Ruth Macarrón
Viajes
Ruta por el País Vasco francés: los pueblos imprescindibles
Ruth Macarrón
Jueves 5 de diciembre de 2019
ACTUALIZADO : Jueves 5 de diciembre de 2019 a las 6:57 H
3 minutos
Elegantes pueblos costeros conviven con los interiores más tradicionales
Bulliciosas (y glamurosas) ciudades de vacaciones y pequeños pueblos de interior cargados de historia y tradiciones. El País Vasco francés aglutina playa, montaña, y, por supuesto, la mejor gastronomía. Para alojarte, puedes optar por los elegantes establecimientos de los pueblos más turísticos o los modernos hoteles de las ciudades más grandes, como Bayona. Si lo que quieres es desconectar, hay preciosas casas rurales en caseríos tradicionales, como Barcarola, a orillas del Adour. Estos son los lugares que no puedes perderte, en la costa y al interior.
Ruta por el País Vasco francés
Biarritz
La más turística de sus localidades destila elegancia real. No en vano ha sido, desde el S.XIX, destino vacacional de la monarquía (francesa e inglesa) y la aristocracia. Convertida ahora en un símbolo del surf, sus calles, jalonadas de pequeñas boutiques y marcas de lujo, y sus grandes hoteles la hacen mantener su encanto. Ideal para pasar un día de playa y comer en alguno de los restaurantes que hay junto a la iglesia.
San Juan de Luz
Esta pequeña y preciosa localidad costera se convirtió en uno de los más famosos balnearios de la costa vasca. Destino preferido por los parisinos, su puerto y su mercado tradicional la sitúan como uno de los mayores atractivos en la ruta por el País Vasco francés. Heladerías tradicionales, bares de pinchos y hasta buenas creperies donde tomarte una galette bretona.
Espelette
Al interior, el pueblo de Espelette es quizá el más visitado, en parte por los pimientos secos, típicos del pueblo, que llevan su nombre. Imprescindible por sus construcciones tradicionales, casas rojas y blancas con grandes balcones, desde donde cuelgan los pimientos puestos a secar.
San Juan de Pie de Puerto
Más conocido por su nombre francés, Saint-Jean-Pied-de-Port, desde este pequeño pueblo interior arranca tradicionalmente el Camino de Santiago francés. Se trata de una villa medieval amurallada, en cuyo interior pequeñas calles empedradas forman un caso antiguo muy pintoresco. El pequeño puente romano sobre el río Nive y las fachadas casi sobre el agua convierten el pueblo en una sucesión de postales.