La Navidad es una de las principales fiestas cristianas en conmemoración del nacimiento de Jesucristo. Su origen es difuso y con muchas teorías al respecto, una de ellas se remonta a las celebraciones de Saturno en el Imperio Romano y el deseo del Papa Julio I en el año 350 de mantener la fecha del 25 de diciembre, semana del solsticio, para que los romanos pudieran convertirse al cristianismo sin abandonar sus festividades, siendo el Papa Liberio en el año 354 quien establece ese día de forma oficial como el del nacimiento de Jesucristo.
Hoy en día otras religiones fustigan al cristianismo, incluso se plantean denunciar en los altos tribunales europeos la celebración de la Semana Santa y de la Navidad. Me gustaría que tuvieran el mismo valor para denunciar la intransigencia y dictadura político/religiosa en sus países de origen.
En cualquier caso, España, todavía, es mayoritariamente cristiana, y la educación histórica e idiosincrasia de los españoles, con sus virtudes y defectos, es cristiana.
En la Navidad hay una fecha más señalada, y es la Nochebuena. Juan Español es feliz con poco; dejadlo con su alegría de reunir alrededor de la cena de Nochebuena a toda su familia, a la antigua usanza, de esos que “vuelven a casa por Navidad” y a la vez que asoman los recuerdos por los que ya no están, la algarabía de las nuevas generaciones alumbra un futuro esperanzador. Él no quiere empuñar un fusil para luchar contra nadie, él no quiere hundir al patrono que le da de comer, él quiere pagar su hipoteca puntualmente, él quiere ir a trabajar todos los días y, al volver a casa, cansado, tener un remanso de paz a la vez que educa a sus hijos y envejece viéndolos crecer. Nada más, y nada menos. Que los que viven a cuenta de su trabajo, los que llegan a casa por la noche sin haberse cansado de trabajar, los maquiavelos, los mentirosos y los manipuladores, les dejen tranquilo, que solo se preocupen de que no falte el trabajo y la vivienda, del resto, ya se ocupa él, que es mayorcito y no tiene que recibir instrucciones de nadie.
Hoy he recibido la llamada de un amigo que me felicitó la Navidad por email hace unos días, y me pregunta: ¿Te pasa algo? ¿Estás malo? No, ¿por qué? Pues porque te felicité hace unos días y me extraña que no me hayas contestado. La verdad es que, entre miles de mensajes, se me había pasado. Pero es reconfortante que todavía se acuerden de uno los amigos, y más si no les debes nada.
Y mientras tu felicidad se desborda contemplando las distintas generaciones juntas en la misma mesa, hay ángeles humanos que velan por ti.
Pedro es Doctor en Neurocirugía; estudió en la Facultad de Medicina de Alcalá de Henares; joven, preparado, habla cinco idiomas, es el jefe de su especialidad en un muy importante hospital. Soltero. Hoy está de guardia.
Luisita es enfermera, tuvo que sacar muy buenas notas para poder estudiar la carrera, superando la nota de corte. Está casada, tienes dos hijos. Hoy está de guardia.
Jacinto es bombero; estuvo preparándose durante año y medio; ejercicio físico diario, importante estar en forma para poder solventar cualquier imprevisto de la profesión. Duerme con un ojo abierto, por lo que pueda pasar. Casado, sin hijos. Hoy está de guardia.
Florín es empleado de una gasolinera; es polaco, dice que técnico nuclear en su país de origen, se ha incardinado en la sociedad española, habla español, está casado y tiene un hijo nacido en España, a donde vino a ganarse la vida honradamente; es aceptado y querido por todos los que lo conocen. Hoy está de guardia.
Rafael es taxista; cumplida la cincuentena; alrededor de doce horas diarias al volante para que le quede un salario con el que poder vivir; divorciado, en su madurez ha tenido que abandonar el hasta entonces domicilio familiar sin que las leyes, de izquierdas, de derechas, o de medio pensionistas, contemplen ayudas o subvenciones para su caso al no ser inmigrante ilegal ni joven sin ganas de trabajar. Hoy está de guardia.
Josefina maneja un autobús; hace rutas regulares de larga distancia entre distintas ciudades españolas, en cuyo cometido tiene una antigüedad de diez años; divorciada y actualmente en pareja, un hijo del matrimonio y otro de su actual compañero. Hoy está conduciendo desde Madrid a Málaga.
Joaquín es conductor de tren, de mercancías, de esos que transitan por la noche para dejar expeditas las vías de día; a punto de jubilarse; está casado a la antigua usanza, tiene cuatro hijos y cinco nietos. Hoy está de guardia, haciendo el trayecto Bilbao-Madrid.
José Ramón es piloto de una compañía aérea; joven maduro, divorciado sin compromiso de ningún tipo, duerme cada día en un hotel de cualquier ciudad del mundo. Hoy viaja a Buenos Aires.
Pilar es militar, capitán del Ejército del Aire; soltera, con novio e intenciones de casarse a corto plazo. Es piloto de combate. Hoy está de guardia.
Esperanza es una señora mayor, supera los ochenta años, viuda, sin hijos; está ingresada en el hospital de la ciudad por una oclusión intestinal. Está sola, perdón, cuidada por todos aquellos que hoy están de guardia en el hospital, médicos, enfermeras, asistentes, celadores, vigilantes …
Robles es Guardia Civil; dicen que homosexual; vive con sus padres, una hermana y un perro; desea fervientemente estudiar para progresar en su trabajo y defender a su patria. Hoy está de guardia.
Charo y Julián son policías; ella es subinspectora, de la Academia de Ávila, es la jefe de la patrulla; soltera, con un hijo; él es agente de la escala básica, muchos años de servicio, casado, dos hijos; patrullan en un coche por el área que les han marcado. Hoy están de guardia.
Estos, y muchos más, son los guardianes de la Nochebuena, de la Navidad, de todos los días. Gracias, mil gracias a todos ellos. Su desvelo es nuestra seguridad, nuestro estado del bienestar. Levanto mi copa de cava a su salud y honor.
A ellos, y a todos ustedes, mis más sinceros deseos de paz y felicidad en estas fiestas navideñas, y siempre.