Rosa María Torres
Viajes
¿Sabías que la Catedral de Burgos se construyó por amor?
La colocación de la primera piedra data del año 1221 y es una joya de piedra de estilo gótico
Cuentan que el matrimonio de Fernando III de Castilla y Beatriz de Suabia fue verdaderamente feliz, aunque fue pactado previamente con el fin de crear una alianza política entre Castilla y Alemania. A día de hoy, este amor sigue latente en la catedral de Burgos, la única catedral declarada Patrimonio de la Humanidad.
En el interior, de estilo gótico, hay esculturas policromadas del rey Fernando III y su esposa Beatriz evocando su boda, celebrada en la anterior catedral, y representando el romántico gesto del monarca entregándole el anillo. La catedral es un monumento que no deja indiferente a nadie. De hecho, se aconseja a los visitantes que se sienten en uno de los bancos que hay alrededor para contemplar la impresionante fachada.
La visita turística se inicia en la puerta del Sarmental, que es la más antigua de todas y está considerada una obra maestra de la escultura gótica española. También destaca el cimborrio, los sepulcros del Cid Campeador y su esposa y la Escalera Dorada de Diego de Siloé. Desde las alturas se puede disfrutar del insuperable juego de volúmenes de la catedral de Burgos y de sus torres, rematadas por unos puntiagudos chapiteles.
No olvides fijar la vista en el Papamoscas, la figura que abre y cierra la boca cuando el reloj de la Catedral da las horas. Otro de los enclaves dignos de visitar es la capilla gótica de Santa Ana. Y si das la vuelta a la girola, verás la capilla de los Condestables. Dentro de la catedral están enterrados los poderosos representantes del rey de Castilla.
Se construyó por amor
Los cronistas de la época relatan que, en 1219, la duquesa germana se detuvo en París y quedó maravillada por la catedral de Notre-Dame. Así, un enamorado Fernando quiso regalarle el día de su boda la edificación de la catedral.
Cuándo ir a Burgos
Burgos es una ciudad ideal para disfrutar durante la época estival, aunque también hay un ambiente muy agradable en otoño y primavera. Lo bonito de acudir en invierno es contemplar sus nevadas. Además, la ciudad es mucho más que su catedral. Por eso, para contemplarla en su totalidad, no olvides visitar el Museo de la Evolución Humana, el Arco de Santa María, el Monasterio de las Huelgas Reales o la Cartuja de Miraflores, entre otros enclaves.