Mariola Báez
Viajes
Una experiencia inolvidable: llegar a la Selva Negra en un crucero fluvial por el Rhin
Al suroeste de Alemania, se encuentra este espléndido paraje natural salpicado de pueblos de postal
La Selva Negra, con sus tupidos bosques de abetos, es uno de esos parajes que no te esperas en Europa. Ocupa el suroeste de Alemania, en una franja montañosa que se extiende por la región de Baden Wurtemberg. El clima húmedo y templado hace que la zona sea una verdadera explosión de bosques, ríos, lagos… donde surgen, también, localidades donde la arquitectura y la tradición permanecen intactas. Es un lugar ideal para el senderismo y los deportes que implican contacto directo con la naturaleza. Un bonito crucero fluvial, por el imponente Rhin, puede ser la mejor manera de acercarte hasta ella. Luego, tocará trazar la ruta perfecta.
Cómo llegar y qué ver en la Selva Negra
El Rhin es una de las vías fluviales más importantes de Europa. En su recorrido, pasa por seis países, desde los Alpes suizos, donde nace, hasta los Países Bajos, donde desemboca en el Mar del Norte. Solo un pequeño trayecto de su cauce se aproxima a la Selva Negra, pero ese tramo, es simplemente magnífico.
Si quieres probar la experiencia, desde la ciudad francesa de Estrasburgo, parten algunos de los cruceros más bonitos e interesantes para acercarte a la Selva Negra en un recorrido que puede llevarte hasta Friburgo, ya en Alemania, o incluso hasta Basilea, en Suiza. Por el camino, castillos que emergen a orillas del Rhin, paisajes que pasan de las zonas llanas de cultivo a agrestes acantilados y un entorno perfecto para un viaje cargado de romanticismo.
El Rhin te acercará a la Selva Negra pero ¡ojo!, no se adentrará en ella. Solo el río Kinzing (bastante más modesto), uno de sus afluentes, se sumergerá en los sorprendentes parajes que guarda.
Son tantos los lugares que merecen incluirse en un recorrido por el Parque Nacional Schwarzwald (Selva Negra) que te faltará tiempo aunque solo se trate de un primer acercamiento.
Como breves pinceladas sobre lo que no te puedes perder, hay que destacar la localidad de Gengenbach, un coqueto pueblo de cuento con sus casas de tejados y fachadas triangulares con el característico entramado en madera. Triberg ha de ser, también, parada obligatoria, no solo por el encanto del lugar, donde, como anécdota, puedes ver el reloj de cuco más grande del mundo, sino por su espectacular entorno natural, en el que destacan sus famosas cascadas. El lago Titisee, a 30 kilómetros de Friburgo, perfecto para disfrutar de actividades acuáticas, o la ciudad balneario de Baden Baden son solo algunos de los lugares que harán que un primer viaje a la Selva Negra alemana te sepa a muy poco.