El desempleo crónico entre los sénior exige medidas urgentes
Foto: BigStock
Viernes 2 de febrero de 2024
6 minutos
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Edadismo laboral: El paro sube en los mayores de 55 años y golpea el doble a la mujer en 2023
Desde el Observatorio de la Vulnerabilidad y del Empleo de la Fundación Adecco (@adecco_fundac) constatamos que los datos de la última EPA de 2023 reflejan una aceleración general del empleo y un descenso del número de personas desempleadas (-6,4%), que, sin embargo, no aplica a aquellas mayores de 55 años o menores de 25 años. Ambos extremos de edad del espectro laboral son los únicos que han visto aumentar el número de personas en búsqueda activa de empleo: un 3,8% en el caso de los jóvenes y un 2% entre los sénior. El año 2023 cerró con 533.000 personas mayores de 55 años en desempleo y 481.500 menores de 25 años en la misma situación. El desempleo sénior vuelve a tener rostro mayoritariamente femenino, siendo mujeres el 56% de las personas mayores de 55 años que buscan trabajo.
El factor diferencial que complica el desempleo entre las personas sénior es su tendencia a la cronificación. De esas 533.000 personas buscando trabajo, un 59% lo hace desde hace más de un año, una cifra que desciende hasta el 24% en el caso de los jóvenes y que se sitúa en un 40% a nivel general.
Es significativo que el 54% de las personas sénior que se fueron al desempleo en 2023 provienen del sector servicios. Un área que en los últimos años está experimentando cambios muy relevantes, en un contexto de automatización que tiende a reemplazar empleos en áreas como la atención al cliente o la venta, así como a cambiar patrones de consumo, disparando la venta online en detrimento de las tiendas físicas y/o servicios tradicionales. Esta nueva realidad puede tener un impacto muy considerable entre la población activa sénior, quienes en muchos casos acumulan largos periodos en la misma empresa y cuya nueva situación de desempleo puede resultar abrumadora y desconocida, en un mercado laboral diferente y eminentemente tecnológico.
Este desempleo crónico entre los sénior es una cuestión a la que urge hacer frente, teniendo en cuenta que, según la última EPA, el 21% de la población activa ya supera los 55 años. Se trata del porcentaje más alto de toda la serie histórica y sus perspectivas son de crecimiento, en una sociedad en récord de envejecimiento. En total, se contabilizan 4.990.600 personas mayores de 55 años que tienen trabajo o lo buscan, una cifra que se ha incrementado un 6% con respecto a 2022 (por encima del 2,5% registrado para todos los grupos de edad). En otras palabras, los datos de la última EPA evidencian la importancia, y el peso cada vez mayor, de la fuerza laboral sénior en España.
Es por ello crucial implementar todos los mecanismos necesarios para que dicha fuerza laboral pueda aportar su talento en el menor tiempo posible. Para ello, hay que hacer frente a aquellos factores más influyentes en el desempleo de larga duración, como la brecha tecnológica, las dificultades de reciclaje profesional o acceso a la recualificación, así como los ya manidos prejuicios y estereotipos que siguen identificando a las personas sénior como obsoletas, menos dinámicas o más costosas económicamente.
Algunas de las propuestas de Fundación Adecco, tanto para la función pública como privada, se concretan en las siguientes:
- Políticas activas de empleo que impacten en la cualificación de las personas sénior y faciliten su contratación y retención por parte de los empleadores, reconociendo el valor de su experiencia y la estabilidad que proporcionan.
- Flexibilidad Laboral, como mecanismo facilitador para una transición más efectiva y paulatina a la jubilación.
- Concienciación acerca de la discriminación por edad, promoviendo un mayor conocimiento y sensibilidad sobre el valor de los trabajadores sénior, subrayando sus competencias y derribando anacrónicos prejuicios y estereotipos.
- Estrategias de Diversidad, equidad e inclusión (DE&I) con foco en las personas sénior, de modo que las empresas se comprometan en primera persona con el empleo de un segmento de la población creciente, y cuya contratación obedece no solo a justicia social sino a un imperativo de competitividad. Las iniciativas de reskilling y upskilling se subrayan como una clave que urge implementar.
No podemos olvidar que el desempleo sénior, cuando se prolonga en el tiempo, tiene múltiples implicaciones. En primer lugar, afecta a la estabilidad económica y emocional de las propias personas sénior, quienes se encuentran en una etapa crucial, en la que necesitan acumular las cotizaciones necesarias para alcanzar una pensión adecuada. Además, el desempleo prolongado les expone de forma inminente a la exclusión social, al no poder afrontar gastos inmediatos. Por otra parte, este desempleo representa una pérdida de experiencias y habilidades únicas para el mercado laboral como la madurez, el pensamiento crítico o las habilidades de comunicación, tan habitualmente presentes entre los profesionales más veteranos. Y, por último, se trata de una renuncia a una fuerza laboral creciente y dominante (hoy son el 21%, en poco tiempo ya representarán una cuarta parte), cuya aportación es esencial para la sostenibilidad de nuestro Estado del Bienestar.
Observatorio de la Vulnerabilidad y del Empleo de la Fundación Adecco