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“Viajes para mayores que no van de viaje”. Así es como define Juan Cabrillana su agencia de viajes para personas mayores con acompañamiento continuo, Viajes de la Edad Tardía, que surgió de una excedencia para el cuidado de su madre, tras comprobar la falta de motivación de muchas personas mayores para realizar actividades.
Asturiano y madrileño de adopción, Juan decidió dar un giro a su vida después de 27 años trabajando en el área financiera de la editorial Anaya. Así, decidió dejar su empresa para iniciar esta aventura en forma de viajes.
“Mi madre vivía en un resort para mayores en Alicante, tenía 85 años, estaba prácticamente ciega (DMAE), una demencia avanzada, y con cuidados paliativos en cardiología. La llevaba a la piscina, a la playa (le encantaba escuchar el rumor de las olas), a pasear por Santa Pola y otros pueblos del entorno. Para los mayores que vivían allí era el hijo perfecto", explica. “Ahora que tenía tiempo, me habría gustado viajar con ella, llevarla a lugares a los que sé que le habría encantado ir, pero ya no tenía sentido, le daba igual estar en un sitio que en otro".
Esto llevó a pensar a Juan que lo que no había podido hacer con su madre, podría hacerlo con otras personas mayores que, aún con ganas de viajar, no encuentran a nadie que organice un viaje de la forma que ellos necesitan.
Viajes que se adaptan a los mayores
Viajes de la Edad Tardía destaca por el acompañamiento continuo, de grupos desde 1 a un máximo de 4 personas, viajes tranquilos, en los que Juan recoge a las personas en su casa, viajan en un vehículo de alta gama, duermen en alojamientos únicos y con relevancia histórica, comen en restaurantes donde prima la gastronomía local y realizan actividades singulares para sumergirse en la historia y el estilo de vida local.
“Viajamos ellos y yo, esto nos permite una flexibilidad total; no hay prisa, no hay que madrugar, ni esperar a nadie, ni hacer visitas a contra reloj o ver cosas que no les interesan", explica.
Aunque existen viajes ya diseñados que se pueden ver en la web, también diseña viajes a medida en función de las preferencias y necesidades de los mayores, despertando la curiosidad y ofreciéndoles una propuesta diferente de viajes en los que estos se adaptan a ellos, a su ritmo y preferencias.
Los beneficios de viajar
Tras suscribirse a la web Viajes de la Edad Tardía, los mayores reciben a cambio un ebook, La aventura de envejecer, así como un correo motivante semanal en el que se les cuenta historias que se relacionan con los beneficios que tiene viajar.
“En febrero, haré un viaje a Galicia con un escritor mayor que se pasa la vida en casa con sus asuntos. Su mujer mucho más activa, necesita ver el mar de vez en cuando. Yo viajo por amor, me decía, a mi me basta con sentarme en una terraza, escribiendo, leyendo…”, comenta.
Otra forma en la que llegan sus clientes es a través de los hijos: “Recuerdo un hijo que me contactó para que intentara convencer a su padre para hacer un viaje. Su mujer tenía principios de alzhéimer y él estaba entrando en una depresión. Vivían en Bilbao pero habían nacido en Andalucía. Él había viajado por todo el mundo, era Capitán de la marina mercante. Grabé un vídeo donde le contaba una historia, las consecuencias de no actuar y le propuse una vuelta a los orígenes. Al final actuó”.
Mientras que con un viaje buscamos el bienestar, es algo pleno, la compra de un bien material solo consigue rellenar de forma inmediata un vacío, es algo efímero. Esto quiere decir que la clave de la felicidad está en los recuerdos almacenados, no en los bienes materiales que poseemos, por lo que nuestras mayores inversiones deberían ir hacia experiencias que crean recuerdos para toda la vida.
“Se trata de que vean que existe una manera diferente de viajar (sin ninguna preocupación y con total seguridad) y el fuerte impacto positivo que viajar y vivir nuevas experiencias puede tener sobre su estado de ánimo. Ya no hay excusa", conluye.