Lola Santos
Lola Santos es redactora especializada en temas de alimentación, viajes y ocio.
… saber más sobre el autorA orillas de río Cidacos, en la Comunidad Foral de Navarra, nos encontramos con la villa de Olite. La silueta del Palacio Real, sus murallas romanas, el trazado medieval de sus calles la convierten en una visita imprescindible. Nos adentramos en la Edad Media para descubrir los secretos de Olite.
Sin duda alguna, lo más destacado de la villa es el Palacio Real de los reyes de Navarra, uno de los ejemplos del gótico civil más importantes de Europa. Este castillo, de aspecto majestuoso, fue mandado construir por el rey Carlos III y su esposa Leonor en 1399. Se trata de un complejo conjunto irregular de torres, estancias, galerías, jardines y patios que le confieren un aspecto anárquico y una singular silueta que sobresale sobre las murallas de la ciudad. Artesanos de muy diversa procedencia se encargaron de decorar elegantemente este Palacio.
A principios del siglo XVI, con el declive político de Olite, el castillo comienza una época de deterioro continuo, debido al abandono que durará siglos. Hace casi 100 años comienzan las obras de restauración tras la adquisición del palacio por la Diputación de Navarra, devolviendo parte de su esplendor al castillo palacio de los reyes de Navarra.
Varios edificios completan el patrimonio monumental de Olite. La iglesia de Santa María está adosada al Palacio Real; su construcción se inició en el primer tercio del s. XIII en un estilo gótico recién nacido. En la calle Mayor nos encontramos la iglesia de San Pedro, iniciada en estilo románico, con algunas partes en estilo gótico y fue ampliada durante el barroco, dejando una curiosa mezcla de estilos en el edificio, donde destacan el retablo mayor y el claustro.
Fuera de las murallas, los monasterios de San Francisco y Santa Engracia, reedificado uno y reformado el otro en el siglo XVIII, completan el legado artístico de la ciudad.
El conjunto urbano monumental de Olite se palpa paseando por sus calles. Aun conserva el trazado medieval en sus calles. Las murallas romanas y las galerías medievales sorprenden al visitante, al igual que las casas solariegas, coronadas por los escudos de armas de las familias que albergó la ciudad durante su época de esplendor.
Y la visita no será completa si no haces un alto en el camino para reponer fuerzas. Olite es tierra de vinos. Desde las torres del castillo puedes ver las tierras de viñedos que rodean la ciudad. No en vano, Olite alberga el Consejo Regulador de la Denominación de Origen de Navarra. También en Olite puedes visitar el Museo del Vino.