Zamora, una ciudad marcada por el Románico y el Duero

A orillas del río Duero, la ciudad de Zamora respira aire medieval en sus calles, murallas, palacios y templos. Su casco histórico cuenta con la declaración de Conjunto Histórico-Artístico. A ello hay que añadir su gastronomía y su Semana Santa, fiesta declarada de Interés Turístico Internacional. Nos adentramos en la ciudad castellano-leonesa para descubrir sus secretos.

Lo primero que recibe al viajero es el Puente de Piedra que da acceso a la ciudad. Es el más antiguo de los que se mantienen en pie. Su origen es medieval, mencionándose ya en el siglo XII. A lo largo de estos siglos, ha sufrido varias modificaciones. Todavía a principios del siglo XIX disponía de almenas e incluso de dos grandes torres de carácter defensivo situadas en sus extremos.

La Bien Cercada

Así era conocida la ciudad de Zamora por lo bien defendida que estaba. El sistema defensivo de la ciudad tiene en el castillo su enclave fundamental. Constituye un espléndido mirador desde el que contemplar la Catedral, el Río Duero y el Campo de la Verdad, donde el romancero sitúa la liza que tuvo lugar entre caballeros zamoranos y nobles castellanos por haberle dado muerte a Sancho II durante el cerco a la ciudad en la que reinaba su hermana Doña Urraca.

Junto al Castillo se levantan la torre y el cimborrio de la Catedral de Zamora, sin duda, sus elementos más característicos. La cúpula gallonada y cubierta con escamas de piedra, de estilo bizantino, se construyó en el siglo XII; mientras que la torre románica que le acompaña data del XIII. En el interior del templo, sobresalen las rejas y púlpitos de hierro forjado, los bajorrelieves de la sillería del coro y el claustro neoclásico, que acoge al Museo Catedralicio.

Museo del románico

Paseando por sus calles estrechas y empedradas podemos admirar algunos de los templos románicos más bonitos, como la Iglesia de San Cipriano o la de La Magdalena. Junto a las iglesias, hay varios palacios renacentistas, como el Palacio de los Condes de Alba de Aliste que hoy acoge el Parador de Turismo o el Hospital de la Encarnación, que es la sede de la Diputación Provincial; o el Palacio del Cordón, que alberga el Museo de Zamora.

Uno de los mejores momentos para visitar Zamora es en Semana Santa. Declarada Fiesta de Interés Turístico Internacional, podemos disfrutar de sus templos, sus procesiones y sus imágenes.

Y todo esto a los pies del Duero, el gran río de Castilla y de Portugal presidiendo la ciudad e icono de referencia turística de Zamora.