Alejandro Otero
Opinión

Un mundo cambiante interpela a los mayores

Alejandro Otero Davila

Martes 1 de octubre de 2019

3 minutos

Un mundo cambiante Interpela a los mayores

Martes 1 de octubre de 2019

3 minutos

No estamos simplemente en una época de cambios, "sino en un cambio de época". Asistimos a la llegada de un nuevo sistema cultural que, partiendo muchas veces de nuestros propios valores de personas mayores nacidas en el pasado siglo, para distanciarse de los mismos, los distorsionamos, o incluso los cuestionamos estructuralmente. La sociedad actual no parece dispuesta a adaptarse a verdades y costumbres prestablecidas. Al contrario, en el mundo de hoy son las realidades vividas las que interpelan a las normas, pidiendo justificaciones y respuestas coherentes.

El progreso económico y tecnológico global de las últimas décadas ha ido acompañado de desviaciones y desequilibrios que han terminado por afectar a las personas mayores, tanto en los países desarrollados como en los pobres.

Desde un punto de vista social, cuando la competitividad y el consumo esconden un desprecio a la ética, se da paso a la cultura del desastre y de la desprotección, quedamos reducidos a la capacidad de producir o de consumir.

Por lo que es necesario e “imprescindible” que las personas mayores se eduquen en esta nueva realidad social en el siglo XXI. Cuando se trata de vincular aprendizaje y persona mayor se piensa que ésta es difícilmente educable y poco susceptible de adquirir nuevos conocimientos por el declive de la capacidad intelectual.

Pero esta creencia no tiene base neurológica sino social, siendo posible aprender a cualquier edad, si bien es cierto que las personas, con el paso del tiempo, van perdiendo cualidades, reflejos, agilidad, memoria y agu­deza sensorial. Hablar de educación "para y con" las personas mayores parece tener visos de irrealidad, ya que la expresión aprendizaje, nos induce a pensar en una actividad más propia de las primeras etapas de la vida.

Sin embargo, estamos pasan­do de la acción de formación genuina para una etapa de la vida, a la necesidad de aprendizaje como proceso vital a lo largo de la vida. Ante esta realidad, las actuales personas mayores nacieron y se educaron con otros valores y otras normas, ni mejo­res ni peores, sino diferentes. Incluían proyectos y realizaciones para un futuro que creían previsible. Pero los modelos tradicionales para envejecer ya no se adecúan y, si se los toma, dejan totalmente marginadas a las personas mayores.

El equipo que en este momento lidera CAUMAS, es consciente de la necesidad de este nuevo paradigma del siglo XXI, donde los mayores tendremos una responsabilidad en las decisiones que se tomen en el futuro, siendo imprescindible estar formados para poder responder a estos nuevos retos que la sociedad nos plantea. Los Programas de Mayores de nuestras universidades serán los nidos donde nacerá esta nueva generación que participará en las decisiones más importantes que se tomarán en este siglo. Nuestra formación, experiencia profesional y talento, mostrará la valía de esta nueva generación salida de los Programas Universitarios de Mayores.

La vida como proyecto permanente de aprendizaje

Escribe D. Enrique Pozón Lobato en el Libro Blanco de CAUMAS:

"No debemos olvidar que la vida es un proyecto permanente de aprendizaje. Enve­jecer no es otra cosa que cambiar, lo que requiere desplegar procesos de adaptación y desarrollo a nivel personal y social para mantener el equilibrio y asumir nuevos roles".

Albert Einstein:

"Nunca consideres el estudio como una obligación, sino como una oportunidad para penetrar en el bello y maravilloso mundo del saber".


Alejandro Otero Davila es Vicepresidente y Responsable de Comunicación de CAUMAS 

Fuentes para realizar este textoEl libro Blanco de CAUMAS.  Asignatura pendiente en el siglo XXI. M-2953-2018

Sobre el autor:

Alejandro Otero

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Alejandro Otero Davila es presidente de FEGAUS.

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