

No existía para la sociedad
Antonio CamposFoto: Europa Press
Viernes 6 de agosto de 2021
1 minuto

Foto: Europa Press
Viernes 6 de agosto de 2021
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Ocurrió en Reus, provincia de Tarragona, pero podía haber sido en cualquier otro lugar. Una mujer octogenaria murió en un incendio de su casa provocado por una vela con la que se iluminaba, ya que tenía cortada la luz eléctrica desde hacía dos meses, por impago. Esta señora sí que era pobre de solemnidad, demandada judicialmente de desahucio por impago del alquiler, no podía pagar el agua ni la luz.
Pero ni se sublevaba ni protestaba. No era joven sin ganas de trabajar, ni inmigrante ilegal, ni okupa, ni se manifestaba tirando adoquines a la policía, ni había estado en la cárcel, ni apoyaba el independentismo, ni sabía de leyes más que los abogados como ocurre en este país con todos aquellos que transgreden la ley. Lo que es lo mismo, no existía para la sociedad.
Subvencionamos a facinerosos de todo tipo y de todas partes, vagos, insolidarios con quienes pagan impuestos, que se aprovechan de la idea imperante de igualdad entre desiguales, que reclaman una serie de derechos sin contraprestación de obligación alguna, y nos olvidamos de quienes han vivido para que nosotros tengamos el estado de bienestar que ellos no tuvieron, o no pudieron conseguir.
Deberíamos reconsiderar nuestro concepto de democracia que, al igual que la caridad, empieza por uno mismo.