A escasas fechas del inicio de un nuevo proceso electoral son varios los problemas que inquietan a la ciudadanía: la recesión económica, el paro, la igualdad de género o las pensiones son elementos que deben centrar la polémica electoral, pero no nos ilusionemos antes de tiempo, ya que parece que una vez más será el llamado problema catalán, el que adquiera todo el protagonismo en la misma, concentrando todo el debate electoral. Catalunya se ha convertido en un rompecabezas político de complicada gestión y solución.
Esta España invertebrada, la construcción de la España de las Autonomías, aún inacabada, guiará una vez más el debate electoral, el resto de problemas, esos, de los cuales dependen las condiciones materiales de los ciudadanos, deberán esperar a tener otra oportunidad. Mientras tanto nuestro país continúa transitando a gran velocidad y sin remedio alguno por el terreno de la pobreza y la desigualdad, otra oportunidad fallida para resolver definitivamente los problemas de los más desfavorecidos, Una vez más cortinas de humo, que no dejan ver cómo crece la injustica social y las diferencias sociales abren brechas cada día más profundas.
Cortinas de humo, como las que utiliza la Generalitat de Catalunya, anteponiendo el debate sobre la independencia al desarrollo de soluciones políticas necesarias para resolver los problemas de la sociedad catalana.
IDESCAT, el Instituto D´estadística de Catalunya, ponía el dedo en la llaga en días pasados cuando advertía, en su último informe, sobre el crecimiento de la pobreza en esta autonomía, pasando del 20% en el 2017, al 21,3 en el 2018. Las mujeres son aún más pobres, creciendo la brecha con respecto a los hombres, la pobreza entre las primeras ha crecido un 3,4%, mientras que entre los hombres el decrecimiento ha sido de un -0,9%.
Pero son las personas mayores de 65 años quienes más sufren esta parálisis de gestión política pasando la pobreza de un 15,5% en el 2017 a un 19,2% en el 2018, es decir son 4 puntos más pobres, pero a otros no les va tan mal con la inacción de quienes gobiernan en Catalunya, ya que los más ricos quintuplican a las personas más pobres.
El umbral de pobreza se sitúa en 915€, es decir 10.981€ al año. Como dato decir que el alquiler medio en Barcelona se encuentra en el entorno de los 1.000€ al mes y el alquiler medio en la autonomía se acerca a los 700€ mensuales.
Sin duda, se debe debatir e incluso discrepar sobre la construcción de la España de las Autonomías, se puede debatir sobre el derecho de autodeterminación, pero esto no puede significar bajo ningún concepto una cortina de humo, con la que se quiere ocultar la realidad de un país, Catalunya, cada día más empobrecido y absolutamente paralizado en su capacidad de gestionar y administrar lo público, incapacitados sus órganos de gobierno para desarrollar políticas que luchen por la igualdad social y rompan la dinámica emprendida, la cual no lleva más que a continuar empobreciendo a la clase trabajadora y favoreciendo la desigualdad.
Anatolio Díez Merino, Secretario General UJP-UGT y miembro del Comité Asesor de 65Ymás.