Antonio Campos
Opinión

Nochevieja

Antonio Campos

Foto: Bigstock

Viernes 31 de diciembre de 2021

3 minutos

Nochevieja. Foto: Bigstock

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Viernes 31 de diciembre de 2021

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Hoy es el último día del año, en el que la mente junta lo realmente vivido, tratando de recordar alegrías y obviando las tristezas, y la esperanza de buenos deseos personales y generales que, cumplido el ciclo tal día como hoy del próximo año, la mayoría de las veces no alcanzan el objetivo previsto. Así es la vida, sueños y realidades, tristezas y alegrías, transitar de la mejor forma posible, cuidando hacer el bien o al menos hacer el menor daño posible.

Cada año, el día uno de enero prendemos una vela, un cirio que permanece encendido hasta el treinta y uno de diciembre de ese mismo año, que acaba por consumirse y apagarse sin que nos demos cuenta, porque los efluvios de Nochevieja enmascaran el fin de la cera que ha ido gastándose con el paso del tiempo.

Estos son días navideños, todo el mundo parece bueno, que no ha roto un plato en su vida, que quiere al prójimo como así mismo, que es solidario, humanitario y comparte alegría con cualquiera que se cruce con él en la calle.

Pero la realidad es que ha muerto un año, con sus alegrías y sus tristezas, con sus problemas y sus soluciones, con aquellos que han nacido a la vida y aquellos otros que la han abandonado, con los que tiene mucho y con los que tienen poco, con las ilusiones de lo que está por venir y las desilusiones de lo que ya ha venido.

A medida que pasan los años, se agolpan los recuerdos, pensamos más en el pasado que en el futuro. Pero yo no estoy dispuesto a quedarme en lo que fui, a regalar nada a nadie. Nada ni a nadie debo. Y pase lo que sea en el mañana, mi hálito será siempre de esperanza, de un futuro que es el día a día del ya devenir diario, de mantener mi esfuerzo profesional, familiar y personal de tantos años, la libertad individual y la libertad económica, por irrenunciables.

La naturaleza es sabia y enero es mes de podar las flores para que vuelvan a retoñar con más fuerza e inunden de colores y fragancias, renacer a la vida, un nuevo ciclo vital al que los humanos estamos vetados. Podar los árboles para que crezcan más sanos, fuertes y robustos, a la vez que nos dejen ver el bosque con cierta claridad.

De la misma forma tenemos que abrazar el futuro como presente continuo y degustar la flor de la vida a cada instante, y poner en práctica la trova de Malinowski que, de ciudad en ciudad, va sembrando versos:

Ahora es el momento

de hacer lo que más quieres.

No esperes al lunes, ni esperes a mañana,

que no aumente ante ti la caravana

de sueños pisoteados, ya no esperes.

 

No reprimas por miedo o cobardía,

no postergues la vida con más muerte,

y no esperes más nada de la suerte

que no hay más que tu tesón y tu energía.

 

Si tu sueño es hermoso dale forma

como esculpe el arroyo la ribera;

como el viento que vive y se transforma.

 

Y para que todo resulte a tu manera,

redacta para ti mismo tu norma

y convierte tu otoño en primavera.

San Silvestre, coge el año y vete. Levanto mi copa de cava para desearles todo lo mejor en el nuevo año, a mis amigos y a mis enemigos. No se les olvide encender su vela el día de Año Nuevo, y espero volverles a ver por estas páginas y agotar hasta la última pavesa del próximo año.

Sobre el autor:

Antonio Campos

Antonio Campos

Antonio Campos nació en Ciudad Real, en la España del queso amarillo y la leche en polvo de los americanos. Licenciado en Económicas, Diplomado en Humanidades, PDG por el IESE. 

Ha trabajado durante muchos años en un importante grupo multinacional del sector financiero, al que reconoce estar agradecido por haberle dado la oportunidad de desarrollarse profesional, académica, personal y humanamente. 

Conseguida cierta estabilidad profesional y dineraria, volvió a su verdadera pasión de juventud, escribir; desde entonces, han sido cuatro libros y unos dos mil artículos de opinión, económica y política, publicados en diferentes medios de comunicación, pretendiendo conjugar la libertad individual o personal (el progresismo) con la libertad económica (el conservadurismo), elogiando las ideas y no las ideologías.

Y lo hace, dice, pretendidamente independiente, ideológica y socialmente, con la libertad de quien tiene libre el tiempo, el pensamiento y la palabra.

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