Viajes

Saint-Tropez, el encanto de la Costa Azul que atrajo a estrellas del celuloide e intelectuales

Victoria Herrero

Foto: Bigstock

Lunes 9 de diciembre de 2019

6 minutos

Una ciudad que, siglos atrás, tuvo un pasado como defensa militar y como pueblo de pescadores

Saint-Tropez, el encanto de la Costa Azul que atrajo a estrellas del celuloide e intelectuales
Victoria Herrero

Foto: Bigstock

Lunes 9 de diciembre de 2019

6 minutos

Nuestro idílico viaje nos lleva a un rincón muy conocido de nuestra vecina Francia; concretamente, a la región de la Costa Azul donde se enclava esta localidad cuyo encanto sedujo hace décadas a todo tipo de famosos, cantantes, gente adinerada, estrellas de cine y personalidades del mundo de la literatura. Nos referimos a Saint-Tropez​, un antiguo pueblo de pescadores que fue puesto en el mapa mundial del turismo gracias a la actriz Brigitte Bardot.

A continuación daremos un paseo para conocer esta bonita ciudad costera que sigue atrayendo cada año a muchos visitantes, incluso los que no son tan pudientes como los antes mencionados. Si este es tu plan para tus próximas vacaciones, te contamos qué lugares no debes perderte para conocer a fondo todo lo que te ofrece Saint-Tropez. Pero antes hagamos un repaso siglos atrás

La historia de Saint-Tropez

Está claro que la ciudad que ahora podemos contemplar nada tiene que ver con la imagen que se tenía de ella en el siglo XV. Por aquel entonces no había nada de ese dinero y ese glamour que hoy se ve y se siente. Saint-Tropez solo era un puesto militar cercano a la costa que hacía las veces de defensa de esas tierras. Tras este pasado, se convirtió en uno más entre los pueblos donde vivían pescadores que buscaban en alta mar una salida tras la decadencia tanto comercial como del sector agrícola que había vivido la zona.

Es ya a partir de la década de los años 50 y 60 cuando comienza a desplegar esa imagen asociada a las estrellas de cine del momento, casi al mismo tiempo que iban llegando los barcos de gran eslora a su puerto para dejar en un segundo plano las antiguas barcazas que sus habitantes usaban para faenar y ganarse la vida.

A orillas del Mediterráneo

El común de los mortales no podremos navegar en lujosos yates, reservar mesa en algunos de los restaurantes más selectos donde podemos incluso ver a famosos de la talla de Elton John o tomar el mejor champagne francés en las tumbonas de piscinas infinitas en hoteles de ensueño. El común de los mortales podremos conocer la otra cara de Saint-Tropez, esa que se descubre callejeando por esas vías empedradas, paseando por su puerto, conociendo la ciudad vieja o contemplando las fachadas de vistosos colores (ocres, naranjas y amarillos en su mayoría). Todo lo contrario al ver y dejarse ver que practican con esmero muchos de sus visitantes y residentes de verano. 

Saint Tropez, el encanto de la Costa Azul que atrajo a estrellas del celuloide e intelectuales

Aparte de todo eso, Saint-Tropez es conocida por esa ciudadela que todavía se mantiene en pie (reflejo de ese pasado defensivo) y desde la que se pueden contemplar unas vistas estupendas de todo el golfo, su mercado tradicional con puestos de pescado recién recogido esa misma mañana y que denota ese aire provenzal de la zona cercana o esas playas de arena fina que la rodean. Puro espectáculo mediterráneo que se confunde con el pasar de coches de alta gama por sus calles.  

Precisamente, ese turismo de lujo es el que hace que tomarse un café o un helado en alguna de sus concurridas terrazas sea casi tan caro como hacerlo en plenos Campos Elíseos de París. 

Hecho el recorrido, podemos escaparnos del mundanal ruido en dos escenarios donde el silencio es uno de los protagonistas. Para los amantes de los museos, esta localidad gala ofrece dos buenos espacios para pasar parte de la jornada turística. Por un lado, el Museo de l’Annonciade donde uno puede contemplar obras de arte moderno, sobre todo de estilo impresionista, de autores como Matisse, Braque o Dufy, entre otros. Todas ellas se guardan delicadamente en este bello rincón enclavado en lo que fue una antigua capilla levantada hace 5 siglos. 

Y otra dirección que te sorprenderá: la Casa de las Mariposas, donde uno puede quedarse maravillado con los miles de mariposas que tienen en este museo su hogar y que han sido recogidas por el hijo del pintor J.H. Lartigue. Edificios singulares de la ciudad junto con uno de sus emblemas. Nos referimos a la iglesia de Saint-Tropez en la que destaca su campanario de color ocre levantado en el año 1624. Es considerado uno de los más bellos de los pueblos de alrededor y guarda entre sus secretos un busto del santo y mártir cristiano que da nombre a la ciudad. 

Nuestra última parada, si el tiempo nos lo permite, nos lleva a escaparnos a algunas de las maravillosas playas de las que hacen gala en Saint-Tropez. No en vano se dice que aquí se encuentra el mejor arenal de toda la Provenza, el de Pampelonne con sus 10 kilómetros de extensión hasta el cabo Camarat.

Saint Tropez, el encanto de la Costa Azul que atrajo a estrellas del celuloide e intelectuales

Pero hay muchas más que merece la pena pisar y, si se puede, darse un baño:

  • Playa de les Graniers que se encuentra detrás del cementerio de los marineros. Una pequeña cala de aspecto y esencia salvaje. 
  • Les Canebiers, una de las más grandes y ancha junto a la carretera de Salins. 
  • La Moutte, perfecta para disfrutar de un día de verano con toda la familia.

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Victoria Herrero

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