La gran lección del caso griego en las pensiones
Foto: EUROPA PRESS
Sábado 27 de noviembre de 2021
6 minutos
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Entre 2000 y 2010 el gasto en pensiones sobre el PIB en Grecia pasó del 11% a casi el 15%. En 2015, se situaba en el 17,57% del PIB. Entre 2010, año de la firma del Memorandum of Understanding que desencadenó la intervención de la UE al país Heleno, y 2015, el PIB en volumen cayó casi un 19%.
Antes de las reformas de las pensiones del periodo 2010-2012, forzadas por la intervención, las pensiones griegas de jubilación eran unas de las más generosas del mundo, medidas tanto por el retorno implícito que proporcionaban sobre las cotizaciones realizadas como por la Tasa de Sustitución de la primera pensión sobre el último salario. Todavía, en 2013, la tasa de sustitución griega era la más elevada de la Eurozona, alcanzando un 81% cuando en aquella era algo inferior al 50%. En 2017, tras una nueva serie de reformas obligadas por los términos del rescate, y porque las anteriores no estaban bien concebidas ni bien implementadas, la Tasa de Sustitución había descendido al 70%.
Antes de 2010, las pensiones griegas se gestionaban en docenas de Cajas Públicas de Jubilación, por colectivos profesionales, de reparto y prestación definida. Las pensiones, en general, se calculaban con los cinco mejores años de los últimos diez años cotizados. La jubilación anticipada estaba generalizada, las carreras de cotización eran reducidas y las penalizaciones por jubilación anticipada muy livianas. El valor presente descontado de las pensiones griegas era, en aquél entonces, cuatro veces mayor que el valor presente descontado de las cotizaciones pagadas por el trabajador representativo y su empleador.
Por fin, en 2010, el déficit propio del sistema ascendía al 7,3% del PIB, constituyendo las pensiones el ítem más importante en el conjunto del déficit público, cercano al 11%. La Agencia Actuarial Helena había estimado que el gasto en pensiones en porcentaje del PIB se duplicaría a cerca del 30% en 2050. Grecia estaba sentada sobre un volcán de deuda alimentado por un sistema delirante de reconocimiento de pensiones de imposible racionalización en el plano doméstico sin una decisiva intervención exterior. En ese mismo año, Grecia solicitó el rescate económico y financiero a la Troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) mediante el correspondiente Memorandum of Understanding.
La reforma de 2010 fue muy ambiciosa, endureciendo las condiciones de elegibilidad al tiempo que reducía el coste de las nuevas pensiones, pero muchas de sus medidas no se aplicaron. En 2011-2013 se llevaron a cabo nuevas reformas que elevaron la edad de jubilación, congelaron las pensiones hasta 2016, recortaron las pensiones más elevadas y eliminaron las dos pagas extra. El Consejo de Estado declaró inconstitucional la eliminación de las pagas extra y hasta hoy el tema sigue coleando. En 2015-2016 se adoptaron otra serie de medidas para racionalizar y armonizar la gran diversidad de esquemas públicos todavía existentes y consolidar los avances de las reformas anteriores.
A raíz de estas reformas, Grecia pasó a tener una serie de características muy avanzadas en su sistema de pensiones, tales como: (i) edad legal de jubilación en 67 años y (ii) vinculación de esta con la Esperanza de Vida, (iii) consideración de toda la vida laboral en el periodo de cómputo para el cálculo de la pensión y (iv) la introducción de cuentas nocionales en el sistema suplementario público. En 2017, por fin, una nueva reforma pretendía, por enésima vez, consolidar los avances de las anteriores y extender las condiciones establecidas para nuevos pensionistas a los existentes. En la víspera de su entrada en vigor, el 1 de enero de 2019, el Consejo de Estado la suspendió.
La reforma de 2016 creó el esquema EFKA, con pensiones básicas y contributivas ajustadas a la realidad económica y productiva
En 2020 el gobierno volvió a reformular algunas de las medidas suspendidas, tratando de cumplir, sin embargo, con las normas dictadas por el Consejo de Estado. Esta reforma redujo y estabilizó considerablemente el elevado riesgo legal de la década precedente en el que se habían desenvuelto los esfuerzos para estabilizar al sistema y al país. Grecia es un buen ejemplo de cómo un sistema de pensiones desbocado puede hundir a un país… y, su control, devolverlo a la normalidad.
En agosto pasado, el Parlamento griego aprobó la última de las reformas adoptadas por Grecia. En esta ocasión, se trata de redondear el trabajo de las reformas inmediatamente anteriores consolidando definitivamente el sistema de los tres pilares con nuevas intervenciones en el segmento ocupacional.
La armonización y unificación de los esquemas públicos de reparto es ya una realidad en Grecia desde la reforma de 2016, con la creación del esquema EFKA (Fondo Unificado de la Seguridad Social), que incluye pensiones básicas y contributivas de Seguridad Social sensiblemente ajustadas a la realidad económica y productiva del país. El sistema público se complementaba hasta ahora con un esquema de pensiones suplementarias de empleo de reparto, si bien, como se ha comentado, con una fórmula de aportación definida para el cálculo de la pensión (cuentas nocionales).
La reforma de 2021
La reforma de 2021 persigue que los esquemas suplementarios públicos pasen, de manera unificada también, del reparto a la capitalización plena para todos los nuevos entrantes al mismo y hacerlo opcional para los trabajadores de menos de 35 años que lo deseen. Los costes de esta operación correrán a cargo del Estado, confiándose en que aquellos se verán atemperados por el crecimiento potencial inducido por el ahorro previsional a largo plazo generado por el nuevo fondo, denominado TEKA (Fondo Auxiliar de Capitales Asegurados).
De esta forma, Grecia cierra un intensísimo ciclo de reforma de la intervención pública en la Previsión Social, del que sale fortalecida con un Pilar I de reparto estabilizado y más justo y un plan unificado público de Pilar II de capitalización estricta que conservará las características de un sistema de Cuentas Nocionales durante un tiempo todavía.
La gran lección del caso griego de las pensiones es que el sistema existente antes de 2010 lo acabaron destruyendo sus entusiastas a base de extraerle a la fuerza el poco jugo que podía dar de sí. Una inconcebible alianza de políticos irresponsables y grandes grupos sociales y profesionales de interés extractivo que desconsideraron por completo el interés general contribuyendo así al colapso productivo de la economía que se ocultaba tras la fachada del progreso inflacionario de la primera década del siglo presente.
Tras una serie de leyes de reforma y varias docenas de medidas de ajuste, cada una de las cuales ha supuesto un recorte de los excesos existentes antes de la intervención, las pensiones en Grecia son hoy más sostenibles y equitativas, además de razonablemente suficientes. Grecia ha hecho los deberes y ha modernizado su sistema de pensiones más allá de lo que muchos países de la UE parecen dispuestos a hacer hoy. No podía hacer otra cosa.
Esta tribuna se publicó en el blog de LoRIS
** José Antonio Herce (@_Herce) es economista, experto en longevidad, pensiones y seguros. Socio fundador de LoRIS (Longevity & Retirement Income Solutions)
***José Antonio Puertas es actuario de seguros, miembro del Instituto de Actuarios Españoles, Master en Mercados Financieros y socio fundador de LoRIS