el año 1500. Sin embargo, pese a su aspecto y su nombre sentimos decepcionaros ya que no es de oro puro. Las más de 2.500 tejas que se usaron en su construcción están hechas de cobre doradas al fuego.
En ese mismo rincón puedes descubrir otro de los monumentos famosos de Innsbruck, con sus 56 metros de alto: la torre de la ciudad, Stadtturn. Fue levantada un siglo antes que el tejado dorado que acabamos de dejar atrás y destaca por su curiosa cúpula en forma de cebolla.
Y es que pasear por el casco antiguo de esta localidad es descubrir a cada paso bellos ejemplos de su arquitectura y patrimonio histórico, como es el caso de nuestra siguiente parada: el número 10 de Herzog-Friedrich Strasse, una fachada muy fotografiada por todos los turistas que se acercan a la localidad austríaca. También puedes acercarte hasta el número 31 de esa misma calle para descubrir una de las casas donde vivió Mozart.
Todos esos enclaves forman parte de una bella arquitectura que se puede contemplar en otros edificios particulares y que dan buena cuenta de las típicas construcciones alpinas: de estilo barroco, con las ventanas con los típicos voladizos y colores de lo más llamativos. Y es que el empleo de estos tonos para las fachadas no es casual, ya que cada uno pertenecía a un gremio distinto de los asentados en la ciudad, como los carniceros, los panaderos o los orfebres.
Seguimos nuestro paseo imperial y llegamos hasta la iglesia de la Corte, cuya principal característica y atractivo es que es considerado el monumento fúnebre más monumental de Europa. Un sarcófago protegido, a ambos lados, por 28 estatuas (en un primer momento la idea era que fueran 40) gigantes hechas de hierro fundido, donde uno puede descubrir a los Reyes Católicos o al mismísimo rey Arturo. Sin embargo, lo curioso es que esta tumba está vacía y aquí no reposan los restos de Maximiliano I, como pretendía el propio emperador cuando se mandó construir.
El cristal tallado más famoso del mundo
Si alguna vez te han regalado una pieza de joyería o decoración de la marca Swarovski, te gustará saber que la casa fue fundada en esta localidad en el año 1895. Hablamos del cristal tallado más famoso del mundo, que cuenta a poco más de 10 kilómetros de Innsbruck con su sede originaria; así como un museo para todos aquellos que quieran conocer más sobre su historia. Además, resulta un espacio muy recomendado para los niños ya que en su exterior dispone de un jardín en forma de laberinto y varias instalaciones para que se diviertan.
También en las afueras se encuentra nuestra última parada en este viaje por la capital tirolesa. Nos referimos al castillo de Ambras, original del siglo X y cuya idea, cuando fue levantado, era que sirviera de museo. Un espacio para albergar todo el arte de la colección privada que tenía el archiduque Ferdinand II.