"La desinfección de nuestra residencia es de traca"

Sigo en modo sobresalto. Lo último que me he enterado es que en mi residencia utilizan toallas empapadas en lejía como alfombras desinfectantes. El resultado es que acaban negras y todo el suelo termina lleno de huellas de ese mismo color. Es lo que tiene apostar por remedios baratos para la seguridad y la salud. 

Luego, supongo que esas mismas toallas van a la lavandería junto a toda la ropa y se usan para el aseo, ¿o no?  En mi residencia, nunca se sabe. Pero me da que sí.

Somos la precariedad personificada. Por ejemplo, el microondas de nuestra planta lleva roto tres meses y funciona a trancas y barrancas. Lo peor, tampoco nos dejan que compremos uno nuevo los propios residentes. ¿No es nuestra casa? Parece que no, que no hay derecho a hacerse un té o un café.

Además, la cafetería está para personal y no para residentes. Y eso que ellos tienen un espacio habilitado con nevera y microondas, pero no lo usan porque sus tuppers desaparecen por arte de magia, según me cuentan. La verdad, siempre he tenido la sensación de que la residencia es para uso y disfrute de los trabajadores y no nuestro.

Más aún cuando ahora estamos secuestrados en las habitaciones. Están en su salsa. Pero recuerdo, son los trabajadores los que traen involuntariamente el COVID-19 y los que nos tienen que proteger. Así que no estaría mal protegerles a ellos también con buenos EPIs.