"Tres meses después, se siguen reutilizando los EPIs de usar y tirar"
Beatriz CanoLunes 1 de junio de 2020
3 minutos
Lunes 1 de junio de 2020
3 minutos
En Usera seguimos con un régimen carcelario, donde la única ley que impera es la de la dirección. Era algo que venía de lejos, pero con el COVID-19 se ha puesto al descubierto en toda su magnitud.
Mientras, me comentan, son ya cerca de treinta los trabajadores de baja y hay aún doce residentes contagiados en la tercera planta, tres meses después del inicio de la pandemia. Además, el personal que asiste la planta de los infectados recorre asimismo el resto del centro, con el riesgo que eso supone.
Así, utilizan el montacargas de la cocina para trasladarse de un sitio a otro. Y lo hacen todos, incluidos los de la limpieza y los responsables de la residencia.
Otra cosa surrealista es que, repito, tras tres meses de pandemia, los empleados siguen reutilizando los EPI que son de "usar y tirar". Y, parece, no se enfrentan a la dirección -que les obliga a realizar estas prácticas- por miedo a ser despedidos.
El problema, es que no sólo están asumiendo un riesgo para ellos y sus familias, sino que pueden expandir de nuevo el virus por toda la residencia. No quiero ni pensar en lo que supondría un nuevo brote. Sería dramático.
Para terminar, os cuento una anécdota del fin de semana. El otro día, estaba hablando en el comedor con diez residentes. De repente, llegó el fisio, que venía -supongo- de parte de la dirección, y empezó a decir que yo estaba "alterando" el correcto funcionamiento del comedor. "Estás dando un mitin a tus compañeros", comentó.
Y todo esto, me lo dijo a menos de 2 metros de mí, algo que le reproché. Supongo que pensaría que acercándose más, lograría intimidarme, no sé. Lo único bueno, es que todo está grabado por las cámaras de videovigilancia.
Luego, trató de ganarse el favor de los residentes para que se pusiesen en mi contra. Craso error, no lo consiguió. Por cierto, ya he puesto la cuestión en conocimiento de la administración.