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El Parque Arqueológico de Segóbriga es un "lugar emblemático" de la arqueología y museología del mundo romano que cuenta con un entorno de "gran riqueza natural". El diputado de Desarrollo Provincial, Turismo, Artesanía y Patrimonio Histórico de la Diputación de Cuenca, Miguel Ángel Valero, ha explicado a Europa Press que es una ciudad de pequeñas dimensiones, amurallada, con ocho hectáreas y varios sistemas constructivos y torres.
Muy cerca de Madrid, Cuenca y Valencia, "enclavado en la Mancha Alta con paisajes de absoluta belleza", el disputado destaca "la confluencia de todos los edificios públicos como un anfiteatro, en perfecto estado de conservación y donde se celebran aún algunos juegos gladiatóricos; y un teatro en el que se ha gestado un ambicioso programa cultural con teatro clásico o actuaciones musicales".
Todo el interior del parque, tal y como describe Valero, está compuesto por instalaciones con un museo y sala de exposiciones e interpretación "distintos a otros yacimientos" con reconstrucciones virtuales, recreaciones en 3D y visitas guiadas "que hacen las delicias de todo aquel que quiere pasearse por él". Además, anima a la gente a visitarlo "porque es distinto": "Al lado tenemos castillos medievales, como el de Belmonte; el monasterio de Uclés y una variada riqueza gastronómica y hotelera que cumplirá los deseos de todo aquel que se quiera acercar".
Segóbriga, Bien de Interés Cultural
A partir de un castro de la Edad del Hierro surgió, en el cerro de Cabeza de Griego, en Saelices, la ciudad romana de Segóbriga. Se ha convertido en un yacimiento muy relevante para comprender las características urbanas del periodo. Es clave debido a que no tenía ninguna ciudad actual por encima, por lo que sus restos excavados se componen de todos los edificios públicos, referentes de la arquitectura romana.
El conjunto de las "ruinas de Cabeza de Griego" fue declarado monumento histórico-nacional por decreto de 3 de junio de 1931, convirtiéndose también en Bien de Interés Cultural. Aunque los primeros trabajos con metodología arqueológica no se realizaron hasta los años 50 del siglo XX. Fue a partir de 1961 cuando el arqueólogo Martín Almagro Basch comienza a ocuparse del yacimiento, poniendo las bases para su estudio y valoración cultural -con gran visión de futuro-. Pero no lo hizo solo, contó con el apoyo del conquense Francisco Suay, con quien también colaboró en la creación del Museo Arqueológico de Cuenca.
En esa fecha comenzó la excavación y restauración de los principales monumentos de la ciudad romana, el teatro y el anfiteatro, a la que siguieron otras campañas de excavaciones. Aumentaron la superficie excavada, su puesta en valor y visita a los edificios y espacios que hoy forman parte del recorrido por el conjunto arqueológico. Esta labor de investigación arqueológica continúa con campañas de excavaciones en verano.
En 1975 se inauguró el Museo de Segóbriga, el actual Museo de los Epígrafes, una pequeña instalación que funcionó como Museo de Sitio hasta la apertura del Parque Arqueológico. En el año 2000 se iniciaron los trabajos de construcción del Centro de Interpretación del Parque, nueva construcción que sustituiría a la pequeña instalación museográfica, reconvertida hoy en un museo epigráfico, vivienda y almacén para el depósito de materiales arqueológicos.