Portoalegre del hamaquero, Puerto Escondido, Colombia.
¿El momento que esta foto muestra es un amanecer o un atardecer, se trata de un nacimiento o de un ocaso?
Nuestra vida de adultos mayores se asocia fácilmente al ocaso, al final de un período de vida y a las pérdidas de todo tipo que ello pueda implicar. De ahí que se lo viva como una etapa más cercana a la tragedia y al sufrimiento, fuertemente ligada a la enfermedad y la decrepitud en la medida en que los años sean muchos.
Sin embargo, el vigor espiritual, una intensa consciencia de finitud, unida a esa convicción de que algo importante está terminando, nos puede llevar al inicio de un enfoque diferente, a una comprensión nueva e inédita de nuestra existencia, en la que el tiempo no es vivido como duración, sino como creación.
No es el tiempo cronológico lo central ya. Se trata de un tiempo vivencial, creativo, en el que un instante puede cargarse de sentido, no necesariamente para enfatizar la desdicha sino, por el contrario, para descubrir lo promisorio como nunca antes habíamos vislumbrado. Se trata entonces de una experiencia más unida a lo naciente y luminoso que al final y a la desgracia.
Sobre el autor:
Carmen de Grado
Carmen de Grado es Licenciada en Psicología, Máster en Psicogerontología, ex docente en la Universidad Maimónides de Buenos Aires (Argentina) y actualmente en el Instituto Iberoamericano de Ciencias del Envejecimiento (INICIEN).