Victoria Herrero
Viajes
Descubre la Sanmiguelada, una cita tradicional relacionada con la trashumancia
El mágico escenario de las Bardenas Reales en Navarra acoge el paso de miles de ovejas
Un paisaje espectacular que parece escenario de una película de ciencia ficción. Nos encontramos en el Parque Natural de Bardenas Reales (@TurismoNavarra) en Navarra donde cada año, y desde hace 5 siglos, a mediados del mes de septiembre tiene una lugar una tradición ancestral relacionada con el rito de la trashumancia. Hablamos de la Sanmiguelada que tiene como escenario la localidad de Carcastillo (@AytoCarcastillo) por donde entran las ovejas hasta ese paisaje navarro mágico.
Día festivo en Carcastillo
Todos los que puedan acercarse podrán disfrutar del paso de miles de ovejas, en años anteriores se han llegado a contabilizar hasta 100.000 cabezas de ganado, y sus pastores en un recorrido que se inició días atrás desde los valles del Pirineo Navarro y que por esa fecha llegan a esta árida zona que desde siempre ha estado ligada a la ganadería, sobre todo a la de ovino trashumante. Una vez allí, será el hogar de estas ovejas durante los meses del otoño e invierno hasta que llegue la primavera y emprendan de nuevo el camino hacia pastos más frescos.
Algo que se lleva repitiendo desde la Edad Media y que ahora podremos disfrutar en un día festivo donde no faltan las degustaciones gastronómicas, los conciertos, la venta de productos artesanos o las actividades deportivas y culturales organizadas en la localidad de Carcastillo.
Navarra, gracias a su posición estratégica, ha sido durante siglos un cruce de caminos que, en este caso, tienen a estos bellos animales como protagonistas para deleite de todos los presentes. Así es como llegan estos rebaños a este lugar especial creado gracias a ese trabajo de millones de años de la erosión y que sirve de escenario especial para todo tipo de leyendas y tradiciones. Y esta es una de ellas.
¿Qué es la trashumancia?
Hablamos de un movimiento que realizan los rebaños de ganado cuando buscan pastos para alimentarse. De esta manera, durante el otoño y el invierno buscan lugares más cálidos donde poder soportar mejor el frío; y es ya cuando comienza la primavera cuando suben a los valles más frescos para pastar plácidamente.
Una tradición ancestral que se observaba ya en la época anterior a los romanos y que se mantiene todavía hoy en algunas zonas de nuestro país pese a que se han perdido muchos de esos caminos de siglos. ¿El motivo? La reducción de esas zonas de pasto por la intensificación de la agricultura, el nuevo modo de vida urbano, así como las dificultades para encontrar personas que quieran dedicarse al oficio de pastores y sigan manteniendo viva esta bonita tradición.